La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) ha retirado en esta semana media tonelada de plásticos, sobre todo envases, en el cauce antiguo del Segura en su desembocadura en Guardamar. De nuevo, miles de kilos de residuos flotantes se amontonaban en el río atrapados entre la vegetación. Los operarios han llenado cuatro contenedores con capacidad para unos 120 kilos cada uno, con un total de 500 kilos. La basura acumulada en el río es incesante, a pesar de la labor por retirarla y del trabajo que efectúa la barrera de flotantes de Guardamar, que evita que la mayoría de residuos acaben en el mar.

La Confederación ha vuelto a insistir en la necesidad de instalar rejillas en los azarbes, algo a lo que se niegan la mayoría de comunidades de regantes, temerosas de que se tengan que ocupar tanto de retirar los residuos que queden atrapados allí, como del coste de hacerlo. El organismo de cuenca tenía prevista la instalación de rejas de contención en 18 acequias y azarbes del la Vega Baja, incluso presupuestó los trabajos en 150.000 euros, pero se ha encontrado con el rechazo de los regantes. La estrategia que está ahora siguiendo la CHS es buscar un acuerdo con los ayuntamientos y que sean estos, a través de las empresas de recogida de residuos que se ocupan del servicio en sus municipios, las que se encarguen de recoger los residuos en los puntos que se concreten. Para ello, según han confirmado fuentes de la Confederación a INFORMACIÓN, pretende que cada término municipal se ocupe de la basura recogida en esas futuras rejillas, en lugar de hacerlo por comunidades de regantes ya que estas se niegan a recoger los residuos que llegan de otras zonas, debido al sistema de riego tradicional en la Vega Baja con una red de acequias y azarbes que coge agua en un punto, vuelve al río en retorno y va a otro punto, y así sucesivamente, arrastrando también la basura de unas zonas a otras. La Confederación también pretende implicar al Consorcio de Residuos de la Vega Baja.

Estación SAICA de control del agua en el Sifón de Orihuela. | INFORMACIÓN

Sistema automático

La CHS, además, tiene avanzada la recuperación del sistema automático de limpieza en la barrera de flotantes de la desembocadura del río en Guardamar del Segura. La barrera, de la que se sacan toneladas de residuos, sobre todo plásticos, cada vez que el organismo de cuenca la limpia, contaba en sus inicios con un sistema de extracción de sólidos flotantes que dejó de funcionar hace más de una década. La Confederación ha contratado a una empresa para ocuparse del proyecto y, tras comprobar que el sistema automático funciona, está pendiente de que Iberdrola autorice el enganche eléctrico para su puesta en marcha. El coste de la retirada y tratamiento de los residuos que saque será repercutido, a través de un canon u otra fórmula que estudie la CHS, tanto a los municipios de la cuenca como a las comunidades de regantes, a partes iguales o estableciendo un porcentaje. Se estima que en la parte del río que discurre por la Vega Baja se llegan a acumular unas 150 toneladas de basura al año, como plásticos, cañas, animales muertos y otro tipo de restos sólidos.

Estaciones SAICA

El organismo de cuenca ha aumentado el control de la calidad del agua en el río a su paso por la Vega Baja con la instalación de tres nuevas estaciones SAICA (Sistema Automático de Información de Calidad de las Aguas). Las instalaciones se han situado en el Azud de los Huertos (Orihuela), el Sifón de Orihuela y en Benejúzar. Las estaciones disponen de un sistema multiparamétrico que mide la temperatura, el PH, la conductividad, el oxígeno disuelto y la turbidez. Además, en las estaciones del Azud de los Huertos y Benejúzar se han instalado sondas para medir el contenido en materia orgánica. El sistema permitirá que puedan corregirse episodios de mala calidad y, en caso de detectarse, ser solucionados en el menor tiempo posible.

Esta actuación se une a otras que la Confederación Hidrográfica del Segura lleva acometiendo en los dos últimos años para mejorar el control y la protección del dominio público hidráulico en toda la cuenca, y particularmente en la Vega Baja, una zona en la que, por ser el último tramo del río Segura, tiene una problemática de cantidad y calidad de recursos hídricos que hay que revertir.