Inició, junto a sus compañeros ya jubilados, los primeros pasos de aquel precario servicio de bomberos de Torrevieja. Era el 6 de junio de 1983. Tenía 21 años. Ahora, con 59 y treinta y ocho de trabajo entregado exclusivamente al Consorcio Provincial de Bomberos, podría jubilarse sin problemas -es posible con 59 años y cotizando 35 en el servicio público, con su pensión íntegra-, pero no lo va a hacer. «No me veo sin hacer lo que hago. No me veo paseando por ahí. Me siento útil aquí. Y mis compañeros creo que también lo ven», explica el torrevejense Manolo Vera Pastor.

Aquel primer destacamento de Torrevieja de la incipiente red del Consorcio Provincial se encontraba en la céntrica calle Zoa, en un garaje del antiguo cuartel de la Guardia Civil. «Fuimos los primeros bomberos de Torrevieja. Éramos cuatro. Con un camión bomba. Sin equipo ni trajes ignífugos. Llevábamos un mono de jardinero, botas de agua de esas verdes y un casco de chapa que se caía cuando salíamos de servicio», sonríe mientras recuerda todo aquello.

Reconocimiento al cabo Manolo Vera Pastor, uno de los primeros bomberos de Torrevieja que ya podría jubilarse y ha decidido continuar en el servicio

Reconocimiento al cabo Manolo Vera Pastor, uno de los primeros bomberos de Torrevieja que ya podría jubilarse y ha decidido continuar en el servicio D. Pamies

Y lo que es el tiempo, ahora es un parque principal con servicio al litoral comarcal y once profesionales por turno. Vera Pastor, cabo desde el año 1986, recuerda que una de las pruebas físicas consistía en superar un listón con los ojos vendados, y explica que la Diputación ofreció inicialmente el destacamento de bomberos a Guardamar, pero fue Torrevieja, y su alcaldesa en ese momento Rosa Mazón, la que se llevó el gato al agua al ofrecer instalaciones y financiación. Estuvo al cargo del parque de Torrevieja y también en el de Orihuela, con el recordado sargento Laguía Molina. «Aunque parezca mentira en los ochenta se producían muchas más intervenciones que ahora. En cualquier servicio rutinario estábamos para todo. Ahora abrimos las puertas de viviendas y hallamos a personas fallecidas... pero antes retirábamos hasta los difuntos y hacíamos el traslado. Claro, éramos los únicos que teníamos algo de protección, aunque los equipos autónomos -los que permiten respirar- los usábamos de forma muy restringida porque había que cargarlos en Murcia», comenta recordando la precariedad de medios de entonces.

Manolo Vera Pastor junto a sus compañeros de Torrevieja. | INFORMACIÓN

Manolo Vera, en buena forma física y aficionado al deporte, dice que en la mente siempre quedan los servicios más dramáticos. En especial los accidentes de tráfico con varias víctimas y «con muy poco material para atenderlos. Como mucho una máquina de disco para cortar». Aunque ahora desarrolla su labor en apoyo y conducción de vehículos -no directamente en servicios de elevado riesgo-, tiene la experiencia necesaria para poder aconsejar y la distancia suficiente para ofrecer seguridad a sus compañeros en situaciones concretas «fuera del aturullo de la situación que pueden llevar ellos». De ahí que su labor sea también muy relevante. Y de compañeros a compañero, para celebrar su vida de servicio en el Parque torrevejense ha recibido un regalo muy especial: un árbol genealógico realizado por el bombero Francisco Belmonte, que además es historiador.

Diez metros de papel con las ramas familiares de Manuel en las que, buceando entre legajos y archivos parroquiales de toda la provincia, ha podido encontrar antepasados torrevejenses y de muchos municipios de la provincia que se remontan hasta mediados del siglo XVI. Una larga historia familiar para Manolo Vera, que, de momento quiere continuar la suya en el Parque de Bomberos de Torrevieja.