El vertedero de Proambiente, a caballo entre la pedanía oriolana de La Murada y el municipio murciano de Abanilla, ha quedado definitivamente clausurado. La Región de Murcia acaba de concluir los trabajos de sellado del Vaso 0 del basurero, que era el último que quedaba. Con el sellado definitivo del vertedero que perteneció a la familia del polémico empresario oriolano Ángel Fenoll, ahora en manos de un administrador concursal, se cierra una triste etapa de esta instalación, en la que se llegaron a enterrar miles y miles de toneladas de basura en el subsuelo y que tantas molestias ha causado a los vecinos de los municipios cercanos, por malos olores y los tóxicos lixiviados.
Los trabajos de sellado del basurero, ubicado en el Paraje La Solana, en la Sierra de Abanilla (un espacio protegido), se iniciaron en 2015, tras una ejecución forzosa subsidiaria de las administraciones autonómicas valenciana y murciana después de que los propietarios de la instalación incumplieran el proyecto de restauración que se vieron obligados a ejecutar tras la suspensión de la actividad en 2011 por el expediente sancionador que se le interpuso por parte de la Región de Murcia. En estos seis años de trabajos para sellar definitivamente el vertedero, ambas administraciones han invertido, subsidiariamente, 8,8 millones de euros (la mayor parte, 6,5 millones, la ha asumido la Región de Murcia, donde pertenece el 72% de la instalación, y el resto la Generalitat Valenciana, que concluyó hace tiempo los trabajos de sellado). De esta manera, Valencia y Murcia dan por clausurado definitivamente el basurero, aunque ahora deberán hacer frente a los 6,3 millones en los que se estima el coste del mantenimiento post-clausura de la instalación durante los próximos 30 años. «Ha sido un trabajo laborioso y complejo», señaló este martes el consejero de Medio Ambiente de la Región de Murcia, Antonio Luengo, quien visitó el vertedero acompañado de los alcaldes de Orihuela, Emilio Bascuñana, y de Abanilla, José Antonio Blasco. La consellera de Medio Ambiente, Mireia Mollà, no pudo asistir al acto por otros compromisos.
El vertedero ocupa una superficie de 378.930 m², de los cuales 279.947 corresponden a la Región de Murcia y 98.983 a la Comunidad Valenciana. En el sellado del Vaso O (que ocupa terrenos tanto de Orihuela como de Abanilla) los trabajos han consistido en la extensión de una capa de material arcilloso de 40 cm de espesor, otra de cobertura de tierra vegetal de un metro, enriquecida superficialmente con compost, y la siembra de semillas de especies autóctonas, así como la ejecución de sus cunetas y bajantes de pluviales. «Todos debemos estar contentos y satisfechos de que se haya podido conseguir este logro», indicó el regidor oriolano, mientras que su homónimo de Abanilla resaltó que «hay cosas que son inevitables o que podían haberse evitado pero no se pudieron evitar», obviando que las administraciones miraron para otro lado durante muchos años a pesar de las quejas y denuncias vecinales. A muchos ayuntamientos de la Vega Baja y algunos murcianos, cuyas basuras eran gestionadas también por el empresario Ángel Fenoll, les venía muy bien el bajísimo precio que pagaban por llevar sus residuos a este vertedero, lo que hizo que pocos o ninguno levantaran la voz por la polémica gestión del mismo. El alcalde abanillero llegó a hacer ayer una desafortunada comparación entre el basurero de Proambiente con «Aznalcollar», donde se rompió una balsa minera en 1998 que causó vertidos en el parque de Doñana, y con «el vertedero de Navarra» (sic). También mandó un mensaje a "aquellas voces de plataformas de gente que salieron a quejarse" del vertedero en su día para decirles que "el problema está solucionado, aunque sigan instalados en esas críticas". José Antonio Blasco continuó sus críticas, esta vez también a "otros partidos" de los que dijo "vendrán ahora a hacerse la foto después de lo de hoy" con un lapsus incluido ya que para el alcalde abanillero "parece que matamos al Cordobés", cuando en realidad querría referirse a Manolete. "Que cambien esas voces ya, porque seguir cabreados de por vida eso no es bueno para la salud", concluyó el combativo regidor.
Una vez finalizados los trabajos, queda ahora la vigilancia y el mantenimiento post-clausura del vertedero, así como la gestión de lixiviados, durante 30 años, lo que se estima en 6.326.325 euros a sufragar por los gobiernos valenciano y murciano, que tienen abierto un procedimiento judicial para reclamar a los propietarios la cuantía económica invertida en la restauración y mantenimiento de la instalación. En este sentido, tanto los alcaldes de Abanilla y Orihuela como el consejero murciano Antonio Luengo reclamaron al Gobierno central que destine fondos para ayudar a las administraciones autonómicas. «Somos las víctimas, los pueblos de Abanilla y Orihuela, la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana, de una desgracia y nos tiene que ayudar el Gobierno», dijo Bascuñana, quien pidió al ejecutivo de Pedro Sánchez «que no nos abandone». Por su parte, José Antonio Blasco lamentó que el Ministerio de Transición Ecológica «ni está ni se le espera», mientras que Antonio Luengo reclamó su «necesaria colaboración».
De lo que no quiso hablar el consejero murciano es de la investigación abierta a su consejería por la Fiscalía de la Región de Murcia por presunto delito medioambiental, por la pérdida de lixiviados, tras las denuncias del Seprona y de la asociación Vertivega. "Nosotros nos dedicamos a trabajar y mi objetivo es resolver problemas de los vecinos, es lo que me preocupa y me ocupa, y respeto cualquier tipo de decisión judicial", dijo Luengo. Tampoco aclaró si las administraciones pedirán que los terrenos pasen a dominio público.
Los vertidos de lixiviados continúan por los problemas de impermeabilización
Los vasos 1 y 2 sueltan los líquidos tóxicos, aunque las autoridades aseguran que los tienen controlados
Un río de lixiviados, ahora sí canalizado, sigue dejando la peor cara del vertedero. Este diario pudo comprobar que los líquidos tóxicos siguen brotando por los problemas de impermeabilización de los vasos 1 y 2 (con basura enterrada hasta a 100 metros). Una canalización los lleva hasta una balsa de emergencia que los bombea hasta la balsa de 50.000 metros cúbicos que la Región de Murcia construyó en 2015 para contener los lixiviados. Los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente de Murcia aseguraron a este diario que los líquidos tóxicos están controlados al tener 9 bombeos con 10 bombas funcionando (una en el vaso 3 y el resto en el 1 y 2). También se han instalado dos escolleras para evitar que los líquidos alcancen la zona baja del vertedero. No obstante, el olor, que llega a las localidades vecinas, sigue siendo nauseabundo.
La balsa, que está monitorizada con un sistema meteorológico que alerta en tiempo real de las condiciones climáticas y de su nivel, contiene actualmente 41.000 metros cúbicos de líquidos tóxicos, de los 50.000 de capacidad, aunque los técnicos señalan que no hay problema de colmatación porque los lixiviados que entran son menores que los que se evaporan, sobre todo en verano. A pesar de que la instalación iba a ser provisional, para embalsar los líquidos tóxicos acumulados en los distintos vasos durante las obras de sellado, nadie se atreve a pronosticar cuándo se procederá a su desmantelamiento. Solo se han sacado de allí 7.500 metros cúbicos de lixiviados tras la DANA, que fueron llevados a una planta especial de tratamiento en Lorca. Pero su retirada es muy cara y las administraciones negocian ahora dónde llevarlos tras su extracción con un sistema más barato.
