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Un colegio de Orihuela lleva dos años con un aula apuntalada por una reforma que vale 3.000 euros

La Conselleria de Educación no libera la partida para el arreglo de los daños en una clase de Infantil del centro Virgen de la Puerta, cerrada en 2019, a pesar de contar con un proyecto aprobado

La directora y el jefe de estudios del colegio observan el apuntalamiento, y en la pizarra se ve la fecha de la última clase que se dio allí. | TONY SEVILLA

«Jueves, 4 abril 2019». Esa fecha, escrita con tiza en la pizarra amontonada junto a las sillas y mesas de una clase de Infantil del Colegio Público Virgen de la Puerta de Orihuela, recuerda con bochorno el día de la última clase en esa aula antes de que se apuntalara y se cerrara por las enormes grietas que aparecieron en el techo. Han pasado dos largos años y 12 semanas desde entonces y el centro sigue sin poder usar esta clase para alumnos de 3 años, a pesar de que la reforma cuenta con un proyecto aprobado el pasado verano, valorado en solo 3.000 euros.

La indignación de la comunidad escolar de este colegio ubicado en el casco histórico de Orihuela, en el humilde barrio del Rabaloche, ha ido creciendo conforme ha ido pasando el tiempo sin que la Conselleria de Educación haya dado el paso de arreglar el aula. «Llevamos un año esperando que València dé el visto bueno al documento contable, que es el que libera la partida para que se haga la obra prevista en el proyecto que hizo el arquitecto de la unidad técnica de la propia Conselleria», explica la directora de este colegio de Infantil y Primaria, María Atienza.

A finales de 2018 comenzaron a salir las primeras grietas en varias aulas de la planta baja. Tras el aviso a Educación, los técnicos hicieron catas y comprobaron que había importantes daños en este antiguo edificio, construido en 1969. El aula más dañada, la de Infantil que sigue apuntalada, se decidió cerrar por seguridad en abril de 2019. El resto, se arreglaron el pasado verano reforzando la estructura con hormigón, en un proyecto que dejó fuera a esa aula dado que necesitaba de una intervención mayor. Unas planchas de poliespán dejan en evidencia las zonas en las que se ha actuado en esas clases, tapando los arreglos.

Estado en el que se encuentran el edificio y las pistas. | TONY SEVILLA

El arquitecto de la Conselleria realizó otro proyecto para arreglar el aula con las grietas más grandes y con riesgo de que el techo se viniera abajo. «Llevamos un año entero reclamando que se haga el proyecto aprobado, la dirección territorial de Educación en Alicante también lo ha reclamado, pero en València no dan ninguna respuesta, nadie sabe lo que pasa y por qué la Conselleria no libera el papel contable, que es lo único que se necesita para hacer la obra», señala, indignada, la directora del centro, que espera que Educación aproveche estos dos meses de verano para ejecutar los trabajos y poder usar esa clase en septiembre. «Si no la arregla, el próximo curso tendremos que mandar a varios grupos a la otra punta del patio y separarlos en unas aulas enanas que tenemos ahora cerradas y que no tienen ni patio propio, como las de Infantil, ni iluminación», se queja María Atienza. Este año, con los grupos «burbuja», han podido reubicar a los alumnos de esa clase apuntalada junto a los de otra aula, pero el próximo curso esperan la llegada de nuevos alumnos que hacen inviable mantener dos grupos en una misma estancia ya que superaría la ratio con creces. «Solo pedimos que nos pongan esa viga de hierro en la clase y podamos volver a usarla y así lo piden también los padres», reclama la directora.

El CEIP Virgen de la Puerta está a la espera de que se haga el proyecto para tirar el actual edificio y levantar un centro nuevo, como pidió el Consejo Escolar Municipal en 2019, dado el estado en el que se encuentra. Así, la paralización del proyecto de reforma del centro, previsto en el Plan Edificant, para iniciar el proyecto de construcción de un nuevo colegio en la misma ubicación cuenta con el beneplácito de la Conselleria, según se trasladó entonces, pero nada se sabe de cuándo ni cómo se ejecutará. Con el Edificant, el colegio consiguió que se reformara un patio de Infantil, pero el centro cuenta con otras numerosas deficiencias, como los desconchones en su fachada y grietas y hundimientos en la pista deportiva, además de otros desperfectos, en este caso de los que se debe ocupar la Concejalía de Educación, encargada del mantenimiento.

El colegio es un ejemplo de convivencia multiétnica. Es un Centro de Actuación Educativa Singular (CAES) por la escolarización de alumnado con necesidades de compensación educativa y lingüística. Entre el crisol de culturas que alberga, la etnia gitana es la más presente, además de tener un 40% de alumnos magrebíes. Solo la mitad del alumnado es español. «Somos los grandes olvidados», lamenta la directora de un colegio que puede dar lecciones de civismo y convivencia.

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