Este diario decidió publicar hoy una de esas historias que rompen con la desgracia que se está viviendo estos días con el coronavirus y da esperanza de que la vida sigue, a pesar de todo. Una historia positiva en medio de tantas trágicas noticias que los medios de comunicación también estamos en la obligación de contar, aunque no nos gustaría darlas. Ese rayo de esperanza nos lo da a todos hoy la preciosa historia de amor de Magali y Miguel Ángel, una pareja residente en Almoradí que tras 18 años juntos se daba el "sí quiero" en el Ayuntamiento de Almoradí el pasado sábado, en pleno estado de alarma, guardando todas las medidas de seguridad que estos momentos requieren. Sin embargo, hay algunos (los menos, afortunadamente), que han querido amargar esa preciosa historia que nos da a todos esperanza. Son los de siempre, los que se ocultan en el anonimato de las redes sociales para meterse con los demás y entrar en descalificaciones que lo único que hacen es calificarlos a ellos.

No son unos irresponsables, como alguno escribía en Facebook, sin haber leído, ni siquiera, el texto que acompaña la noticia, donde se explica que fueron de casa al Ayuntamiento y de allí a confinarse. Una decisión, la de mantener la fecha de su boda civil, que se lo pensaron mucho, muchísimo y que incluso, como dice Magali en el artículo, tenían cargo de conciencia por si estaban haciendo algo mal. Y no, no estaban haciendo algo malo, ni se saltaban el confinamiento, ni otras barbaridades que se han podido leer en algunos comentarios de personas que no saben respetar a los demás. ¿Acaso la gente no sigue saliendo a comprar, o a trabajar? ¿Saben los que escriben esos comentarios las circunstancias personales de esta pareja? ¿Cuando escriben se han parado a pensar si el único sustento que entra en su casa es el de él porque ella está desempleada? Preguntas que se quedan sin respuesta, aunque es fácil adivinarla. ¿Se ha prohibido casarse? A esta última pregunta la respuesta es sencilla: no. Y no, porque las nupcias se consideran un derecho que no se puede prohibir por muchas circunstancias, ya que, como es el caso, se pueden necesitar los papeles de matrimonio para muchos trámites, o para dar una seguridad legal a la pareja y a los hijos, como los mellizos que Magali y Miguel Ángel tienen.

Magali soñaba con una boda ibicenca en la playa con sus hijos, su familia y sus amigos, y ha tenido que conformarse con una ceremonia civil en el Ayuntamiento con los dos testigos, la alcaldesa de Almoradí, María Gómez (que estuvo a la altura de las circunstancias), y la Secretaria del consistorio. Ni siquiera sus hijos pudieron acudir por el protocolo marcado. Es triste, verdad, que ni tus hijos puedan ir a tu boda, lo que demuestra la necesidad que tenía la pareja. Y aunque no la tuviera, que cada uno es libre de hacer lo que le está permitido. Su amiga Raquel, la testigo, le quiso hacer más feliz ese día, a pesar de las circunstancias, poniéndole un velo que complementaba a las mascarillas y guantes con las que tuvieron que casarse. Nadie les va a quitar ese momento.

Las fechas para pedir matrimonio no son de la noche a la mañana, tardan meses y muchos de los que se casan necesitan tener esos papeles que otorgan muchos derechos. No es un capricho. Ya les hubiera gustado a Magali y Miguel Ángel que las circunstancias fueran otras, pero son las que les han tocado. Y, a pesar de todo, fue su día más especial; las emociones, como en cualquier boda, estaban a flor de piel, y el "sí quiero" fue un momento mágico para la novia, según ella misma explicaba. Porque nada ni nadie puede estropear una bonita historia que da esperanza de que la vida sigue y de que todo va a salir bien. Y las redes no pueden convertirse en el arma del siglo XXI para hacer daño a los demás. Y menos, sin motivo. ¡Qué vivan los novios!