Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Riá

Madrastra y madre

De izquierda a derecha: Pedro Cartagena Bueno, Luis Almarcha Hernández y Joaquín Ezcurra Alonso. | A.M.O. LEGADO JOAQUÍN EZCURRA

Son muchas las ocasiones en que he hecho referencia a aquel dicho que Francisco Martínez Paterna dejó escrito para la posteridad, en 1632: «Orihuela es madrastra de sus hijos y madre de los extranjeros». Se amparaba para decirlo en que era muy antiguo, y probablemente porque estaba molesto ya que su trabajo publicado en 1612, titulado «Breve Tratado de la fundación y antigüedad de la Ciudad de Orihuela», «mi dulce y amada Patria», fue mejor acogido fuera de sus fronteras que por sus compatriotas y ciudadanos, tal vez por envidia o malicia.

¿Qué quería decirnos con esto? Probablemente que Orihuela, madre de sus hijos, acogía a veces mejor a los foráneos que a los nativos, de ahí que él sintiera de cerca aquella definición de madrastra que se le daría casi un siglo y medio después en alguna de las acepciones de este sustantivo, en que se apuntaba que «era cualquier cosa del género femenino, donde se experimentan contratiempos o perjuicios». De hecho, el historiador debió de sentirlos al no ser aceptado por los suyos, lamentándose «que ninguno es bien recibido en su Patria».

Para Martínez Paterna quedaba aún muy lejano en el tiempo, otras versiones sobre las madrastras como personajes llenos de maldad, que fueron puestos ante los ojos de los niños en los cuentos de «Blancanieves» y «La Cenicienta» de los Hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, en 1825, y que después serían potenciados por las versiones cinematográficas de Walt Disney. Por ello, no consideremos a Orihuela en esa actitud como madrastra, sino más próxima a la falta de reconocimiento de sus paisanos. Aunque, no siempre fue así como veremos posteriormente.

Ante todo, veamos algunos ejemplos de aquellos que, habiendo nacido en otros lugares, Orihuela se mostró madre por el amor, cariño e integración que le demostraron en su vida, y que fueron reconocidos por ello. Son muchos, desde luego, pero, entre estos recordemos a algunos como Benito Álvarez de la Riva, nacido en Sorbe, pueblecito de la provincia de Lugo; las bibliotecarias Inocenta González Palencia, nacida en Beteta (Cuenca) y la granadina Rosario Martín Sanz; el periodista Joaquín Ezcurra Alonso, coruñés de nacimiento; Pedro Dentell Yáñez, cronista oficial de la Ciudad de Orihuela, oriundo de Pinoso (Alicante); el franciscano Agustín Nieto Fernández, nacido en La Hiniesta (Zamora); el canónigo y párroco de las Santas Justa y Rufina, el noveldense José Luis Satorre García; el abogado y decano de su Colegio, alcalde de Orihuela y diputado a Cortes, José Martínez Arenas, natural de Cartagena; el obispo José García Goldáraz, nacido en Hernani (Guipuzcoa), que después fue arzobispo de Valladolid; el historiador y cronista de Orihuela, J. Rufino Gea Martínez de Bigastro; la madre Elisea Oliver Molina; los catedráticos José Guillén García y Marianela Caparrós Sánchez. Existen otros más que tuvieron y tienen el reconocimiento de los oriolanos, como los canónigos Vicente Alba Villar, Modesto Díez Zudaire, Jesús Imaz Urcola y Antonio Martí Serrano, el franciscano Domingo Meseguer y la catedrática Rocío Caparrós Sánchez.

Todos ellos fueron acogidos como hijos de Orihuela, pero el calificarla como madrastra de sus propios hijos, los hechos no siempre demuestran que fuera así. Ya que podemos aportar un buen número de ejemplos, a sabiendas que quedarán bastantes en el recuerdo. Así de todos ellos, acordémonos al político y ministro Trinitario Ruiz Capdepón; el general, héroe de Mindanao, Pío López Pozas; la hermana de la Caridad, sor Patrocinio Vives; Ramón Sijé y Miguel Hernández; el ciclista Bernardo Ruiz Navarrete «El Pipa»; el alcalde Pedro Cartagena Bueno; el barítono Pedro Terol; el pintor Joaquín Agrasot Juan; los obispos Luis Almarcha Hernández, de León y José Bascuñana Llópez, de Ciudad Rodrigo y de Solsona; el general Pedro Pourtau García; el entomólogo José Andru Rubio; el poeta Joaquín Más Nieves; el maestro nacional Francisco Giménez Mateo, académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia; el abogado Emilio Bregante Palazón; el filólogo e historiador Justo García Soriano; el médico José María Sarget Lillo; el periodista y poeta Juan Sansano Benisa; el abogado y publicista Adolfo Clavarana Garriga; el político Francisco Santacruz Pacheco, diputado, senador y ministro; los músicos Federico Rogel y Carlos Moreno Soria. Y, a todos ellos deberíamos añadir a los canónigos, Antonio Roda López, Antonio Roca Cabrera y Manuel Cagigal Masiá; al historiador y orador sagrado, Julio López Maymón; a Antonio García-Molina Martínez, Manuel Martínez Ros y José Rodríguez Lozano; al actor de cine y teatro, José Marco Davó.

Creo que a lo largo de la historia son muchos más los hijos nativos que los foráneos. Sin embargo, es posible que algunos de los primeros hayan sentido y sientan esa faceta de madrastra de Orihuela, sin pararse a pensar que, tal vez, no sea así y que sea fruto de su resentimiento interior. Orihuela, siempre es madre, de unos y de otros. Así sea.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats