La llegada del tren de alta velocidad (AVE) a Orihuela el 1 de febrero pasado no ha logrado reactivar mínimamente la estación intermodal de Orihuela-Miguel Hernández. Todos los locales comerciales en oferta por la Administradora de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) siguen vacíos ocho meses después. Las instalaciones carecen de servicio de hostelería. Y no parece que esa imagen destartalada de vacío -e incluso abandono- vaya a cambiar a medio plazo. El pasado mes de junio ADIF, intentando aprovechar el tirón de la apertura de la parada del AVE, licitó los más de cien metros cuadrados de cafetería y restauración disponible en planta baja y una altura como local en concesión. El concurso quedó desierto pese al impulso que iba a suponer el repunte de tránsito de viajeros con la llegada de la alta velocidad. Para la estación oriolana han sido 17.800 de mayo a agosto, 10.300 concentrados entre julio y agosto. Una media de cinco mil viajeros al mes, eligieron como punto de destino o salida Orihuela, según las cifras del Ayuntamiento oriolano. La empresa pública mantiene abierta la disponibilidad inmediata de estas instalaciones para cualquier interesado, según ha explicado a este diario, aunque en su información pública no concreta en qué condiciones ofrece el arrendamiento. Oferta este local y cinco más de pequeñas dimensiones, también vacíos ahora.

La intermodal ha sido y sigue siendo ahora una estación sobredimensionada. Construida sobre casi 6.000 metros cuadrados en 1999, es amplia, diáfana y vanguardista. Pero nunca ha dejado de presentar el mismo aspecto solitario. Solo un local está abierto el público: el de venta de billetes, en el que además se advierte con un cartel bien visible que no se ofrece ningún otro tipo de información. La parada del AVE, o la mayor afluencia de autobuses, integrada en la intermodal pero que tampoco ofrece servicios al público, no resultan todavía atractivas para dar viabilidad a los negocios. Como único respiro a los viajeros se ofrecen máquinas expendedora, cajeros de alguna entidad bancaria y un servicio de seguridad con escasa empatía hacia los usuarios.

El resultado del uso del AVE sobre «el terreno» dista del optimista que despliega el Ayuntamiento que periódicamente informa sobre el uso de esta infraestructura. Es cierto que tiene más actividad en Orihuela como punto de destino y salida, que en Elche, una ciudad que le dobla en población. Partiendo de cero el aumento de viajeros del AVE es del 800% desde que se puso en marcha.

Pero la diferencia entre ambas se basa en la afluencia de viajeros de la Región de Murcia -situada a escasos cinco kilómetros de la intermodal de Orihuela-, y desaparecerán de esta estadística cuando el soterramiento de la línea sea una realidad en la capital murciana. Otra parte importante de ese tránsito susceptible, este sí, de aumento progresivo, tiene origen en la demanda de la propia Vega Baja. Aunque el tirón de zonas costeras como las de Torrevieja o la misma Orihuela se encuentra lejos de despegar mientras haya de sortearse los más de 40 minutos a través de la carretera CV-95.

Las cifras de viajeros han animado al Ayuntamiento a reclamar más frecuencias de paso del AVE - que ha llegado a Orihuela tras 15 años de proyectos, obras y una descomunal inversión con sobrecostes investigados penalmente-, para disponer de un horario más flexible. Mientras tanto ni ADIF, ni Renfe ni el Ayuntamiento se preocupan de los viajeros que realmente han dado sentido a diario a esta estación durante décadas: los miles de usuarios del Cercanías Alicante-Murcia.