Con la voz ronca de tanto hablar y de repetir el número 06095, el que le ha dado la suerte, el callosino Carlos Cano se marchó con prisa de la administración de loterías de Callosa de Segura, donde se vendió una serie entera del segundo premio de la Lotería de Navidad, al almacén de ajos y cebollas de Cox en el que trabaja y donde seguirá acudiendo cada día, pero ahora más feliz que nunca con 125.000 euros más en su cuenta. «No te quita de trabajar, pero por fin podemos independizarnos mi mujer, mi hija y yo, nos hacía mucha falta el dinero». Su mujer, Lourdes Cerdá, fue quien cogió el décimo premiado, un número que su madre «siempre juega». Y es, precisamente, el que les permitirá marcharse de esa vivienda, donde Carlos convive con sus cuñados, además de con su mujer y su hija. «Somos ocho viviendo allí y por fin podremos comprarnos una casa y dejaré de dormir en el sofá». Carlos es uno de los diez afortunados que compraron un décimo del segundo premio en la administración número 2 de Callosa de Segura, que repartió ayer 1.250.000 euros, una serie entera del 06095.
La alegría se desbordó en esa administración desde que, pasadas las 13 horas, salió el segundo premio, del que vendió diez décimos, repartidos por ventanilla «entre vecinos que necesitaban el dinero», señalaron las loteras Mari Ángeles Sánchez y Mari Carmen Tena. «Nos alegramos mucho. Y más en este año tan difícil. Llevamos en esta administración desde marzo de 2008 y es el primer premio que damos en Navidad. Y la alegría es mayor porque esta zona fue muy afectada por la DANA y también lo está siendo por el Covid», según indicaron a INFORMACIÓN, sin poder contener la alegría.
Otra de las afortunadas, Estefanía García, también se acercó por la administración callosina, Ella compartió su suerte, un décimo, con nueve compañeras de la plataforma logística de Mercadona en San Isidro. «Jugábamos diez décimos. Cada uno lo compró una compañera, con una terminación diferente, en sus pueblos. Yo tenía que comprar un número terminado en cinco y vine a esta administración y les dije que me dieran el que fuera pero que terminara en cinco». Estefanía podrá llevar así a su familia a «Eurodisney, uno de los sueño que teníamos». «Todas las que jugábamos somos madres solteras o divorciadas y estábamos pasando por un mal momento» explicó , aunque dijo que, por ahora, «no queremos novio».
La alegría de la Lotería de Navidad no ha entendido este martes de distanciamientos ni de limitaciones. Saltos, abrazos, botellas de cava descorchadas, gritos... lo único que señalaba al año que termina eran las mascarillas, y alguno hubo que no le importó desafiar al mismo covid.
Del 06095, se vendieron también en Rafal diez décimos. La suerte la repartió el lotero Antonio Herrero de la administración de Crevillent que regenta. «Un vendedor ambulante ha sido quien ha vendido una serie completa en Rafal, donde vivo, y el propio vendedor se ha quedado con uno», explicó ayer. La mayoría de décimos se vendieron en la farmacia.
