Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Consell alerta del alto nivel de nitratos agrícolas en la desembocadura del Segura

La Generalitat propone a la CHS que el control de vertidos de abonos se contemple en la revisión del Plan de Cuenca que se está elaborando - El aumento de los niveles de clorofila es el que ha generado un grave problema ambiental en el Mar Menor

Imagen aérea de la aportación de sedimentos con el agua de avenida en la desembocadura de los cauces viejo y nuevo del Segura, en la riada de septiembre de 2019.

La masa de agua de la bahía conformada entre el cabo de Santa Pola y Guardamar del Segura comienza a dar síntomas de presentar un elevado nivel de clorofila derivado del vertido de nitratos procedente del Segura, azarbes de riego y filtraciones de acuíferos. Algo que preocupa en la administración autonómica porque se trata de una contaminación por uso de abonos en la agricultura intensiva que ha provocado un enorme impacto ambiental en el vecino Mar Menor -no está nada claro que la laguna pueda recuperarse en mucho tiempo-. No es, ni de lejos, una situación ambiental comparable a la que se vive en las aguas del litoral del sur de la provincia -en torno la desembocadura se mantienen amplias superficies marinas de pradera de Posidonia protegida-.

Pero sí lo es el proceso inicial que se produjo en el litoral murciano -que ha llegado al actual nivel de degradación por las especiales características físicas del Mar Menor-. Vigilar ese fenómeno es una de las peticiones de carácter ambiental que la Generalitat ha reclamado que se incorpore en la revisión del Plan Hidrológico de Cuenca del Segura 2021-2027.

La dirección general del Agua planteó este problema en la reunión telemática celebrada por la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) para tratar los «temas importantes» de la revisión que afectan al Bajo Segura. La Generalitat advierte que parece «muy probable» que en el origen del exceso de clorofila que tiene la bahía estén las corrientes litorales y el hecho de que exista «una conexión de azarbes de la Vega con las lagunas litorales situadas en Santa Pola-Elche, y que estas tengan concentraciones de nitratos altas, unido al elevado flujo subsuperficial de aguas de la Vega» que llegan al mar. A pequeña escala es el mismo exceso de clorofila es el que asfixia el medio submarino en el Mar Menor-.

Según este documento «muy probablemente todo el Bajo Vinalopó y Campo de Elche, en el límite norte de la demarcación del Segura, y los flujos subsuperficiales de agua de drenaje de riego, aporten importantes cantidades de nitratos al mar, que sumados al Segura, estén modificando esa masa de agua costera». La propuesta de la Generalitat en el nuevo Plan del Segura es clara. Realizar los estudios «necesarios» para identificar de «manera precisa» el origen de los nitratos y coordinar las medidas necesarias entre las confederaciones del Segura y del Júcar -a la que pertenece buena parte del ámbito afectado-, e «implementar medidas complementarias a las (ya) previstas en los programas para el control de los nitratos».

Los representantes de la Generalitat añaden en ese escrito aportado a este foro de participación que «el exceso de nitratos en las aguas es un problema general del Estado, y de la mayor parte de los países de la Unión Europea». Y recuerdan que «se ha iniciado un procedimiento sancionador a España por parte de la Unión Europea, por incumplimiento de la directiva de Nitratos». En la Vega Baja, advierten desde la dirección general del Agua «este problema es más acuciante, ya que las aguas que llegan hasta la comarca proceden, en buena medida, de retornos de riegos y, en muchos casos, incluso tras varios usos». Por lo que propone que el «nuevo plan hidrológico sea más exigente respecto al control del uso de fertilizantes y fitosanitarios en todas las demarcaciones de la cuenca y se impulse de forma decidida una agricultura de precisión que, por otra parte, beneficiaría a los propios agricultores por el ahorro en agua y abonos». Solicita también «incrementar la labor divulgativa y de asesoramiento a los regantes». La Generalitat ha ido ampliando en los últimos años el control del uso de abonos en la Vega Baja en función del riesgo de contaminación.

Acuíferos sobreexplotados

El director general del Agua, Manuel Aldeguer, recuerda, por otra parte, que el pasado 22 de septiembre la Confederación del Júcar declaró en riesgo «mal estado cuantitativo varias masas de agua». Varias de ellas son acuíferos compartidos con la demarcación del Segura, que ya fueron declarados por la CHS en «riesgo de mal estado cuantitativo», en años anteriores.

Esta declaración de riesgo, a juicio de la administración autonómica, debe «ir acompañada de los planes de actuación y las medidas de sustitución de recursos que se van a aplicar en estas masas, que deberán tramitarse junto con las comunidades de usuarios de acuíferos sobreexplotados» en ambas cuencas, y supondrán un «claro beneficio para el acuífero afectado en su conjunto, y no solo a la parte situada en el ámbito de la demarcación del Júcar o Segura.

La colaboración entre ambas confederaciones «es exigible» por lo que se piden medidas para garantizar una protección de estas masas «compartidas», coordinándolas con la demarcación del Júcar, par «evitar a toda costa que la recuperación de niveles piezométricos en los acuíferos no sean malgastados por un aprovechamiento indebido en el ámbito del Segura».

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats