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Orihuela celebra el 150 aniversario de sus norias gemelas aún sin rehabilitar

El Ayuntamiento afirma que las obras de restauración comenzarán en febrero y tendrán un plazo de ejecución de cuatro meses - El proceso para poner en valor este símbolo del regadío en el municipio se inició hace cuatro años

Las norias gemelas Moquita y Pando, en la pedanía de Desamparados. | TONY SEVILLA

Como la palmera y los frutales, la noria es un símbolo en las tierras fértiles que riega el Segura. Una pieza de un sistema hidráulico capaz de convertir las corrientes en remansos, con el azud, y distribuirla por los rincones de la huerta a través de las arterias de acequias y azarbes. Un paisaje cultural y un patrimonio que da cuenta de ese esfuerzo a lo largo de los siglos por exprimir las aguas del río en una zona de sequías intermitentes. En el límite con Murcia, la primera toma de riegos de la Vega Baja eran las norias gemelas Moquita y Pando, que -a derecha e izquierda del cauce- alimentaban a más de 2.000 tahúllas hasta los años 80.

Orihuela celebra el 150 aniversario de sus norias gemelas aún sin rehabilitar

Aunque hunden sus raíces en los siglos XIII y XIV, las actuales estructuras de hierro, así como el azud y la sillería que las sostiene, son herederas de otras de madera que habían funcionado desde la época medieval. En 1871 se concluyeron las obras en la nueva ubicación, a 300 metros río arriba, una odisea que duró más de 40 años al tener que sortear los estragos de riadas y enfrentamientos judiciales y políticos. Orihuela celebró durante el fin de semana este 150 aniversario con un regusto agridulce, ya que se esperaba que el entorno, sumido en el abandono, estuviera rehabilitado, un proyecto que lleva varios años pendiente. «Supone el único ejemplo de norias dobles que pervive en el país», explica Pedro Valero, presidente de la asociación Amigos de las norias gemelas Moquita y Pando. «Somos afortunados al tenerlas aún gracias al esfuerzo de muchos agricultores a lo largo de cientos de años», continúa. Por eso, insiste, hay que reivindicar esta «joya del regadío milenario de Orihuela», aunque lamenta que aún no se hayan restaurado: «Era una buena fecha para celebrar este aniversario con ellas reparadas y funcionando».

Siendo de Desamparados, el concejal socialista Luis Quesada, que ya advirtió en febrero de que el procedimiento de licitación llevaba ocho meses de retraso, dice que «hubiera sido fantástico». Sin embargo, en la visita guiada de ayer se ha seguido viendo «un entorno pobre, desfavorecido y no acorde con lo que toca por el aniversario». Rafael Almagro, concejal de Patrimonio, reconoce que era un compromiso de su partido (PP) en el programa electoral de 2015. No obstante, prosigue, se trata de «un bien muy complicado», ya que su titularidad recaía en el Juzgado Privativo de Aguas, que cedió su uso al Ayuntamiento en noviembre de 2017. Por entonces, el Consistorio anunció que procedería «de inmediato» a su recuperación. El siguiente paso no llegó hasta 2018, cuando el pleno aprobó una partida de 500.000 euros, pero las obras se licitaron dos años después. El contrato se firmó el mes pasado, tras la adjudicación -en julio- por un importe de 420.000 euros. El plazo de ejecución es de cuatro meses, aunque «se ha solicitado un aplazamiento hasta que acabe la época de lluvias», manifiesta Almagro, que afirma que las obras comenzarán en febrero.

Mientras, la asociación, que se creó hace cinco años contra la desidia y el olvido, ha ido reconstruyendo la historia. Una exposición en el centro cívico Las Norias, que se podrá visitar hasta final de año, muestra ese recorrido documental y fotográfico. Así, han descubierto que Moquita deriva de una transformación de «Benimoquita», una alquería árabe, y que la de Pando fue una noria de nobles. Sobre este punto Valero ofreció una conferencia el sábado con detalles hasta ahora desconocidos: su nombre responde al apellido de sus propietarios entre los siglos XVIII al XIX. A partir de ahí fueron hacia atrás, hasta el siglo XVI, cuando la zona pertenecía al mayorazgo Soler, que incluía el Rincón de los Cobos, que le dio nombre durante muchos años. Una vez que los Pando lo heredaron -no sin antes disputas familiares, codicias, rencores y pleitos-, llegaron a Orihuela. Casando un dato con otro, aseguran que ambas ya eran pareja en 1536. Incluso, apunta Valero, en base a un documento del siglo XIV, «la equivalente a Pando no sería una noria árabe, sino castellana [por entonces pertenecía a Murcia]».

Otra de las demandas de la asociación es que se declaren Bien de Interés Cultural, un proceso que se iniciará cuando estén restauradas, a mediados del próximo año. También solicitarán que haya un centro de interpretación y pedirán cuentas de qué ha ocurrido con los 60.000 euros que ganaron en 2018 en los presupuestos participativos para la adecuación del entorno. Seguirán en movimiento hasta volver a escuchar la «na’ura» -en árabe «la que llora, la que gime»-, en ese chirrido constante al batir el agua.

Mejoras en el entorno de la Casa de los Mineros

El Ayuntamiento ha iniciado la mejora en los accesos y el acondicionamiento del paisaje y la flora en el entorno de la Mina Virgen del Carmen y Casa de los Mineros, que se concluirá en primavera. La actuación, con un presupuesto de 68.000 euros, se enmarca en la ya finalizada Casa de los Mineros y en el futuro centro de interpretación de la minería de la Sierra de Orihuela. El complejo, en el Monte de San Miguel, es un elemento único, con uno de los dos únicos hornos de calcinación de cinabrio de estilo Bustamante que se conservan en el mundo.

Se inician las mejoras del entorno de la Casa de los Mineros

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