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Ricardo abadía Director de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela

Ricardo Abadía: "Considerar al regante como un terrorista ambiental es una aberración"

La Escuela Politécnica Superior de Orihuela de la Universidad Miguel Hernández se ha posicionado en sus 50 años de vida como un centro clave de formación en la actividad agroalimentaria y agroambiental - Su director analiza los puntos fuertes y los retos de un centro que se gestó por la expansión de los cultivos en la Vega Baja ante la llegada del trasvase Tajo-Segura y la importancia de optimizar los recursos con una agricultura de precisión

Ricardo Abadía, en La Barraca, el germen de la EPSO que hoy ocupa la dirección del centro TONY SEVILLA

PREGUNTA: Es el centro universitario más antiguo de la provincia. ¿Cuáles son sus puntos fuertes en la actualidad? 

RESPUESTA: Estamos muy bien posicionados tanto en docencia como en investigación. Los estudiantes salen muy bien preparados para el ejercicio profesional. Por su tamaño, hay una cercanía y un acceso al profesorado que permite hacer un seguimiento personalizado. Además, los campos de prácticas están a pie de aula.

P: ¿Qué posición ocupa la EPSO en las clasificaciones? 

R: En el sector agroalimentario está la cuarta de las 27 escuelas que hay. Desde el punto de vista de investigación somos muy competitivos. Por la escuela, la UMH [Universidad Miguel Hernández] aparece en el ranking de Shanghái entre las cien mejores universidades del mundo en el sector.

P: Precisamente, se ha creado este año el Centro de Investigación e Innovación Agroalimentario y Agroambiental (CIAGRO-UMH).

R: Realizamos una investigación puntera y competitiva, con más de cien investigadores y 14 grupos, y nos hemos consolidado. En 2015 nos marcamos el objetivo de crear el CIAGRO que va a culminar con la solicitud a Conselleria para que sea instituto de investigación.

P: Dirige la escuela desde 2015, ¿cuáles son los principales retos que afronta?

R: Ampliar la oferta formativa, con nuevas titulaciones. Otro de los puntos a mejorar es el sistema de transporte. Estamos a 3,5 kilómetros de Orihuela. En estos años hemos puesto en marcha un proyecto de movilidad sostenible con bicicletas que queremos ampliar a patinetes eléctricos. Prestamos, tanto a estudiantes como a profesores, bicicletas plegables para que se puedan transportar fácilmente en el tren, de forma que hay compañeros que vienen desde Murcia o Alicante en bici. Sin embargo, el número de servicios de autobús se ha reducido. En cuanto a infraestructuras, se está rehabilitando uno de los edificios donde se va a hacer un centro de análisis sensorial. Un reto es potenciar el deporte en el campus, haciendo un gimnasio y aumentando la ocupación de las pistas deportivas que tenemos.

El director del centro expone los valores de una escuela clave en el sector agrario de la comarca TONY SEVILLA

P: ¿Cuántos alumnos se han formado en la EPSO en este medio siglo y cuántos hay ahora?

R: En estos 50 años se han formado en torno a 7.000 profesionales. Desde 2014 somos bastantes estables en cuanto al número de alumnos de nuevo ingreso, que se sitúa en unos 250 estudiantes de un total de 600. A principios de los años 2000 hubo un gran crecimiento, con 2.400, porque había mucha demanda del sector agroalimentario. A partir de 2005, después del boom económico, el índice bajó, ya que los estudiantes se iban a otras titulaciones.

El trasvase está tan polarizado y politizado que hace que se adopten medidas que tienen una difícil justificación técnica

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P: La escuela comenzó a gestarse en 1968 por la llegada del trasvase Tajo-Segura, que ofrecía posibilidades de expansión de la agricultura en la Vega Baja. Finalmente, al escuela se ubicó en la finca experimental "La Granja, que dependía de la Confederación Hidrográfica del Segura. Aún se conserva su edifico más emblemático, La Barraca, en el que está la dirección del centro. Ahora, se plantea un recorte que amenaza la viabilidad del trasvase. ¿Cuál es su opinión? 

R: Es un tema muy polarizado y politizado, lo que hace que se tomen decisiones y se adopten medidas que muchas veces tienen una difícil justificación técnica, como el aumento de los caudales ecológicos del Tajo, si finalmente se aprueba en el Consejo de Ministros. Se plantea que si se le echa más agua al Tajo dejará de oler, pero si se cumpliera la normativa y se depurara como se hace en esta zona no pasaría. Es mejor verter las aguas residuales depuradas en condiciones que aseguren el buen estado de los caudales que tapar una carencia interfiriendo en otro uso ya concedido por ley. Lo importante es centrarse en qué es lo más adecuado para que el regante pueda disponer de agua en calidad y cantidad suficiente.

P: ¿Qué es lo más adecuado?

R: Hay agua en España más que de sobra, no solo en otros territorios. Hay que luchar por aprovechar y usar todas las aguas posibles, y una de ellas, evidente y necesaria, es la del trasvase. Pero un exceso de celo en lo que técnicamente es justo y está aprobado hace que se pierda el foco en otros recursos disponibles. Hay que solventar la escasez también con la depurada y la desalada en donde se pueda. Por ejemplo, se le puede dar una mayor participación a las aguas depuradas en determinados cultivos del sureste. Con un buen tratamiento terciario es viable. Habrá que establecer técnicamente en qué sitios se puede regar y con qué aguas.

