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La Vega Baja implanta 21 ciclos de FP en dos años para ajustarse a la demanda laboral

La comarca aún tiene pendiente incorporar ocho familias profesionales, algunas de ellas clave en su desarrollo como energía y agua, marítimo pesquera, mantenimiento electromecánico y fabricación mecánica - Los retos son expandir la oferta por todo el territorio y mejorar la red de transporte público

Varias estudiantes realizan un examen TONY SEVILLA

Desterrar la idea de que la Formación Profesional (FP) es la Cenicienta de la educación es el objetivo de la Conselleria de Educación, que pretende alcanzar a la mitad del alumnado en 2030 (ahora representa el 20% del total de enseñanzas). Por un lado, atrayendo a jóvenes y profesionales desactualizados; por otro, posicionándose como fuente de talento, motor para el empleo y supervivencia en un mundo competitivo. Incluso, ofreciendo un itinerario formativo a la carta para elegir las materias o módulos ajustándose a las necesidades de los estudiantes, pero también de los sectores productivos.

Para ello, se han creado 20 consejos territoriales por comarcas que están integrados por los ayuntamiento que tienen centros que imparten FP, Labora, sindicatos y Conselleria. En el caso de la Vega Baja, este órgano de toma de decisiones se conformó el 24 de febrero en Almoradí, mientras que la comisión técnica, el brazo ejecutor, se reunirá el próximo día 30 en el mismo municipio. Su misión es determinar hacia dónde avanzar y en qué sectores.

IES Antonio Sequeros de Almoradí, que el próximo curso incorpora los ciclos de ciberseguridad y aplicaciones multiplataforma TONY SEVILLA

Casi como un teórico del darwinismo, en una constante actualización y adaptación de la oferta y la demanda, se encuentra Antonio Quinto, que se encarga de anticiparse y testear lo que puede o no funcionar. Desde hace dos años ocupa el cargo de prospector de FP, por aquello de encontrar yacimientos de petróleo, para descubrir qué quiere ser la Vega Baja de mayor. Es decir, analiza las necesidades que tiene la comarca para su desarrollo y lograr de esta forma adecuar la oferta formativa al mercado laboral.

"Hasta ese momento no había guías, observadores ni asesores", explica Quinto, quien atribuye el mérito al director general de FP, Manuel Gomicia, "artífice de la revolución de la FP en la Comunidad Valenciana", añade. La Vega Baja tenía una oferta deficiente: "Partíamos de una evidente desventaja, pero se están cumpliendo las expectativas", prosigue. En ese tiempo se ha dedicado a realizar un trabajo de campo visitando todos los centros educativos. La apuesta es tan decidida que este año se ha incorporado José Miguel Belmonte. Ambos técnicos se encuentran en el Cefire (el centro de formación, innovación y recursos educativos para la formación permanente del profesorado) de Orihuela, en el campus de la Universidad Miguel Hernández en Desamparados.

Así, en estos dos cursos se han implantado 21 ciclos hasta alcanzar los 61 que se impartirán a partir de septiembre. Entre los 11 nuevos, destacan el de atención a las personas en situación de dependencia (en Albatera), ciberseguridad (Almoradí), industrias alimentarias (Benejúzar), aplicaciones web (Torrevieja) y actividades físicas y deportivas (Orihuela). Llama la atención el de Química (operaciones de laboratorio) en San Miguel de Salinas, en un esfuerzo por diferenciarse.

En total, 17 familias profesionales que representan los diferentes sectores productivos. "Aún hay deficiencias que de momento se van paliando con centros limítrofes", apunta. Son ocho menos de las que se ofertan en la Comunidad Valenciana, porque "no existe una clara demanda" de "vidrio y cerámica", cita Quinto como ejemplo. No obstante, señala que "necesitamos mantenimiento electromecánico", muy solicitado por unas empresas que están cada vez más robotizadas: "Se los rifan", incide, al tiempo que agrega que está previsto incorporar energía y agua (eficiencia, tratamiento y gestión), fabricación mecánica y marítimo pesquera (acuicultura).

Estas tres ramas más la agraria y la de instalación y mantenimiento, en total 12 ciclos, se impartirán en el nuevo centro integrado Vega Baja en Guardamar del Segura, aunque de momento es un solar en edificación que estará listo dentro de cuatro cursos. Menos falta para el nuevo instituto en Pilar de la Horadada, que ofertará seis ciclos formativos a partir de 2023 en los ámbitos de instalaciones y mantenimiento y servicios socioculturales y a la comunidad.

Porque uno de los problemas detectados es la falta de espacio: "No solo se trata de disponer de aulas, sino también de talleres para las prácticas", manifiesta. Por eso, subraya, es importante la segunda edición del Plan Edificant, el programa en el que el Consell aporta la inversión y los ayuntamientos ejecutan las obras de ampliación, mejora o construcción de centros.

También está en el punto de mira el refuerzo de aquellos ciclos con largas listas de espera y altas notas de corte: sanidad, electromecánica o el de DJ y sonido (en Bigastro). Ahora bien, no siempre lo que tiene una gran demanda por parte del alumnado responde a las necesidades de la comarca o del mercado. "Hay ciclos con una gran salida laboral, pero que no son tan atractivos", apunta. En este sentido, resalta la labor de orientar a los jóvenes, que en muchas ocasiones no tienen claro a qué quieren dedicarse. "Es fundamental captar valores y dotarles de preparación", recalca.

Primera jornada "Oferta Formativa Comarcal de Formación Profesional", en el IES El Palmeral de Orihuela TONY SEVILLA

Además, otro objetivo es repartir la oferta por el territorio para, en palabras de Quinto, "hacer partícipes a todas las poblaciones". En este curso se han impartido ciclos en 15 de los 27 municipios de la comarca (menos en San Isidro, Catral, Cox, Daya Vieja, Daya Nueva, Algorfa y San Fulgencio).

Sin duda, prosigue, "el principal reto es dotarse de un transporte público adecuado para garantizar que cada persona estudie lo que quiera y no solo lo que pueda por cercanía", a la vez que lamenta "las deficientes comunicaciones" que hay en la Vega Baja. En este sentido, se va a solicitar la colaboración de la Conselleria de Transportes para mejorar las conexiones.

En suma, se trata de "seguir trabajando para implantar lo que necesitamos como comarca", concluye, dentro de un plan para que la FP se convierta en una opción sólida como alternativa a los grados universitarios para encontrar rápidamente una salida laboral en un escenario de creciente demanda de técnicos. 

A la caza del talento

La FP oferta prácticas en dos modalidades, una obligatoria (la Formación en Centros de Trabajo) y otra opcional (FP dual). Para finalizar los ciclos hay que realizar una estancia, de entre 220 y 400 horas, en una empresa. Desde hace un mes los alumnos pueden percibir una remuneración por ello.

La dual, más reciente e innovadora, se desarrolla en paralelo a los cursos, aunque en ningún caso suman más de 40 horas entre empresa y clases. "Supone un esfuerzo añadido que suele recompensarse en lo académico", explica Antonio Quinto, prospector de FP de la Comunidad Valenciana en la comarca.

Estas prácticas también están remuneradas, ya que "queremos evitar que la FP dual sea un sitio de mano de obra barata para las empresas", añade. Las ventajas para el alumnado es formarse con tecnología punta, más implantada en el tejido productivo que en el ámbito formativo, y el alto índice de colocación, mientras que a las mercantiles les ofrece la oportunidad de cazar talentos e incorporarlos a la plantilla con un mínimo coste en formación.

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