Con mucho fervor se ha vivido en las calles de Orihuela este Domingo de Ramos que da inicio a la Semana Santa en la capital de la Vega Baja, unas fiestas declaradas de Interés Turístico Internacional, después de dos sin poder celebrarse por la pandemia. Una Pasión auténtica y llena de singularidades y tradición rodeada con un buen clima que ha hecho que oriolanos y visitantes hayan participado con sus mejores galas -como dice el refrán, quien no estrena no tiene manos-. Así, se han podido ver a cientos de familias con niños luciendo sus palmas y ramas de olivo.

La procesión, que ha estado presidida por el obispo de la Diócesis Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, ha comenzado a las 11.00 horas con la bendición de las palmas en la Iglesia de las Santas Justa y Rufina para después marchar hasta la catedral, donde ha oficiado una misa, en la que ha agradecido la asistencia del cabildo, sacerdotes, seminaristas, la Junta Mayor, representantes de la Policía Nacional y Local, la Asociación de Fiestas de Moros y Cristianos y la corporación municipal, sin olvidar dos particularidades de su nuevo destino: los pedáneos, tan importantes a nivel territorial, y el caballero cubierto, una de las figuras clave de la Semana Santa oriolana, que este año ostenta el cirujano Miguel Ángel Morcillo, que no pudo desempeñar su cargo en la procesión del Santo Entierro (Sábado Santo) ni en 2019 por las condiciones climatológicas ni después por la interrupción del covid.

También ha habido máxima expectación en torno a Munilla, el nuevo prelado desde febrero que en alguna ocasión ha manifestado que ha aterrizado en un mundo totalmente diferente del que viene (San Sebastián), quien ha resaltado a la cuarta ciudad del país con más iglesias: "Me impresionó profundamente cuando conocí la devoción que se tiene aquí con Nuestro Padre Jesús", en referencia al patrón de Orihuela y su huerta, también conocido como "El abuelo", en su traslado en romería en el primer viernes de cuaresma. De esta forma ha subrayado que esa "es nuestra referencia, que no estamos huérfanos y tenemos un techo en el que cobijarnos".

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Galería de fotos de la procesión de las Palmas en Orihuela TONY SEVILLA

Porque el principal mensaje que ha querido trasladar en este inicio de la Semana Santa es que "la vocación fundamental de nuestra vida es ser discípulos de Cristo, Padre, amigo, compañero y hermano en el camino". Es, ha continuado, "dónde voy, por dónde y con quién".

En ese caminar, lleno de "sorpresas" y "derroteros" inesperados -nunca mejor dicho en pleno terremoto político con la moción de censura en el municipio-, la procesión de las Palmas, que recuerda a quienes acompañaron a Jesús ascendiendo mil metros de desnivel desde Jericó a Jerusalén, "es una imagen del movimiento de nuestra existencia, que es una subida; lo contrario es dejarse llevar cuesta abajo hacia lo vulgar, que no ofrece felicidad". En este sentido, ha añadido que "el bien suele ser lento porque va cuesta arriba", y exige "renuncia y sacrificio". En momentos de "tentación del desaliento", ha invitado a "agarrarse fuerte a la cordada que va tras Jesucristo", porque "uno por uno somos débiles y la comunión nos hace fuertes".

Y así, las palmas bendecidas servirán de protección de los hogares durante el resto del año.