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Los salineros denuncian que la empresa usa el ERTE como antesala de despidos

El comité cree que el expediente de regulación por un año para 29 trabajadores no está justificado

Imagen de la zona de los remolcadores que transportan la sal extraída de la laguna. tony sevilla

El comité de empresa de las salinas de Torrevieja anunció ayer que va a denunciar ante la administración laboral el Expediente de Regulación de Empleo (ERTE) al que la empresa ha decidido someter a los 29 de sus trabajadores en las tareas de extracción de sal en la laguna rosa, vigente desde el 15 de agosto y que la mercantil pretende prolongar durante un año. Manolo Serna, presidente del comité, aseguró ayer en rueda de prensa junto a los representantes de los trabajadores de esta industria tradicional y secular de Torrevieja, que no hay motivos objetivos para que la Nueva Compañía Arrendataria de las Salinas (NCAST), perteneciente al grupo Salins Ibérica, adopte este medida. El comité teme que sea el primer paso de la empresa para optar por la temporalidad de este equipo especializado en la extracción e incluso su despido parcial.

Las mismas fuentes indicaron que la firma ha rechazado hasta tres alternativas planteadas por los trabajadores antes de optar por el ERTE sin que fueran escuchadas. La plantilla entiende que las condiciones meteorológicas han retrasado el inicio de la cosecha de sal. La aportación de agua dulce sobre la laguna ha sido enorme desde abril de 2019, con episodios torrenciales de más de 200 litros por metro cuadrado, la DANA de septiembre y la borrasca Gloria, en una secuencia de ciclo lluvioso inédita iniciada como ciclo húmedo incluso antes, en diciembre de 2016. Algo que ha retrasado la saturación del agua con salmueras: son necesarios en torno a 300 gramos por litro de agua para que la sal cristalice y se precipite en el lecho de lámina de agua. Sin embargo, el comité sí cree que pese a ese retraso, el cuaje de la sal, que debería haberse producido entre julio y agosto, sí será una realidad a mediados de septiembre y finalmente podrá comenzar la cosecha. «Hay que ver el grosor y la calidad de la sal, pero nuestra experiencia nos indica que hay sal para iniciar la campaña», indicaron las mismas fuentes en una rueda de prensa realizada en el local del Grupo de Empresa de las Salinas.

El comité dijo que la situación actual también es responsabilidad de la empresa que no ha adoptado medidas previstas en su acuerdo de arrendamiento con Patrimonio del Estado, que es la propietaria de las lagunas y sus orillas. Según los representantes de la plantilla -la salinera emplea a unos 80 trabajadores y otros 30 trabajadores de empresas subcontratadas- en el último acuerdo de prórroga de la concesión negociado entre Salins y Patrimonio la empresa se comprometía a ejecutar un cinturón de protección -una zanja en torno a todo el perímetro de la laguna - para evitar la intrusión de aguas pluviales. Los trabajadores remarcaron que a los episodios de lluvias cada vez más torrenciales, hay que añadir que el agua de lluvia penetra con más facilidad y rapidez en la laguna porque el Ayuntamiento ha concentrado la evacuación de las aguas pluviales de amplias zonas residenciales en el sureste de la laguna y no en el mar.

Las mismas fuentes consideran un error el cambio tecnológico que renovó las embarcaciones que se emplean para transportar los «trenes» de barcazas cargadas de sal desde la plataforma de extracción, la «volvedora», llevado a cabo en 2015 y que requiere elevar el nivel de las aguas en torno a treinta centímetros porque estos remolcadores necesitan ese calado extra para no encallar - la laguna apenas cuenta con metro y medio de profundidad en toda su extensión de 1.400 hectáreas-. Volumen de agua extra que también retrasa el cuaje de la sal. El comité también cuestiona que la empresa no haya solicitado permiso para reducir los hectómetros de agua de lluvia evacuándolos al mar -algo que por otra parte, requiere de una autorización ambiental compleja de obtener porque las salmueras pueden dañar la pradera de posidonia protegida situada en las costas de Torrevieja-.

Serna indicó también que la plantilla teme que la empresa, que ayer no se pronunció sobre esta rueda de prensa, haya puesto sobre la mesa el ERTE y la justificación de que no hay trabajo en la extracción por motivos «estratégicos». Salins es un grupo con numerosas salinas en Europa y el norte de África. Torrevieja ha recibido en los últimos meses 80.000 toneladas de sal procedentes de Italia y, sobre todo de Túnez. Serna sugirió que esta operación podría resultar más económica que la extracción en Torrevieja. La NCAST aporta un canon fijo al Estado pero también variable por cada tonelada que extrae de la laguna. «Nos preguntamos si los clientes tradicionales de las salinas saben el origen de la sal que están comprando». El comité lamentó también que Salins haya desmantelado en los últimos años toda la capacidad de elaboración de productos con valor añadido.

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