A medio gas. El Ayuntamiento de Torrevieja mantiene desde el mes de diciembre a uno de los principales mercadillos de la Comunidad Valenciana al 50% de la oferta de puestos con el argumento de que no tiene medios para controlar el aforo. A principios de diciembre, y pese a las medidas que se adoptaron para afrontar la tercera ola, la administración autonómica cambió de estrategia a la hora de plantear las restricciones por el covid en estos espacios comerciales tradicionales: de limitar el número de puestos ubicados a reducir el aforo. Dejó la opción a los ayuntamientos de permitir la instalación del cien por cien de los puestos a cambio de garantizar que se cumpliera un aforo no superior al 50%. Casi todos los municipios han adoptado esta medida última medida. Pero noTorrevieja.

Los casi quinientos comerciantes que tienen adjudicado espacio de dominio público en el mercadillo de los viernes en la ciudad deben turnarse todas las semanas. Es un dato es irreal porque el goteo de bajas es constante por el impacto de la pandemia y desde que el municipio decidió mantener esas limitaciones. Algo que ha sucedido al tiempo que grandes centros comerciales, supermercados, el resto de mercadillos de la comarca de la Vega Baja en casi todos los municipios -un sector muy relevante en el Bajo Segura- y el pequeño comercio han recuperado, en distintas fases, cierta normalidad en horarios y aforos.

El concejal delegado de Mercados, Antonio Vidal, ante las reclamaciones de los vendedores asociados, muchos de ellos autónomos de municipios de la Vega Baja, se ha limitado a dar la misma respuesta en todos los plenos en los que se le ha preguntado: el Ayuntamiento está tramitando un contrato de seguridad para el acceso a los edificios y recintos municipales que incluye el recinto de mercados para evitar el fraccionamiento de servicios: contratar para distintos emplazamientos y eventos. La tramitación de ese contrato, que se eterniza en una docena de actos de la mesa de contratación para distintos trámites, sigue en evaluación de ofertas.

Tras la primera ola el Ayuntamiento recuperó para la época veraniega la capacidad del mercadillo. Y vendió públicamente que lo podía hacer con refuerzo de Policía Local y la ayuda de los voluntarios de Protección Civil, además de un contrato de urgencia de seguridad privada que se agotó a finales del pasado año.

“Nos están tomando el pelo”

“El Ayuntamiento de Torrevieja nos está tomando el pelo, nos está chuleando...No ponen voluntad ninguna y no sabemos por qué.Las cosas se pueden hacer de muchas formas”, explica Antonio Aguilar, presidente de Mercaderes Asociados, que aglutina a muchos de los comerciantes de la Vega Baja. Este colectivo ha vuelto a reiterar su petición de una reunión urgente con el alcalde Eduardo Dolón (PP) y el edil Vidal, para la que sigue sin respuesta.

“No puede ser que todos los mercadillos de la Vega Baja, como el Almoradí, Callosa y los once de Orihuela estén al cien por cien y Torrevieja no lo haga. Nos parece incomprensible que esto siga así, que sigamos pagando las mismas tasas y por no contar con tres o cuatro personas vigilando el aforo esto no se pongan en marcha. No sabemos a qué razones responde esto”, explica Aguilar. Esta plataforma llegó a plantear al municipio sufragar la seguridad necesaria para controlar el aforo, sin éxito -al tratarse de un mercado municipal es una opción descartada porque los servicios los debe prestar el Ayuntamiento-.

Preparado para recibir a miles de personas

El recinto de mercadillos de Torrevieja es uno de los más preparados de la Comunidad Valenciana para albergar este tipo de actividad y hacerlo a lo grande sin riesgos. Cuenta con un recinto de aproximadamente 80.000 metros cuadrados, vallado y con tres entradas identificadas para vehículos y público y pensado para realizar este mercadillo semanal: el recinto costó cinco millones de euros con el objetivo de sacar el mercadillo del casco urbano.

Dentro de esos 80.000 metros en torno a 15.000 se están utilizando ahora como aparcamiento, además de otros 15.000 en el exterior que se corresponden con el recinto de ferias y conciertos junto al parque acuático. Sobra espacio y medios para reabrir el 100%, según los comerciantes que además cuestionan que torrevieja exima del pago del dominio público a otros sectores, como la hostelería y no lo haga para los mercadillos.

El de Torrevieja es un mercadillo que atrae ahora sobre todo a residentes en las urbanizaciones de la ciudad y otros municipios, muy popular entre la población jubilada de europeos y donde todavía se encuentra la mejor calidad precio en productos frescos y ropa. También, aunque ahora en menor medida, tras su salida del casco urbano, es un mercadillo en el que se abastace mucha población torrevejense.

Vidal sí ha explicado que el municipio sigue pendiente de realizar mejoras en este espacio, como por ejemplo la instalación de una marquesina en la parada de autobús de la línea especial que todos los viernes presta servicio para acercar el espacio comercial a los vecinos del casco urbano. Además, para adaptar el recinto a las medidas covid se retiraron las jardineras que impedían una distribución más regular del espacio.

Mercadillos privados

Por otra parte, mientras mercadillo semanal de Torrevieja, que se celebra todos los viernes, languidece mientras que el control de algunos de los que se realizan en la comarca y que no son de gestión municipal aplican las medidas de forma más laxa. Es el caso del que todos los domingos tiene lugar en el Campico de Guardamar, en el ámbito de protección del parque natural, con la llegada de cientos de vehículos que invaden los bancales a escasos 300 metros de la orilla de la laguna de la Mata, sin que la adminsitración del parque natural, el Seprona o el Ayuntamiento de Guardamar actúen porque la empresa gestora mantiene un contencioso judicial para presevar su actividad.