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La Riá

Urge esperar

Aspecto de la inundación del casco urbano de Orihuela durante la DANA de septiembre de 2019. | TONY SEVILLA

Esta expresión que puede parecernos incongruente, tiene todo su sentido al utilizarla, ya no sólo cotidianamente sino también en momentos excepcionales. A veces, en muchas ocasiones, cuando no se termina de conocer a quién se debe una frase, se suele atribuir al político británico Sir Winston Churchill, que es posible que así fuera. Y de no serlo, ante los demás quedamos bien eruditamente hablando. En mi caso, puedo decir que se la escuchaba muchas veces, al que fue mi jefe durante bastantes años: el doctor Antonio Maseres Brotóns. Gracias al cual entré a trabajar en Alicante como funcionario en lo que entonces se denominaba como Plan Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Dicha expresión, frase, dicho o máxima la he seguido empleando, hasta el punto que entre mis amistades y colaboradores se ha introducido, o como según se dice en las redes, se ha convertido en viral.

URGE ESPERAR

Con ella, jugando entre verbos transitivos e intransitivos, podemos llegar a interpretar que al no saber qué hacer, tal vez lo mejor es no hacer nada, o bien, pedimos o exigimos con urgencia una solución a algún problema, o demandar una rápida respuesta o ejecución de un proyecto con la esperanza de lograr lo que deseamos.

Podrán pensar a dónde quiero llegar con todas estas elucubraciones; pues es muy sencillo: hace dos años, Orihuela y la Vega Baja se vieron afectadas por una de las inundaciones más catastróficas de su historia, sólo comparable con las de Santa Teresa de 1879, 1946 y 1987. Ahora, con eso de simplificar los nombres y dejando descansar al Santo del día para recordar a las inundaciones, se ha pasado a denominarla como la de la DANA, o sea la ocasionada por una «Depresión Aislada de Niveles Altos», que debe ser algo parecido o igual a una «gota fría» gigantesca.

La cosa fue a mayores y según se daba cuenta en diarios nacionales el día 14 de septiembre de 2019, los accesos a la ciudad estaban cortados y anegados por las lluvias de los dos días anteriores, quedando el centro urbano de Orihuela como una isla dentro de todo lo que era un mar en la Vega Baja. Se decía que el nivel de las aguas había llegado a alcanzar los cuatro metros y que se contabilizaba más de 500 litros por metro cuadrado en 24 horas. Un año después, se recordaba que una hora antes de lo previsto por los servicios meteorológicos comenzó a diluviar y que para poder acceder al Hospital Vega Baja había que dar un rodeo de 50 quilómetros.

Se contabilizaban unas 4.000 personas evacuadas en toda la zona, 678 rescatadas, 80 carreteras cortadas y, por desgracia, dentro de la desgracia, seis fallecidos.

Rápidamente, desde el primer instante, no urgía esperar, muy al contrario apremiaba a actuar. De esta forma la Corporación Municipal, con su alcalde al frente Emilio Bascuñana Galiano codo con codo con el concejal de Emergencias Víctor Valverde Sáez comenzaron a coordinar todos los trabajos, encontrándose presente el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig. Se vivieron momentos de heroicidad por parte del Mando de Operaciones Especiales de Rabasa, Unidad Militar de Emergencias, Guardia Civil-Acuartelamiento de Orihuela, Comisaría Local de la Policía Nacional de Orihuela, Policía de la Generalitat Valenciana-Sede en Elche, Policía Local de Orihuela, Parque de Bomberos de Orihuela, Bomberos Forestales de la Generalitat Valenciana, Agrupación de Voluntarios de Protección Civil, Hospital Vega Baja, Asamblea Local de la Cruz Roja de Orihuela, Grupo ASV-Transporte Sanitario Ayuda y Seminario Diocesano de San Miguel de Orihuela. Así como muchos funcionarios municipales y voluntarios anónimos.

El sábado día 14 de septiembre de 2019, fugazmente, el presidente del Gobierno en funciones visitó la zona afectada y se reunió en el Ayuntamiento de Orihuela con el Mando del Puesto Avanzado. Días después, el 4 de octubre, los Reyes de España, efectuaron una visita solidarizándose con los damnificados, recorriendo algunas calles de la ciudad y la pedanía de Molins.

Desde el primer momento se prometieron ayudas para los damnificados que, no todas, se atendieron, y para las obras de infraestructura y servicios básicos que se perdieron. Hoy, a los dos años, aún no se han ejecutado algunos trabajos necesarios en carreteras. Y sobre todo, recordando aquel pensamiento del Sabio Caralampio que dice, «difícil es llegar cuando no se conoce el camino» y que no lo hace válido por desgracia con las aguas que discurren por la rambla de Abanilla cuando sucede algo parecido, ya que, desde hace siglos, dichas aguas saben por dónde deben circular hasta inundar Orihuela. Por tanto, no nos vale urge esperar, sino urge ejecutar. De igual forma que, con respecto al río Segura, nos viene bien ese otro pensamiento del Sabio: «a todo el que se le atasca el carro, es porque no cuida el camino». Así que, de nuevo, más que urge esperar, lo que si es necesario que a quien corresponda: urge limpiar.

Lo que es menester, es que en el tercer aniversario de la dichosa DANA, podamos decir: ya no urge esperar.

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