En la intrahistoria de cada imagen de naturaleza hay una historia que habla del más difícil todavía. Como en esta de la presencia histórica de flamencos de la laguna rosa de Torrevieja. Su autor, Federico Kenzelmann Area, se convirtió para hacerla en «la extraña criatura del lago». Grandes aletas, parapetado tras un palé flotante de camuflaje, agua al cuello, largas esperas y... la foto.

La «criatura» avanza despacio y en zig zag, en medio de la laguna de Torrevieja. Su objetivo: pasar desapercibido para realizar esas fotografías de la cría histórica de flamencos en este humedal que dieron la vuelta a España a principios de junio pasado. Kenzelmann, de origen alemán- gallego, desde hace 16 años responsable del mantenimiento de la cinta transportadora de la sal de las salinas, es además gran aficionado a la fotografía. Conocía bien el terreno, y cuando los salineros comenzaron a hablar en febrero de la insólita presencia de estas aves en la laguna vio la oportunidad.

Su trabajo no fue fácil. Necesitó de preparación, ingenio y autorizaciones del parque natural de las lagunas. Con los excepcionales dos metros de agua del lago salado no tocaba fondo y ayudado por su palé flotante -un hidrohide casero con cocho y madera- tardaba más de tres horas en recorrer navegando el kilómetro y medio que separaba la zona industrial de los islotes de la mota. Su idea era acercarse a menos de seis metros de las guarderías de los cientos de crías que comenzaron a salir adelante a finales de marzo. «Son aves muy sensibles. En cuanto detectan algo raro, alzan el cuello para calibrar el peligro. Y ahí hay que parar».

Con permiso de los flamencos | FEDERICO KENZELMANN AREA

Un hide es una especie de tienda de campaña que aísla los movimientos y gran parte de los ruidos de los fotógrafos, y Kenzelmann, salinero, conocedor como pocos de la especificidad del medio lagunar torrevejense encontró esta solución «casera» a sus necesidades.

Con permiso de los flamencos | MIGUEL ÁNGEL VILLAR

En las islas de la mota que atraviesa las salinas, formadas por el aumento del nivel del agua por las fuertes precipitaciones de la DANA y la borrasca Gloria, se cortejaron los flamencos, anidaron, y criaron más de 800 polluelos. Imagen cenital desde un dron de Miguel Villar donde se observan los nidos.