La Fundación del Colegio Diocesano San José Obrero de Orihuela mantiene una negociación abierta con al menos dos promotoras inmobiliarias para vender el albergue-campamento con el que cuenta desde hace décadas en Guardamar del Segura. Se trata de un terreno de unos 8.300 metros cuadrados adquirido por este centro dependiente de la Diócesis gracias a una donación realizada en 1962 por Antonio Tárraga Escribano. Desde ese momento el recinto, en que cuenta con tres pabellones con literas, cocinas y pistas deportivas, reformado en 1988, ha servido de alojamiento para los niños y jóvenes tutelados del colegio concertado -gestionado la fundación-. Pero también ha sido cedido por la iglesia para colectivos y asociaciones que lo solicitaban. Por ejemplo, albergó a los residentes del centro ocupacional Oriol cuando la DANA inutilizó sus instalaciones. El colegio está volcado en la educación secundaria y formación profesional y en la integración de menores que proceden de situaciones familiares de abandono, desamparo, inadaptación, pobreza o marginación. Aunque el suelo tiene un uso dotacional privado en origen, en el Plan General de Ordenación Urbana de Guardamar aparece como residencial, con una edificabilidad de planta baja y una altura y solo limitado por la servidumbre de la carretera N-332 y de paso del deslinde de Costas junto a la Pinada. Es decir se pueden levantar más de una veintena de viviendas unifamilares sin ningún tipo de limitación urbanística. Desde el punto de vista de la promoción inmobiliaria es una superficie con muchas posibilidades y por ella se han interesado dos empresas promotoras de la Vega Baja. A la finca solo la separan del mar y de una de las mejores playas de la provincia, 400 metros de pinada y de dunas.

La Diócesis Orihuela-Alicante no se ha pronunciado ante las preguntas de este diario sobre el proceso abierto por la Fundación, aunque sí ha matizado en otros ámbitos que el recinto «no se ha vendido», sin especificar si está en venta. Fuentes conocedoras del procedimiento aseguran que ese proceso de venta fue confirmado durante el desarrollo de un reciente Consejo Diocesano de Economía. Este órgano dependiente de la Diócesis tiene como objetivo organizar la economía de la comunidad diocesana «de forma que tome progresiva conciencia de sus responsabilidades eclesiales y cumpla del mejor modo posible su misión apostólica y su fin específico».

La posibilidad de que el Colegio San José Obrero, uno de los centros con mayor tradición de labor social en la provincia, sea vendido ha causado sorpresa y malestar entre feligreses implicados en la labor asistencial que despliega la Diócesis. No tanto por la posibilidad de que ese patrimonio se pierda -es posible que la venta pueda financiar otros proyectos con el mismo objetivo social-, sino sobre todo por la falta de información y transparencia de la supuesta operación.

Las mismas fuentes aseguran que el precio de la finca se ha estimado en torno a los dos millones de euros. Si la Fundación del Colegio Diocesano San José Obrero, dirigida por el párroco Vicente Martínez Agulló, y el Consejo Diocesano de Economía cerraran y dieran su visto bueno a la operación, por su relevancia económica, deberá autorizarse desde Roma. La Diócesis Orihuela-Alicante cuenta con un presupuesto anual de unos nueve millones de euros. Casi el 50% se financia con la asignación tributaria del Estado.