Este año atravesados por el coronavirus no podemos caminar tras los pasos de Miguel Hernández, desde su Orihuela natal hasta el cementerio alicantino, recordando la injusta muerte del oriolano el 28 de marzo de 1942. Cuando en 1997 aquel grupo de hernandianos, llamados por algunos los «viudos», y la familia Hernández proyectamos este evento pretendíamos recuperar la memoria del oriolano, su vida y su obra. El recorrido del camino, desde la primera senda de marzo de 1998, siempre fue real, pisando la huerta, el campo y la sierra. Viviendo los colores y olores de la Vega Baja, del Baix Vinalopó y de l’Alacantí. En la primera edición salieron de Orihuela, en el primer tramo, ciento veinte personas y terminaron treinta y seis en Alacant. En Albatera se pernoctó rodeado de un buen ambiente literario. La segunda meta fue Elx, descansando los caminantes en el colegio público Miguel Hernández después de una cena familiar acompañada de poesía y comentarios sobre el literato. Se cerró el tercer día en el cementerio alicantino, delante del panteón en el que reposa el poeta con su Josefina y su Manolillo, Manuel Miguel, el hijo de las Nanas de la cebolla. La participación fue creciendo a lo largo de los años, siendo varios millares el primer día y varios cientos en el tercero y último tramo. Nunca se pretendió otra cosa que además de la recuperación histórica y literaria, disfrutar del trayecto, potenciar relaciones de amistad y recitar poesías propias, ajenas o de Miguel Hernández. Esas metas siempre se consiguieron y al mismo tiempo, en las diferentes ediciones se manifestaban momentos de la actualidad, como en la del 29 de marzo de 2003, el NO a la guerra. Es obvio que el pensamiento democrático del poeta, es obvio que no aceptaría, como los hernandianos de siempre, que se utilizara su nombre para combatir la cultura y la lengua valenciana. Hoy la pandemia nos obliga a un itinerario virtual pero puedo afirmar que el virus no nos ha impedido a ciento de personas relacionarnos telemáticamente y homenajear al poeta con su poesía y la nuestra y esta actividad de 2021 terminará el 28 de marzo con el reencuentro ante la tumba del poeta universal de algunos senderistas del primer camino del año 1998 y la ausencia física pero siempre presente de los cofundadores, los ilicitanos Gonzalo González y Pepe Belso.