Abadía muestra fotografías antiguas y vistas aéreas de la evolución de la EPSO TONY SEVILLA

P: Diferenciando entre el debate político y el técnico, ¿qué le supone este recorte al regante?

R: Si no se consigue poner en uso los otros recursos suficientes con una calidad y un precio competitivo, va a ocasionar unos problemas importantes de abandono de superficies y pérdidas económicas y de empleo, y no creo que dé tiempo a usar caudales de otra procedencia si finalmente se aprueba el plan del Tajo. 

P: ¿Por qué cree que se está tomando esta decisión?

R: Hay regadíos, una parte minoritaria, que han ocasionado un impacto medioambiental, en algunos casos muy patentes, que se han implantado incluso con el visto bueno de la propia Administración. El resultado es que se ha asociado a todos los regantes como terroristas ambientales, olvidando su papel clave en la producción de alimentos y por tanto en la sociedad. Considerar así a la producción de alimentos es una auténtica aberración. Esta controversia se está utilizando a nivel político, dando lugar a situaciones de este tipo, optando por recortar y obviando la normativa que exige verter aguas depuradas en condiciones óptimas.

Ha habido un exceso de permisividad de las administraciones a la hora de poner nuevas zonas de riego

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P: ¿Ese impacto medioambiental del que habla es por ejemplo el Mar Menor?

R: El Mar Menor sufre un problema de exceso de carga de nutrientes a consecuencia, en parte, por el regadío, aunque este no es el único causante pese a que solo se pone el foco en ese factor. Ha habido un exceso de permisividad por parte de la Administración a la hora de poner en marcha nuevas zonas de riego. El Campo de Cartagena funcionaba muy bien hasta hace 15 años, y el trasvase tiene más de 40. Ahora están pagando los regadíos de todo el sureste y los regantes del trasvase, por una irresponsabilidad por parte de quien fuera competente para conceder esos permisos.

P: En la EPSO hay materias y se investiga en agua, ecología, medio ambiente... A su vez, se forma a los profesionales que ahora están en el entorno. ¿Qué se enseña en cuanto a la conservación de los recursos?

R: En España un 75% de los recursos se usa para regadíos. El porcentaje alcanza un 90% en al algunas cuencas como la del Segura. Es muy importante el aprovechamiento eficiente del agua. Aquí realizamos una formación en base a una agricultura de precisión. La digitalización ha entrado de lleno en cuanto a determinar las necesidades reales de agua y la gestión de los recursos para aportar exactamente la cantidad necesaria que permita el correcto desarrollo de los cultivos y el mínimo impacto medioambiental. Tenemos unos huertos de prácticas que están equipados con sensores de humedad (de ambiente y de suelo), temperatura y viento que permite al alumno hacer una programación como en una explotación profesional. Se les enseña a gestionar de forma eficiente los recursos, y salen con unas bases que las van a aplicar directamente en el ejercicio profesional.

El centro tiene huertos a pie de aula donde se enseña a gestionar los recursos con el mínimo impacto medioambiental

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P: ¿Qué ha supuesto la escuela para el desarrollo socioeconómico de la Vega Baja? 

R: Los técnicos que se dedican al sector agroalimentario en la comarca, y en el sureste, se han formado en este centro. Aportamos investigación, asesoramiento y estudios. Hemos firmado convenios con organizaciones de productores, asociaciones de agricultores, federaciones empresariales y numerosas empresas del sector. Gracias al CIAGRO y a un agente de innovación, una persona que se dedica exclusivamente a que lo que aquí se investigue llegue a último término, facilitamos la transferencia de conocimiento hacia las empresas.

Abadía estudió en el centro desde 1984 a 1987. Con motivo de su 50 aniversario, la EPSO expone las orlas de todas las promociones TONY SEVILLA

P: La EPSO también devolvió el carácter universitario a la ciudad, que lo perdió en 1835 con la Desamortización de Mendizábal lo que provocó el cierre de la Universidad Pontificia de Orihuela, fundada en 1552. 

R: El objetivo que se planteó el patronato para la promoción de centros de enseñanza en Orihuela en 1968 fue devolver esa actividad que desempeñó durante 300 años como sede universitaria. El primer hito fue en 1972, cuando se creó este centro como sección delegada de la Escuela Universitaria de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Valencia. En 1978 pasó a ser independiente, mientras que en 1995 se transformó en lo que es hoy la escuela politécnica superior, un centro universitario de primera división con estudios superiores.

P: Al pleno de este mes llega la propuesta de otorgar a la EPSO la Medalla de Oro de la Ciudad. ¿Cómo lo valora?

R: Como universidad hemos hecho muchas actividades a nivel municipal y también con ayuntamientos de varios municipios. Este reconocimiento es una manera de reivindicarse como ciudad universitaria. Es un honor recibir esa consideración y formar parte de la sociedad oriolana.

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