El Ayuntamiento de Callosa de Segura se ha visto obligado a actuar de urgencia para evitar el hundimiento de una calle donde viven una treintena de familias. En los últimos días la vía, San Bruno, ha cedido aún más y se ha derrumbado el muro y parte de la calzada, afectando, incluso, a una vivienda de la terraza inferior, en la calle de abajo. El consistorio anunció el pasado mes de septiembre, tras una visita al municipio del conseller de Vivienda Rubén Martínez Dalmau, que estaba a la espera de la concesión de una subvención de la Diputación, a través del Plan de Inversiones y Financiación en Infraestructuras de las Comarcas Alicantinas 2020-2023 (Planifica), para actuar en esa calle situada en la ladera de la sierra. Sin embargo, los nuevos hundimientos obligan al Ayuntamiento a no esperar la aprobación de esas ayudas y ya tiene terminado un proyecto de obras que ejecutará por un procedimiento de emergencia dado el peligro que supone para la treintena de familias que viven allí.

La intención del alcalde de Callosa, Manuel Martínez, según anunció ayer a INFORMACIÓN tras preguntarle por los nuevos hundimientos en la vía, es «que las máquinas estén trabajando allí antes de que acabe el año». Para ello, el Ayuntamiento debe desalojar a los vecinos de siete de las viviendas durante el tiempo que duren los trabajos, por seguridad. Técnicos de los Servicios Sociales se están poniendo en contacto esta semana con esas familias para explicarles que deben realojarse en casas de familiares o amigos. En el caso de que no tengan otra vivienda a la que ir, el consistorio les facilitará una solución habitacional hasta que puedan volver a sus casas, ya sea mediante la ayuda para el pago de un alquiler o el realojo en una de las viviendas sociales que el Consell ha cedido al municipio. Una vez realojadas esas siete familias, que son las más afectadas por los trabajos, el Ayuntamiento licitará las obras por la vía de emergencia. «No queremos dejarlo más tiempo por el peligro que hay», señaló el regidor callosino.

El proyecto, en el que el consistorio invertirá 215.000 euros, supone consolidar ese tramo de callo lleno de grietas y socavones para asegurarlo, tras llevar unos ocho años en esa situación que cada vez se ha vuelto más peligrosa para los vecinos que viven allí. Además, los trabajos también contemplan el derribo de dos viviendas deshabitadas, una de ellas en ruinas, porque amenazan con derrumbarse. Por último, se construirá una conducción de pluviales en la parte trasera de la calle para evitar que el agua de la lluvia caiga en cascada desde la sierra y se acumule en la calle, como hasta ahora, arrastrando enormes piedras, lo que ha dañado aún más la calle y las viviendas.

«Se cae a pedazos»

Los vecinos de la calle San Bruno lamentan que el Ayuntamiento no haya actuado antes tras asegurar que llevan una década quejándose en el Ayuntamiento sobre el mal estado del muro en el que se apoya la calle y las grietas que jalonan todo el vial. «Se está cayendo la calle a pedazos», lamenta Antonio, un vecino que vive justo enfrente del lugar donde se abrió un enorme socavón. «Tenemos miedo por nuestras casas, porque esto se va a caer y nos vamos a ir a la calle de abajo y va a ser una catástrofe», dice compungido. La peligrosidad estriba en que en esta zona las viviendas se estructuran en terrazas, y si la calle San Bruno cede, afectaría a las dos calles de abajo, donde hay otra hilera de viviendas en este humilde barrio callosino. Si caen las casas de arriba y la calle, será un efecto dominó, temen los vecinos.

El deterioro de la calle se está acelerando y es más que evidente, tanto que las lluvias de hace unos días han aumentado las grietas en la calzada que ha hecho ceder un muro que estaba en el aire. Solo unas vallas impiden acercarse al socavón, pero los vecinos tienen que pasar a solo unos centímetros para poder entrar en sus viviendas. «Oímos como un trueno y salimos y vimos que el muro se había caído y que la calle cada vez está hecha más polvo», explica Antonio. «Aquí, con las lluvias, baja el agua de la montaña arrastrando piedras y es un peligro, las casas corren peligro de caerse, es un gran problema», añade, desesperado. «La calle está hundida y hueca, si vuelven unas lluvias fuertes se nos cae y las casas van detrás», teme este vecino, que será uno de los que tengan que ser realojados mientras duren los trabajos para evitar el hundimiento de la vía.

La angustia y desesperación de los vecinos de la calle San Bruno es evidente. En la zona viven muchas personas mayores, pero también niños que juegan cerca de los socavones y las grietas. «La calle está quebrantada entera y hay filtraciones de agua y grietas también en las casas», señala Antonio, quien asegura que «temblamos cada vez que empieza a llover». En su vivienda también hay problemas. «La habitación donde duermo está cediendo, y notamos al andar que debajo está hueco, le echamos cemento, pero en la parte delantera de la casa no podemos hacer obras hasta que no arreglen la calle».

Solución a otra calle

En el caso de otra de las calles con riesgo de hundimiento en el municipio, Pardo Bazán, también en la falda de la sierra callosina, está previsto que la Generalitat Valenciana actúe, como anunció el conseller de Vivienda en su visita al municipio en septiembre. El Consell ha incluido la actuación para consolidar esta vía dentro de los fondos Reconstruïm Pobles. De momento, se están llevando a cabo los trabajos técnicos y en 2021 se realizará la obra de la calle.

En la rehabilitación y consolidación de esta vía la Generalitat invertirá 130.000 de los 250.000 euros de la actuación -el resto del dinero lo sufragará el Ayuntamiento-, en unos trabajos que consistirán en asegurar el firme de la calle para que no se desplace más y que las viviendas estén aseguradas.