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El precio del pescado azul se multiplica en la lonja al acogerse la flota de cerco a los ERTE

Solo un puñado de embarcaciones en la provincia evita presentar un expediente laboral por el Covid-19, lo que ha disparado la demanda

El precio del pescado azul se multiplica en la lonja al acogerse la flota de cerco a los ERTE

El precio del pescado azul se multiplica en la lonja al acogerse la flota de cerco a los ERTE

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El precio del pescado azul se multiplica en la lonja al acogerse la flota de cerco a los ERTE D. Pamies

En la subasta de la Cofradía de Torrevieja, una de las principales de pescado azul de la Comunidad Valenciana, hay a primera hora de la mañana durante las últimas jornadas más compradores de pescado que cajas de producto desembarcadas.

No es habitual esta proporción, pero la ley de la oferta y la demanda se impone y lo que normalmente se paga a menos de 8 euros -una caja de boquerón, unos diez kilos- ayer viernes superaba los 20. Lo mismo ocurría con las sardinas, de ordinario más modestas (5 o 6 euros), que alcanzaron un precio de 30 euros en la subasta a la baja. Precios de excepción.

Y eso en la primera venta, en su recorrido posterior a través de mayoristas y al consumidor al detalle la cifra será todavía superior. Como media solo dos barcos de cerco mantienen la actividad de captura de pescado azul en el puerto de Torrevieja en de abril.

Ayer faenaron uno con tripulación y armador de Mazarrón (Murcia), y el torrevejense «Victoria y Pedro». Aunque se trata de una actividad esencial del sector primario y autorizada desde el minuto uno del estado de alarma, la mayor parte de la flota alicantina se acogió al ERTE cuando solo pasaba poco más de una semana de confinamiento.

Cada embarcación de la flota es una pequeña empresa. La normativa de seguridad y obligado distanciamiento es difícil de mantener en barcos con 11 tripulantes, con trabajo físico y en equipo durante una larga jornada en el mar, para poco más de 17 metros de eslora. Consideran que el ERTE es la vía más sostenible para quienes viven del sector pesquero: la retribución de los pescadores depende casi exclusivamente del volumen de capturas y de un precio que impone el mercado, no de quién lo desembarca en el puerto. Y ambos factores, capturas y precios, son muy aleatorios.

Mayoristas

Aunque los grandes mayoristas y cadenas de supermercados siguen comprando, el cierre de los establecimientos de restauración y de muchas pequeñas pescaderías ha hundido la demanda en la lonja. Pero a una demanda débil se suma una oferta reducida al mínimo con lo que, de manera excepcional, quienes se arriesgan a faenar a veces obtienen su recompensa.

Ayer en torno a una decena de camiones esperaban la subasta en la popular lonja de Torrevieja. Sobre las ocho y media, llegaron esas dos únicas embarcaciones rodeadas de una nube de gaviotas hambrientas. El habitual ajetreo de la lonja se resolvió en apenas unos minutos. Todo el pescado estaba vendido casi antes de empezar.

Los trabajadores han incorporado las mascarillas y las pantallas protectoras de visera a su ropa de faena diaria. Cada visera con su nombre de pila correspondiente. Pero la crisis del Covid-19 ha dejado al mínimo la actividad en una lonja de pescado con una facturación anual millonaria.

En el ejercicio de 2019 la Cofradía de Pescadores de Torrevieja facturó 3.434.880 euros, y en la última década ha superado los seis millones en varios ejercicios. Y eso pese a que algunos daban por liquidada a la lonja con la hiperespecialización turística del municipio. Resucitó reconvertida en base para la flota de cerco murciana, que encuentra en Alicante mejores precios, más demanda y un puerto con tasas y servicios asequibles.

El puerto pesquero de Torrevieja es uno de los más importantes de la Comunidad, especializado en la venta de boquerón, la especie de pescado azul más apreciada. En 2019 desembarcó 565 toneladas de esa especie, con un reflejo en la facturación de 1,3 millones de euros.

Estas cifras bajarán de forma sustancial en el balance del ejercicio de este año. Las dificultades no terminan sin embargo con el estado de alarma. A la crisis sanitaria se ha sumado en toda la provincia unas condiciones meteorológicas que han obligado a amarrar la flota más de un día por el fuerte temporal de levante. Por esto y por lo demás no hay muchas ganas de cháchara. Los pescadores de Murcia se hacen además varias horas de carretera.

La subasta se ha resuelto en tiempo récord este viernes y los patrones de los barcos se apresuran a llenar la bodega de hielo. En el «Victoria y Pedro» una pequeña pancarta cuelga de la proa. Un arcoiris en una nueva jornada plomiza anuncia: «Juntos Podemos. Nosotros Somos Necesarios. Trabajamos Por y Para Ti».

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