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Un doctor del centro de salud de Callosa sufre amenazas de muerte

Conselleria retiró a las 24 horas del incidente la seguridad en el consultorio del municipio, así como en los de Orihuela y Almoradí

Control de acceso en el centro de salud de Callosa. | TONY SEVILLA

Gustavo Ferrer, médico de atención continuada en el Centro de Salud de Callosa de Segura, recibió una amenaza de muerte el domingo mientras hacía guardia en el servicio de Urgencias. Estaba trasladando al hospital a una mujer de 23 años con una crisis de ansiedad que le pidió que le administrara diazepam, un ansiolítico. Ferrer se negó porque la paciente había parido 48 horas antes, y en esos casos no es recomendable. Entonces, explica, el hombre que la acompañaba le agredió verbalmente: «Tú estás muerto», le dijo, y se fue derrapando con el coche.

Ya el año pasado, también en las Urgencias del mismo centro, una paciente agredió a una médico al no lograr que esta le diera la baja y la derivara a su facultativo de cabecera. «Es algo habitual», prosigue Ferrer, que confiesa que los profesionales sanitarios lo están pasando «realmente mal». «Los gritos, los insultos, las agresiones y las amenazas son lo normal», sobre todo, recalca, hay más presión a raíz de la pandemia. Según relata, «la gerencia se escuda en que no hay partes, pero todo está registrado porque la empresa de seguridad tiene la relación de todas las incidencias y sus actuaciones, que son constantes». En este sentido, recuerda que numerosas ocasiones en las que los vigilantes han tenido que interceder, como el día que un paciente llevó un perro para que le atacara. Algunas veces atiende a politoxicómanos que le demandan fármacos de forma agresiva. «Perdemos por no denunciar», opina Ferrer, por lo que ha decidido denunciar la amenaza de muerte ante el Colegio de Médicos para que luego se presente en el juzgado.

Sin vigilancia

Solo un día después del incidente la Conselleria ha suprimido el servicio de vigilancia en los centros de Orihuela, Almoradí y Callosa. Fuentes del departamento de salud sostienen que al finalizar las restricciones impuestas por la pandemia ya no es necesario que haya guardias de seguridad para controlar los accesos y aforos.

«Ahora qué va a pasar», se pregunta Ferrer. «Estamos agotados para que además tengamos que lidiar con esto; es insostenible que sigan recortando», apunta. En la misma línea, José Manuel Peris, delegado del sindicato médico en el departamento de Orihuela, insiste en que es un contrasentido que «nos quiten la seguridad el día después de recibir amenazas de muerte». Al igual que Ferrer, defiende que «los vigilantes siguen siendo necesarios porque no se trata de un hecho aislado, sino de la tónica general». Desde su sindicato advierten que la pandemia ha aumentado la presión, las demoras, la falta de citas y todo ello a su vez ha derivado en un elevado grado de agresividad. Peris lo traduce en «pacientes cabreados, ánimos tensos y crispación», y así un día tras otro «cuando estamos trabajando para los demás».

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