Ribera Salud ha dejado este sábado pasadas las doce y media de la noche la gestión del Hospital Universitario de Torrevieja y los once centros de salud del departamento después de quince años de concesión. El hasta la medianoche director gerente José David Zafrilla, junto a los asesores jurídicos de la empresa sanitaria, abandonaban en silencio la sala del área de administración y dirección del hospital en la que acababan de firmar el acta de recepción de las infraestructuras, mientras en el interior comenzaban los aplausos de los altos cargos de Sanidad, con la secretaria autonómica de Tecnología Sanitaria, Concha Andrés al frente. También se encontraba el equipo técnico que ha trabajado en la transición, además de la nueva gerente, Pilar Santos, y el comisionado de la Generalitat, José Pérez, que sonriente y aliviado, como si se hubiera quitado un peso de encima, acababa de perder su puesto de trabajo en la Conselleria de Sanidad. Poco antes un reducido grupo de trabajadores daba la bienvenida y la enhorabuena al nuevo equipo directivo mientras agunos facultativos de guardia se acercaron a la zona a curiosear.
La Conselleria de Sanidad ha impedido que los medios de comunicación estuvieran presentes en el acto de recepción. Tampoco pudieron acceder los representantes de los trabajadores del comité de empresa. Pero aunque no estaba previsto se pudo entrar a la sala de reuniones tras la firma del documento. Concha Andrés, considerando quizá que el trance había salido mejor de lo esperado, realizó una breve declaración en la que dijo que el gobierno del Botànic había cumplido con su compromiso de revertir el departamento a la sanidad pública mientras mostraba como un trofeo el acta de recepción firmada en todos los márgenes, y aseguraba que el proceso de transición ha sido "tranquilo (sic) y modélico" y que se inicia una nueva etapa. Se vieron caras de satisfacción después de la tensión y el cansancio de estos últimos días. También muchos abrazos. Lo primero fue recorrer con traquilidad las instalaciones del centro hospitalario, vedadas hasta ese momento para la mayor parte del personal de conselleria.
A las doce de la noche ya no quedaba ni rastro de los más de cien galardones logrados por la gestión del centro sanitario, exhibidos en las vitrinas que recibían a los usuarios en el vestíbulo de acceso desde el área de administración. Alguien debió considerar que eran propiedad privada y no pertenecían a los trabajadores del hospital. Mientras, el personal de la Conselleria de Sanidad, incluido algún alto cargo, se afanaba por retirar los carteles que todavía empapelaban el pasillo de la gerencia con el "No a la reversión", que se mantiene en los alrededores del centro y en algunos balcones de Torrevieja. También ha desaparecido el enorme anuncio de la fachada principal que difundía que el hospital ha sido acreditado por la prestigiosa Joint Commission Internacional. En su lugar queda la marca negra sobre la pared, la primera a encalar.
Una empleada de limpieza comentaba el cambio covencida de lo único que había que hacer: trabajar como ayer. "Que todos trabajen como siempre", ha dicho. El guardia de seguridad se cambiaba también de uniforme. Para continuar con su jornada de trabajo se quitaba el de la empresa contratada por Ribera y se ponía la ropa corporativa de la empresa escogida por Sanidad. Pero él, era el mismo.
