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La Generalitat reclama al Gobierno elevar la N-332 entre Guardamar del Segura y San Fulgencio para evitar las inundaciones

El propuesta pide ascender el vial 2 metros para suprimir el efecto barrera que inundó la margen izquierda del Segura durante la DANA

La carretera N-332 a su paso por Guardamar y San Fulgencio durante la DANA de 2019 que inundó la Vega Baja. | ÁXEL ÁLVAREZ

La Generalitat va a proponer al Ministerio de Transporte (Fomento) la ejecución de un proyecto de elevación de la carretera Nacional 332 entre Guardamar del Segura y San Fulgencio. La iniciativa pretende alzar dos metros la actual rasante a lo largo de un kilómetro, en el tramo comprendido entre la fábrica de baterías (Guardamar) y la rotonda a la zona comercial de San Fulgencio. Para la administración autonómica se trata de un proyecto prioritario porque durante la DANA de septiembre de 2019 la carretera ejerció un efecto barrera que mantuvo bajo las aguas miles de hectáreas de cultivo y también zonas urbanas entre la carretera, San Fulgencio, Daya Vieja y Daya Nueva y hasta Dolores a lo largo de la margen izquierda del río. Esta situación también ocurrió en la riada de 1987.

En septiembre de 2019 el agua sobrepasó la calzada de la carretera durante más de una semana, aunque se tuvo que mantener abierta al tráfico porque las comunicaciones interiores de la comarca estaban colapsadas por el impacto de la gota fría. La situación solo mejoró cuando la CHS abrió de urgencia una compuerta para evacuar las aguas del cauce viejo del Segura sobre el nuevo.

Las estimaciones realizadas durante aquellos días por la Generalitat señalan que en ese punto de su tramo final el Segura recibió 20 hectómetros cúbicos, procedentes tanto de los azarbes desbordados del sistema de riego de la margen izquierda (el Culebrina, Enmedio o El Acierto), como de la rotura del cauce en Almoradí a través de Dolores. Para la Generalitat la elevación de la carretera debe ejecutarse «sí o sí», y cuanto antes, porque las previsiones tanto de la administración autonómica como de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) son que las obras de corredores verdes que deben redistribuir las avenidas del Segura confluyan precisamente en este punto, con una estimación de volumen de caudal en torno a cien hectómetros cúbicos, que supera cinco veces a la que recibió durante la DANA.

El proyecto no modificaría el trayecto de la carretera, con un aforo de paso medio diario de más de 24.000 vehículos y que es el acceso de entrada salida del norte de la comarca por su litoral. No se contempla tampoco desdoblarla como sí lo está en parte del término de Guardamar del Segura y San Fulgencio, en el límite con La Marina. De este modo se evita un mayor esfuerzo en la inversión por expropiaciones de una obra que, en una estimación muy preliminar necesitaría como poco una inversión de veinte millones de euros. La de los corredores ecológicos es, junto a la renaturalización del cauce del Segura, la presa de la rambla Tabala y el encauzamiento de la rambla de Abanilla, una de las actuaciones contempladas para rebajar el impacto de las riadas en la comarca en el plan de gestión del riesgo de inundación en la cuenca. El objetivo es que el Segura y la Rambla de Abanilla no concentren todo el caudal recogido en la cuenca y se pueda redistribuir entre zonas de laminación y sacrificio dotando de mayor capacidad el propio canal de los azarbes -una inversión con mayor impacto ambiental- o ensanchando su capacidad entre motas.

Dragado para la desembocadura del río en Guardamar

La Generalitat quiere impulsar el dragado de las desembocaduras del cauce viejo y el nuevo del Segura en Guardamar. Es una actuación que reclaman los agricultores, y que la administración ve prioritaria en paralelo a la elevación de la N-332. La intervención se le reclama a la CHS porque se actúa sobre dominio público, aunque tiene impacto ambiental relevante sobre un humedal que está protegido.

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