La borrasca Filomena va a dejar hasta 40 litros por metro cuadrado de lluvia en la huerta y el campo de la Vega Baja. Toda una «bendición» en palabras de los agricultores del Bajo Segura que sumaban meses de escasísimas precipitaciones con un otoño e invierno muy secos. También ha sido acogido de buen grado el frío, sin heladas intensas. Los cítricos, que son los protagonistas del paisaje agrícola de la huerta, necesitaban ese agua de lluvia y el frío para florecer con más fuerza en primavera.

El momento en el que se ha producido el episodio de precipitaciones y su intensidad ha sido ideal. El agua ha ido empapando la tierra poco a poco, desde la tarde noche del día 7 a este domingo. En eso coinciden los sindicatos agrarios Asaja y La Unió, además de los juzgados de Aguas y comunidades de regantes del Sindicato del Tajo-Segura. La borrasca ha sido positiva para todos los cultivos. La alcachofa en plena producción, los cítricos -limón fino- y mandarinas. Incluso para el almendro en las zonas de secano de Torremendo y Barbarroja -apenas quedan 1.500 hectáreas que necesitaba de lluvia y frío para comenzar a ver una floración que este año no se ha visto en diciembre como es habitual en la comarca-.

«Es un agua buenísima. Una bendición. Sin hacer daño, ha caído poco a poco y cuando más falta hacía», explica el presidente de Asaja en Orihuela, José Vicente Andreu. En la huerta tradicional este temporal, aclaran los agricultores, es el equivalente a una tanda de riego del río Segura. Es agua, por lo tanto, que se ahorra del desembalse habitual para dotar a la red de riego tradicional y que se podrá aprovechar para las fechas en las que más se necesita, en pleno verano. La lluvia es buena también para el estado ambiental del río Segura y sus aguas, con las que se.

Normalmente el río apenas circula con un caudal ecológico que con muchas dificultades supera los dos metros por segundo. Las lluvias de cabecera le han dado un respiro y ha superado los nueve en su tramo final comprendido entre Rojales y Guardamar, según los datos de la Confederación Hidrográfica del Segura y este fin de semana es probable que se produzca un aumento mayor. La lluvia sobre los bancales resta salinidad a la tierra que, en el caso de la huerta, se riega con unos recursos hídricos del Segura que presentan niveles de conductividad muy por encima de los recomendables.

Imagen de un bancal de cítricos en la huerta de Orihuela tomada el pasado viernes. | TONY SEVILLA

También con satisfacción se expresa José Manuel Pamies, agricultor, miembro de la Unió, que concreta que este agua permitirá mejorar el calibre de algunas variedades de mandarina ahora en plena temporada de recolección final, además del limón fino -cuya demanda ha caído porque el 40% es adquirido por el sector de la hostelería- después del boom para exportación durante la primera ola de la pandemia en marzo-abril. El limón es vital para el sector agrícola y en especial en la Vega Baja donde se concentra la mayor parte de la superficie: factura anualmente en torno a 110 millones de euros en la provincia. Mientras que la alcachofa ha vuelto a alcanzar los 2 euros el kilo en primera venta después de comenzar la temporada con tres euros el kilo y bajar hasta los 90 céntimos. La producción de alcachofa, englobada en torno a la huerta de la Vega Baja y el campo de Elche, factura anualmente en torno a a 15 millones de euros.

400 hectómetros en los embalses de cabecera del Segura

Antes de que los embalses de cabecera del Segura como el Cenajo recibirán en torno a tres hectómetros de agua el porcentaje de agua embalsada era del 35%. Idéntico al del año anterior por estas fechas. A ese volumen se le va a sumar a buen seguro el caudal del deshielo de amplias zonas de las sierras del Segura y Alcaraz en las próximas semanas que mantienen una capa de nieve, gracias al frío, desde final de diciembre. Ese 35%, algo más de 400 hectómetros, sigue siendo un 10% menos que la media de los últimos diez años.