Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cuatro nietas en busca de la Pasionaria de Almoradí

Familiares de Soledad Amorós Girona, víctima de la represión franquista en la Vega Baja, están a punto de encontrarla tras los últimos trabajos y excavaciones en la fosa 33 del cementerio de Alicante

Cuatro nietas en busca de la Pasionaria de Almoradí

Cuatro nietas en busca de la Pasionaria de Almoradí PILAR CORTÉS

Para ver este vídeo suscríbete a Información o inicia sesión si ya eres suscriptor.

Cuatro nietas en busca de la Pasionaria de Almoradí Loreto Mármol

Un reguero de pequeñas lápidas salpica el césped de la explanada del cementerio de Alicante. Bajo los pies 38 fosas albergan difuntos desperdigados, víctimas de la represión franquista. A tan solo unos pasos, a modo de memorial, lo que fue el sepulcro del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera, antes de su traslado al Valle de los Caídos.

"Quiero escarbar la tierra con los dientes/quiero apartar la tierra parte a parte/a dentelladas secas y calientes./Quiero minar la tierra hasta encontrarte/y besarte la noble calavera/y desamordazarte y regresarte". Fani de Haro Montesinos hace suyos los versos de Miguel Hernández y una mezcla de expectación, emoción, inquietud y sobre todo impaciencia la invade: "Ya queda menos", suspira.

Ella y sus hermanas, Sole, María y Fini, visitan cada vez más a menudo el camposanto porque el equipo de Drakkar Consultores, la empresa que está realizando las excavaciones, está a punto de encontrar a su abuela. El arqueólogo Jorge García explica que será más fácil identificarla al ser la única mujer de los 18 represaliados que yacen en la fosa 33, fusilados entre el 17 de diciembre de 1941 y el 12 de febrero de 1942.

Ya han hallado los restos de 10 y, por las fechas, se están acercando a Soledad Amorós Girona, que pertenecía al primer sindicato de mujeres de Almoradí, el de las obreras de las fábricas conserveras, cuando llegó el golpe militar y se enfundó el mono de miliciana. La llamaban la Pasionaria.

Cuando concluyó la guerra el nuevo régimen no pasó por alto a aquellas mujeres de armas tomar, tan alejadas del modelo que se quería imponer. No la pudieron relacionar con ningún asesinato, pero la fusilaron el 3 de febrero de 1942, con 25 años, por formar la milicia femenina, dar mítines ante las masas e insultar y menospreciar con palabras soeces a gloriosos generales del movimiento -especialmente al caudillo-, según los informes de Falange.

Su hija, que aún no había cumplido los 5 años, mantuvo durante toda su vida las ganas de recuperar sus restos, una espera que a su vez heredaron sus cuatro hijas. Las hermanas De Haro comenzaron a indagar en su propia historia, llena de recovecos y pliegues desconocidos, como esa foto doblada de Soledad vestida de miliciana que la familia escondió dentro de la figura de una virgen para evitar que la destruyeron o que tomaran más represalias.

Se impuso el miedo y el silencio y aprendieron a callar, pero nunca olvidaron. Hace un par de años averiguaron en el archivo provincial de Alicante que cuando la detuvieron en abril en el puerto estaba embarazada y dos meses después tuvo un aborto. Primero ingresó en el reformatorio de adultos -los actuales juzgados de la ciudad-. Luego fue pasando por varias prisiones: Orihuela, Dolores y Almoradí, donde testimonios orales hablan de que la despidieron entonando el "adiós muchachos" de Carlos Gardel. Un periplo que acabó de nuevo en el reformatorio.

Según escribió en una carta, la mataban porque un falangista de su pueblo "se había encaprichado de nuestra abuela y ella se negó", rememora Fani. Solo un mes y medio antes de que la ejecutaran, moría su madre, Teresa Girona Mateo, mientras cumplía condena por adhesión a la rebelión. Por una "hemorragia aguda consecutiva a úlcera de estómago", indica el certificado de defunción, aunque su bisnieta no puede evitar pensar en las duras condiciones que padecería aquella mujer de 64 años.

Los trabajos de exhumación en esta fosa están promovidos por la Asociación de Familiares de los Represaliados por el Franquismo del Cementerio de Alicante a través de una subvención de la Conselleria de Calidad Democrática. Pronto empezarán en la 14.

Se trata de la cuarta fosa que se abre desde que en febrero del año pasado se iniciaron las excavaciones -sin éxito- en la número 10. Aunque removidos, en octubre aparecieron los primeros restos en la 36 y en diciembre recuperaron 15 cuerpos en la 20.

Otros, como José Manuel Benavent Peñalver, de Callosa de Segura, esperan su momento. Para cumplir con la promesa que le hizo a su madre antes de morir, hace 28 años, de llevar a su hermano con la familia. Varias generaciones aún tienen presente al tío Rafael Peñalver Fernández. Miembro del comité local de la CNT en Orihuela, estuvo un par de meses escondido en una mina de mercurio hasta que lo delataron y lo acusaron de ayuda a la rebelión, fusilándolo el 7 de agosto de 1940.

José Manuel Benavent Peñalver con una foto a su tío Rafael Peñalver Fernández, fusilado en 1940 PILAR CORTÉS

José Manuel, a sus 76 años, recuerda una niñez de humillaciones en la fría posguerra, con la miseria por costumbre, y a sus mayores temblar de miedo incluso bien entrada la democracia. Ahora la prioridad de la asociación es localizar a descendientes, porque el fin último es exhumar a los desaparecidos, identificarlos y cotejar el ADN para entregarlos a sus seres queridos.

Por eso, se esfuerza en repetir los nombres de los nueve de la Vega Baja que "ya están en la mesa del laboratorio aguardando a sus parientes". Carmen Soriano Gambín, una joven de 20 años de Callosa de Segura, estaba embarazada cuando la condenaron a muerte junto a su hermana Rosario, a la que fusilaron inmediatamente mientras que con ella esperaron a que diera a luz. La llevaron al paredón el 1 de agosto de 1941 después de amamantar durante 11 meses a su hija, a la que entregaron a su viudo, Roberto Fernández, que acabó marchándose del pueblo. Ahí se pierde la pista.

José Manuel insiste en el llamamiento. También de Callosa eran Francisco Mora Flores, Antonio Grao Belmonte y Antonio Aguilar Ortiz; José Bas Rodes y Pedro Bernabéu Javaloyes, de Benejúzar; Juan Carlos Salazar Tamarco, de Almoradí; Manuel Ivernon Ferrandiz, de Torrevieja, y Antonio Pérez Velasco, de Orihuela. "Hemos tenido mucha piedra por el camino, pero ahora llevamos velocidad de crucero", concluye José Manuel, celebrando, como los demás, que se abra la tierra para cerrar heridas.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats