Benimar. Los vecinos de Benimar sufren las consecuencias de una chapuza propia del «boom» inmobiliario de hace dos décadas. Una mediana, en algunos puntos con más de un metro de desnivel, separa a lo largo de un kilómetro la urbanización y los términos municipales de Benijófar y Rojales e impide pasar de un lado a otro de ambos pueblos.

Benimar

Una mediana que en algunos tramos es un muro de más de un metro separa los términos municipales de Rojales y Benijófar a lo largo de un kilómetro. En los ayuntamientos de estas poblaciones nadie acierta a explicar esta «chapuza» urbanística, pero cuando se realizó la urbanización Benimar (entre ambos municipios) la frontera siempre imaginaria que debería separar poblaciones vecinas se convirtió en una realidad de ladrillo y hormigón. El tema puede ser chocante, pero a efectos prácticos ya no hace gracia. El vial de Rojales, la calle Agua Marina, tiene un carril de circulación en cada sentido. La misma calle, del lado de Benijófar, y con idéntica distribución, se llama Mulhacén. Pero una y otra no están comunicadas.

Muro

El muro, como recuerda el usuario de Twitter Vega Baja War Bot (@vegabajawarbot), solo deja huecos para escaleras de peatones, pero no para coches. Así, más de un conductor despistado ha echado la tarde intentando pasar al otro lado salvando el recorrido de un kilómetro, el cuento de nunca acabar porque uno de los extremos de la calle siempre redirige a los conductores otra vez al término municipal por el que han llegado. Si esta situación ya es surrealista desde el punto de vista urbanístico, más lo es que una parte de los vecinos de Benijófar, los que tienen en su mano «abrir una brecha», quieran seguir como están.

Benijófar

Según el alcalde de Benijófar, Luis Rodríguez, son los residentes en la urbanización Atalaya Park los que se niegan a que se «abra la frontera» a los vehículos de Rojales. El primer edil explica a INFORMACIÓN que hace tres años convocó a los propietarios, pero éstos rechazaron la apertura en redondo. La mayoría, residentes centroeuropeos, alegaron que no querían perder «su tranquilidad» y la seguridad de su aislamiento a costa del paso de vehículos que a buen seguro, emplearían el nuevo vial para atajar hasta alguno de los supermercados con los que cuenta Benijófar, más cercanos para los vecinos de Benimar/Rojales.

Alcaldes

Rodríguez asegura que la situación se perpetuó durante muchos años por desavenencias entre los gobiernos locales de los municipios lindantes. Los alcaldes, de distinto signo político, tampoco se llevaban nada bien. Ahora sin embargo las diferencias ideológicas son lo de menos y los alcaldes de Rojales, Antonio Pérez (PSOE) y Benijófar (PP) están de acuerdo en intentar una solución. A este último municipio no le queda mucha más alternativa con un término de apenas 4 kilómetros cuadrados y rodeado por una de las urbanizaciones más grandes del país, Ciudad Quesada (Rojales). Está obligado a entenderse con el vecino y se ha apresurado a instalar videovigilancia para dar más confianza a los residentes díscolos. Los conflictos por las lindes siempre encienden pasiones en la comarca. Incluso este, de lo más insólito, de Benimar.