Seguramente, la tarima flotante tan confortable de su salón o el salpicadero de su coche contengan un elemento que nunca se hubiera podido imaginar: el cáñamo. Su cultivo está extendido en varios países europeos y al otro lado del «charco», en Canadá, que han sabido adaptarse a los nuevos usos de esta planta, más allá de la industria de redes y cuerdas que hicieron famosa a la Vega Baja, y en concreto a Callosa de Segura, hasta finales de los años 60, cuando dejó de cultivarse, una vez aparecieron las fibras sintéticas. Desde entonces, la variedad autóctona de la zona se creía casi desaparecida. Hasta ahora. Las últimas semillas del cáñamo autóctono de la Vega Baja han estado guardadas más de 40 años en Tarragona.

Un empresario de semillas, José Castell, compró en 1973, a un agricultor de Callosa, las semillas de la última cosecha que se plantó en la comarca. Castell se las llevó a su tierra, hasta que en 2011 acudió a la Vega Baja, donde contactó con un grupo de entusiastas que querían recuperar su cultivo y les dijo que contaba con semillas de la variedad que tantas buenas fibras dio para la industria de redes, hilos y cuerdas de la provincia. No ha sido hasta este año cuando se han plantado en un cultivo experimental con el objetivo de salvar de la extinción esta variedad de cáñamo. A pesar de que, con el tiempo transcurrido, solo el 20% de los cañamones han germinado, se trata de un gran paso para volver a ver este cultivo en el sur alicantino.  

Campo de cultivo experimental de cáñamo, una plantación que estaba muy extendida en el sur de Alicante. TONY SEVILLA

Ayer tuvo lugar en Callosa la siega de la plantación experimental de este proyecto que cuenta con el respaldo de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela de la Universidad Miguel Hernández (UMH), el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Técnicos Agrícolas de España y la Escuela de los Trabajos Artesanales del Cáñamo. La variedad ha sido bautizada como Deltallosa -por los orígenes de Castell, el Delta del Ebro, y por la localidad donde compró estas semillas, Callosa de Segura-. Es el primero de los tres cultivos necesarios para conseguir una línea germinativa del 100% de esta variedad. «Queremos recuperarla y poder darle todos los usos que está empleando la industria actual y, para ello, necesitamos financiación», explica Roque Albert, director de la Escuela de Trabajos Artesanales del Cáñamo. «El cultivo del cáñamo puede ser una alternativa agrícola para nuestros productores», añade Adrián Grau, de la UMH. 

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Una oportunidad para el cáñamo en Callosa de Segura

Dicen que el cáñamo es como el cerdo, porque se aprovecha todo de la planta, desde la raíz a la copa, para usos tan dispares como cosméticos, aceites, textiles, casas prefabricadas y hasta para generar energía (biomasa), más allá de la mala fama que le ha dado su uso para obtener marihuana, que es la planta con un alto contenido en THC, lo que no se da en esta variedad. «La UE quiere sustituir los aparejos de pesca que no son biodegradables por otros que lo sean y para eso se necesita fibra natural de cáñamo, lo que es una nueva oportunidad para este cultivo en la zona», indica Miguel Valdés, del Colegio de Ingenieros Agrícolas de Alicante.