La Generalitat confirmó este lunes la inclusión de las 1.429 hectáreas del embalse de La Pedrera dentro del catálogo de zonas húmedas de la Comunidad Valenciana. Esta protección se suma a la que la administración autonómica otorgó al mismo ámbito al incluirlo en 2018 dentro del Paisaje Protegido de Sierra Escalona y Dehesa de Campoamor. La legislación valenciana indica que las zonas húmedas deberán ser preservadas de actividades susceptibles de provocar su degradación. Con lo que los terrenos incluidos -en este caso la mayor parte espejo de agua y todas las orillas están desde ahora clasificadas «como suelo no urbanizable sujeto a especial protección». En la cuenca vertiente de estas zonas el planeamiento urbanístico «deberá adoptar especiales precauciones con el fin de garantizar su conservación». La Pedrera es un caso singular en la protección de espacios naturales porque apenas cuenta con 40 años de historia.

Es una creación artificial que ahora hábitat de numerosas especies de avifauna con una gran lámina de agua dulce en una de las zonas menos antropizadas de la Vega Baja. Es el principal embalse de regulación de aguas del postrasvase construido a finales de los setenta y puesto en marcha a principios de los ochenta. Cuenta con capacidad para asumir 249 hectómetros cúbicos de agua y recibe aportaciones de agua del Tajo y la desalinizadora de Torrevieja. El volumen que recibe de la lluvia y el agua de escorrentía de las ramblas tiene un peso marginal en el total. Su protección ha estado sostenida durante años por Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA).

Desembocadura

La Generalitat, sin embargo, ha sucumbido a la presión judicial y ha descatalogado una parcela construida en 2004 ilegalmente -algo que denunció AHSA- pese a estar incluida en la zona húmeda de la desembocadura del Río Segura. Un área comercial semiabandonada que recibió licencia municipal cuando el Ayuntamiento ya conocía que era suelo no urbano. Los propietarios hicieron valer esa licencia municipal.