Una enorme hoguera de 11 metros de altura preside desde principios de semana el auditorio de Granja de Rocamora. Han sido casi dos años de arduo trabajo de un profesor jubilado, Juan Manuel Cortés, y de un operario, Jaime Bernabéu, del colegio San Pedro Apóstol de la localidad. En un principio, la idea era que sirviera de homenaje a la directora que el pasado curso escolar se jubiló, María Dolores, pero llegó el covid y cambió todos los planes ya que no se pudo plantar el pasado año. Ambos han seguido todo este tiempo dedicando hasta cuatro horas diarias a darle forma a la hoguera cartón y madera que, además de homenajear a la querida exdirectora del colegio, también representa la lucha del conocimiento (la educación y la investigación) contra el covid, a quienes han dedicado su vida a la docencia y hasta al colegio de la localidad, que también se jubila y está en plena reforma. «Representamos el trabajo que se hace en una escuela, en la que educamos en la responsabilidad, en el conocimiento y en la investigación, que tanto ha servido para luchar contra la pandemia», explica Juan Manuel.
A la hoguera, de las pocas que este año se plantan en la provincia, no le falta detalle. La caja de lápices de colores, la goma de borrar, el abecedario, el libro de «El Quijote», el colegio (con sus desperfectos), los dibujos de los escolares, el coche en el que se va la directora a disfrutar de su jubilación cargada de regalos y corazones, y el lápiz (que representa la cultura y la educación) que atraviesa el virus. «El estilo educativo, los valores y los recuerdos del centro están muy bien representados», dice la actual directora, Puri Navarro. La situación pandémica impide quemar la hoguera, pero siempre quedará en el corazón de los granjeros.
