La depuradora de Catral-Dolores-San Felipe Neri (Crevillent) llega al límite de su capacidad de tratamiento de aguas residuales con frecuencia y durante episodios de lluvias -no es necesario que sean torrenciales- el punto de vertido de agua tratada en el azarbe de Cebadas (Dolores), incumple con los parámetros fijados por la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS). No es responsabilidad de los municipios. La Generalitat tiene la competencia, a través de la Entidad de Saneamiento (EPSAR), de invertir en la ampliación y la mejora de esta depuradora.

Tratamiento

Ahora ese tratamiento es secundario biológico con fangos activos, bastante básico a través de sedimentación y bacterias que rebajan la carga orgánica del agua, y aunque existe una fase de depuración con cloro, lo más parecido al tratamiento terciario, no se utiliza -es más caro-.

La depuradora se construyó a principios de la década de los 2000 y da servicio a una población que ha crecido desde entonces y se aproxima a los 20.000 vecinos -9.000 de Catral, 7.500 de Dolores y 500 de San Felipe Neri, además de gran cantidad de núcleos diseminados de los tres términos y polígonos industriales.

La red separativa de aguas residuales y pluviales todavía es una «rara avis» en la mayor parte de municipios de la comarca. Por lo que los aportes extra del agua de lluvia a la depuradora llegan cargados de contaminación difusa: aceites, detergentes, plásticos y residuos superficiales de las calles. A la falta de capacidad para que el tratamiento secundario asuma todo el volumen se suma una mayor carga contaminante.

Compartir infraestructura

El hecho de compartir la infraestructura no ha dejado de ser un problema durante estas dos décadas. Hasta hace un año la CHS ha estado penalizando a los tres municipios en el cobro del canon de vertido porque el anterior punto de evacuación en el azarbe Riacho había caducado y la exigencia de cumplimiento de parámetros en la composición del agua de la entidad cuenca era muy elevada.

Una penalización que se cifraba en multiplicar por siete el canon ordinario: en total 50.000 euros anuales de abono para Catral y Dolores, municipios con presupuestos limitados. A ese canon anual se sumaban las sanciones de vertido sin concesión que de forma periódica se ha cobrado la CHS: el Ayuntamiento de Catral ha tenido que abonar las multas al detectar la Agencia Tributaria que tenía deudas con la administración. Lo que en algún momento llegó a impedir que el municipio tramitara subvenciones -obstáculo que se desbloqueó con el abono-. La concejala de Hacienda de Catral, Inmaculada Úbeda (PSOE) ha aclarado este miércoles que el Ayuntamiento no ha llegado a perder subvenciones por este motivo.

Fue el Ayuntamiento de Dolores el que logró renovar y modificar la concesión de vertido, ahora sí en regla en el azarbe Cebadas.

Reutilización

La depuradora trata un máximo de 700.000 m3 de agua -2.400 diarios- que se reutiliza por los regantes tradicionales. Un agua bien recibida porque Dolores está a cola del sistema de riego del Segura y recibe unos aportes de drenajes de riego de otras zonas de cultivo de la Vega Baja.

El agua de la depuradora, aunque no es de calidad, permite diluir en algo la carga de fertilizantes y salinidad. El azarbe se une a otros para penetrar en el ámbito del parque natural del Hondo de Elche, asumir el caudal del río Vinalopó cuando lleva agua, y regar finalmente la zona de Carrizales y el Molar ilicitano.

Un conflicto entre tres municipios que llegará al juzgado 

Catral y Crevillent están reclamando a Dolores que asuma más de 40.000 euros de pago de sanciones durante el periodo en el que la depuradora vertía sin concesión al azarbe de Riacho. Dolores defiende que es su tramitación es la que ha permitido autorizar el nuevo punto de vertido y que Catral, que mantiene un conflicto con sus regantes, no ha trabajado por regularizar la concesión. Desde 2010 existe un bombeo que costó casi 10.000 euros y financiado por un plan anticrisis que permitiría el bombeo de buena parte del agua tratada de la depuradora a la Acequia Mayor de Catral. Sin embargo, el Ayuntamiento y los regantes no se han puesto de acuerdo sobre quién paga el suministro eléctrico de la obra. Por lo que ese colector nunca se ha puesto en marcha.