Seguro que muchos lo desconocen, pero Orihuela cuenta con dos importantes ecosistemas dunares en la playa de Cala Bosque y en la de La Glea. Ambas dunas están sufriendo el fuerte impacto turístico de la costa oriolana. Las pisadas, al no existir ningún tipo de protección, están dañando seriamente estas bellas dunas costeras, las únicas en los 16 kilómetros del litoral oriolano. Una actuación conjunta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través del Servicio Provincial de Costas, y del Ayuntamiento de Orihuela, desde la Concejalía de Medio Ambiente, permitirá su regeneración y protección. Son dos los proyectos, uno para cada una de las dunas, en los que se invertirán algo más de 50.000 euros. La principal actuación la sufragará el Ministerio y se centrará en el mayor de los ecosistemas dunares, el situado dentro de la playa de Cala Bosque, en La Zenia, con unos trabajos, recientemente adjudicados, en torno a los 47.000 euros. La Concejalía de Medio Ambiente, por su parte, se encargará de la duna de La Glea, con unos 4.000 euros de inversión. Las memorias y los informes los ha realizado el Instituto de Ecología Litoral.
La importancia de las dunas costeras radica en que protegen a la costa frente a la erosión, son una reserva de arena para la propia regeneración natural de las playas, con un enorme valor ecológico y poseen una riqueza de fauna y de vegetación exclusiva. Las pisadas sobre ellas y las plantas invasoras son sus principales peligros. La duna de Cala Bosque tiene multitud de especies alóctonas y su situación, en una de las playas más concurridas de Orihuela Costa, han provocado que el terreno esté compactado por el pisoteo. Además, el Ayuntamiento instaló la caseta del puesto de socorrismo sobre la misma duna, que ahora debe trasladarse como advierte el Instituto de Ecología Litoral y el Ministerio. Ese sistema dunar tiene tres zonas y la presencia de arena en una de ellas es escasa y peligran las especies propias de este ecosistema. Las otras dos zonas de la duna se encuentran en mejor estado de conservación con especies como el lirio de mar, muchas veces pisoteado o arrancado por su espectacular floración.
En el caso de La Glea, tiene una duna móvil con especies como la grama marina, el loto de mar y el junco de arena, y otra duna estabilizada con la jarilla cabeza de gato como principal moradora. Su ecosistema dunar se sitúa sobre la playa, pero también en zona forestal, junto a la microrreserva, por lo que el Ayuntamiento ya ha pedido permiso a la Generalitat para actuar allí.
En ambos ecosistemas dunares se pondrá un vallado perimetral con estacas y cuerdas para evitar el tránsito de personas, con una distancia de unos dos metros a las dunas que inevitablemente se restarán de la playa. También se van a restaurar los corredores existentes y se ubicarán senderos y carriles transitables que eviten el paso por las dunas en el camino de los bañistas a la primera línea de mar. Otra de las actuaciones será la eliminación de especies vegetales invasoras, como el Agave americana, la Yucca o la Acacia retinodes. El Instituto de Ecología Litoral pone el foco, además, en la necesidad de una mejor educación ambiental, por lo que propone instalar paneles informativos en los que se divulguen las actuaciones que se han realizado y su finalidad. En el caso de La Glea también se eliminarán restos de tubo y otros materiales acumulados en el sistema dunar.
El edil de Medio Ambiente, Dámaso Aparicio, señaló, a preguntas de este diario, que «seguimos consolidando el ecosistema en todo el término municipal» tras la actuación realizada el pasado año para recuperar la microrreserva de La Glea.
