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La batalla por el agua ningunea a miles de agricultores de la huerta tradicional de la Vega Baja

Los juzgados de Aguas señalan que el trasvase es imprescindible pero advierten que también es una de las causas de la escasez de caudal en el río - El Segura riega todavía 18.300 hectáreas de cultivos sostenibles

Un agricultor al tanto de la tanda en el sistema de riego de Camino de Enmedio, en la huerta tradicional de Orihuela. | TONY SEVILLA

¿A quién le importan las 18.321 hectáreas de riego tradicional que se extienden a lo largo de cuarenta kilómetros entre Puertas de Murcia en Orihuela y Guardamar? A los miles de pequeños y medianos agricultores de la Vega Baja, que todavía hoy (y a pesar de su escaso relevo generacional) mantienen vivo el cultivo de los mejores cítricos y hortalizas de Europa a través del secular sistema por el que les llega el agua del río Segura.

Sacar del debate de la guerra del agua a la huerta tradicional es lo más cómodo. Nueve azudes y cientos de kilómetros de acequias, hijuelas, hilas, escorredores, brazales, azarbetas y azarbes la hacen sostenible. No puede aumentar su superficie de cultivo de forma ilegal, ni competir con la producción del regadío del trasvase, pero sobrevive con lo que le llega del río y las concesiones de agua depurada regenerada. Carlos Barrera, juez del Juzgado de Aguas del Azud de Alfeitamí (Almoradí) explica que sería «una barbaridad» y «un sinsentido» no defender la continuidad del trasvase del Tajo-Segura, que además es la que dota de agua de boca a los 27 municipios de la comarca. Pero sentencia: «Los regantes tradicionales ni nos chupamos el dedo, ni vamos a aplaudir con las orejas cualquier cosa». El silencio de juzgados de aguas y comunidades de regantes de la Vega Baja que se abastecen del Segura ante las movilizaciones en defensa del trasvase es más que evidente. ¿Por qué? No pueden dejar de vincular la construcción del trasvase y su puesta en marcha hace 40 años, con el inicio de una espiral de problemas ambientales y de escasez de agua que han puesto en peligro su modo de vida.

Carlos Barrera, juez de Aguas del Juzgado del Azud del Alfeitamí: "Somos solidarios con los regantes del trasvase, pero no nos chupamos el dedo"

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Una de las imágenes paradójicas que se dan en la huerta es el paso de una de las infraestructuras más vitales del trasvase, el sifón de Hurchillo, «los tubos» que transportan el agua a La Pedrera, por los bancales del riego tradicional. Esos cultivos no reciben ni una gota de agua del Tajo. Aunque, eso sí, esas infraestructuras sirven para rebajar la salinidad del agua que lleva el río aportando «agua buena» del Azud de Ojós, recuerda Pedro Mompeán, juez del Juzgado de Aguas de Orihuela que, sin querer abundar en la polémica del trasvase, recuerda el problema de los regantes de la Vega frente al impresionante despliegue que realiza el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo Segura (SCRATS). «No estamos unidos. Hace 40 años nos engañaron con el trasvase -asegura el que es representante de la entidad de gestión de las aguas del Segura-, y el río ya no ha vuelto a ser lo que era. Los políticos, unos y otros, lo han utilizado siempre a su gusto». Lo dice consciente de que sin el trasvase la Vega no sería lo que es ahora, con 50.000 hectáreas de cultivos en la vanguardia de la producción intensiva en la provincia, más de 20.000 en la Vega Baja, que han generado una nueva economía en zonas como La Murada, Pilar de la Horadada o Albatera.

Barrera, por su parte subraya que el Estado ofreció al riego tradicional una toma del trasvase, como la que permite que el campo de Cartagena sea ahora una de la huertas más productivas de Europa. ¿Porqué no la aceptaron? «Teníamos agua suficiente. A veces había sequía, pero sabíamos que lo que venía por el río era lo que había, y otras sobraba. No teníamos ni idea de lo que iba a pasar, cuando empezó a derivarse por todas partes desde Ojós y a faltarnos el agua a nosotros».

José Luis Sáez, alcalde de Guardamar y juez de Aguas del municipio: "Habría que darle una vuelta, y más de una, a lo que se hace con el río Segura en el azud de Ojós"

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«El SCRATS trabaja muy bien, cuenta con gente inteligente y empresas fuertes -reconoce Barrera-, pero no se puede vestir un santo para desvestir a otro», asegura sobre la escasez de caudales y la elevada salinidad que soporta la huerta tradicional a costa -enfatiza-, de la enorme presión del SCRATS, que incluso llega a emplear el agua de la cuenca para resolver su propio déficit a golpe de decretos de sequía.

«Habría que darle más de una vuelta, a lo que ocurre en el azud de Ojós». Lo dice el alcalde (y juez de Aguas de un municipio con 7.000 tahullas de huerta) de Guardamar del Segura, José Luis Sáez, destacando a su vez que el trasvase ha sido y es imprescindible para el consumo urbano. Aguas arriba de Murcia, el azud de Ojós es el punto en el que el Segura caudaloso (usado aquí también como colector de las aguas del trasvase para regadío y abastecimiento) se exprime, en función de la concesión que corresponda al trasvase o el Segura, para derivarla a otras zonas como Lorca, que jamás hubieran podido desarrollar regadíos intensivos. Ésa es la «magia» del trasvase, y su verdadera necesidad. El riego tradicional parece que le importa a pocos.

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