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El presupuesto de Orihuela prevé pedir un préstamo de 27 millones a pagar hasta 2036

El municipio comenzaría a amortizar deuda -2,3 millones anuales- en 2024, primer ejercicio del próximo mandato

El edil Rafael Almagro y el alcalde Emilio Bascuñana Tony Sevilla

Uno de los datos más llamativos del presupuesto de 2021 anunciado por el alcalde, Emilio Bascuñana (PP) la semana pasada era el aumento de ingresos y gastos. De 83 de millones de euros de las cuentas vigentes a 111 millones de euros -la mayor cifra de gasto e inversión de la historia del presupuesto municipal. El aumento se debe a la previsión de una operación de endeudamiento de 27 millones de euros. Préstamo al que no se refirió el primer edil en la nota de prensa con la que describió el anteproyecto de presupuestos que, de momento, no cuenta con el visto bueno de sus socios de gobierno de Ciudadanos. Esta formación aseguró que se enteró de las características básicas de estas cuentas al mismo tiempo que los medios de comunicación: las siete y media de la tarde del pasado viernes. También resultan llamativas la condiciones con las que se quiere negociar el préstamo. El Ayuntamiento estaría devolviendo el importe a 15 años para acabar de pagarlo en 2036 y durante los ejercicios de 2022 y 2023, los dos que quedan del actual mandato de Bascuñana, no se amortiza capital. Solo se paga un volumen de intereses que no requiere subidas de impuestos a los vecinos.

Desde 2024, ya con el nuevo mandato, el primer edil que esté al mando y su Corporación deberá asumir «la herencia» de un pago anual de 2,3 millones hasta 2036. Cifra que sí exigiría una modificación al alza de los impuestos.

Como otros tantos municipios de la provincia, Orihuela ha rebajado de forma sustancial durante los últimos años su deuda con los bancos, lo que le permite endeudarse ahora, al tiempo que puede permitirse emplear los remanentes de tesorería para gasto corriente e inversiones: una medida extraordinaria autorizada por el gobierno central por la crisis del covid, al igual que el levantamiento de la regla del gasto. Desde 2013 cualquier superávit se ha destinado al pago a los bancos, al abono a proveedores y en condiciones muy exigentes a inversiones financieramente sostenibles -que raramente salían adelante por su farragosa tramitación-. Es posible que en 2022 regresen esas limitaciones al gasto público, por lo que los ayuntamientos saneados, como es el caso del oriolano, se están empleando a fondo durante estos meses en liberar al máximo sus recursos económicos en inversión y gasto corriente.

Entre las inversiones previstas en el presupuesto -que está previsto que desglosen Bascuñana y el edil de Hacienda, Rafael Almagro, figuran más de tres millones de euros para sufragar los centros cívicos de La Matanza y Orihuela Costa -este último una de las reclamaciones más reiteradas de los vecinos del litoral o más de 3 millones para mejoras en equipamientos deportivos.

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