La gran María Dolores Pradera cantaba una coplica, El rosario de mi madre” que fue premonitoria para el «matrimonio malavenido» que forman azulones y naranjitos en esta Oleza -nunca Origuela- «sotánica y satánica», como la tildaba/llamaba Pablo Neruda. Dise la cansión: “Devuélveme el rosario de mi madre/y quédate con todo lo demás/lo tuyo te le envío cualquier tarde/no quiero que me veas nunca más…». Por cierto, ya sabéis que la Pradera -que cantó esta canción a dúo con mucha gente, entre ellos Miguel Bosé- se casó con Fernando Fernán Gómez, quien la dejaría, en 1959, para enrollarse con Analía Gadé y, posteriormente, con Enma Cohen, con la que, después de muchos años de convivir/cohabitar pasó por el juzgado para contraer segundas nupcias, mientras la Pradera se mantuvo soltera y entera, sin que se le conociese varón, aunque la prensa rosa aseguró que mantuvo un romance con Luis Calvo, director de ABC entre el 53 y el 62.

Y eso es lo que le pasa a la pareja que forman el Señor de Uryula y el vicealcalde Pepito Aix, que, a poco que se mosqueen, montan la de Dios es Cristo y se devuelven las cartas y lo que haga falta, porque, como dice Sergio Dalma, «bailar pegados, no es bailar/es como estar bailando solo/tu bailando en tu volcán/y a dos metros de ti/bailando yo en el polo». Vamos, como en otra coplica, Las cosas del querer, de la que Ángela Molina y Manuel Bandera hicieron una excelente versión: «Tú eres alto y yo bajita/tú eres rubio y yo tostá/tú de Sevilla la llana/y yo de Puerto Real…», o sea, que son diferentes pero están condenados a entenderse porque, en el fondo -muy en el fondo, tanto que casi no lo tienen- se quieren, aunque sea por el qué dirán, ya que los naranjitos -según se especuló en el arranque de la legislatura- declinaron el ofresimiento de los sosiatas para haserse con el sillón del despacho principal de la Esquina del Pavo, con la abstención de otro de los partidos no afectos al régimen. Los siudadanos respaldaron a Cómodo y tragaron sapos/carros y carretas para, a regañadientes, evitar que en la casona del marquesado de Arneva volvieran a mandar los del puño y la rosa -antes lo hicieron Antonio Lozano, Vicente Escudero y, más recientemente, Antonia Moreno, cohabitando con Monserrate Guillén, o al revés-, porque no se fiaban de Calorina Grace. ¡Ya estamos!.

Las peleas de novios entre el Señor de Uryula y el chiguito Aix evidencian que gobernar en la capital histórica comarcal es un acto de fe, pero de la fe verdadera, porque los sagales están más tiempo tirándose los trastos a la cabesa que arreglando los problemas de los oriolanos/orcelitanos, con el consiguiente descojono de tirios y troyanos, que se frotan manos y ojos cuando leen cosas como: «Cs deja solo al alcalde Bascuñana y tumba los presupuestos de este 2020». Según me cuentan, los taronjas están mosqueaos con Cómodo, porque, en esos presupuestos, les deja fuera del reparto de las perras para sacar adelante sus proyectos -no los de Orihuela, los suyos-, por lo que enmierdan -digo, enmiendan- unas cuentas que consideran «inviables y extemporáneas», pese a ser las del gobierno del que forman parte. ¡Coño, como Podemos y el PSOE a nivel nasional!. Mientras, los sosiatas malmeten anunciando que respaldarán los presupuestos del 2021, ¡por Orihuela, majestad, todo por Orihuela!. ¡Haz caca, Pilarín, que mamá te limpia!.

Si en algo como los presupuestos no se ponen de acuerdo ya me contarán sus ilustrísimas cómo van a gobernar a los oriolanos que están viendo que su ciudad va de culo, cuesta abajo y sin frenos a pasos agigantaos. La costa, según los residentes, es un desastre, la ciudad está sucia/fea, no hay servicios, ni suelo industrial, el comercio está hecho unos zorros, el turismo no existe. Con to y con eso, parece que, como decía don Quijote, “ladran, luego cabalgamos”; o sea, algo se está haciendo, aunque sea por equivocación. Lo dicho, ¡devuélveme el rosario de mi madre, y quédate con todo lo demás!.