Agua para todos. Pero de la que nadie quiere. La empresa salinera de Torrevieja se va a dirigir a la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) para pedirle que adopte medidas inmediatas que atajen un vertido de caudales de aguas permanentes y superficiales procedentes de una supuesta rotura del canal de riego del trasvase Tajo-Segura a las que se sumarían caudales del drenaje de riego agrícola del Campo de Salinas.
Fuentes de Salins España, multinacional gala arrendataria de una de las salinas más importantes de Europa, indicaron a INFORMACIÓN que han podido comprobar sobre el terreno la existencia de un caudal constante a lo largo de la rambla de Lo Masera hasta La Marquesa, una aportación que estiman que no tiene origen natural. Es un vertido, insisten, que debería investigar la CHS, en caso contrario denunciarán la situación a la Guardia Civil porque la llegada de esas aguas a la laguna puede afectar la producción de la explotación salinera.
Salins sospecha que el agua procede de una rotura del canal del postrasvase del Campo de Cartagena, que en la Vega Baja recorre el trazado entre el embalse de La Pedrera y Pilar de la Horadada por la zona alta de la cuenca vertiente de la laguna de Torrevieja. Sin embargo agricultores consultados por este diario aseguran que el caudal llega sobre todo de un venero natural de Lo Masera, aguas arriba del canal, recargado con el ciclo de episodios torrenciales desde finales de 2016. Al caudal de este recorrido de varios kilómetros se irían sumando por otra parte los drenajes de los bancales de cítricos que atraviesa, pero los agricultores advierten que las aguas van cargadas de salinidad, por la composición de los suelos que va atravesando. Y no llegan a la salina porque existe una red de drenaje que lo impide junto a la laguna.
La infraestructura del trasvase, y también la subterránea de la Mancomunidad de Canales del Taibilla en esta zona, han sufrido graves y constantes averías y pérdidas en los últimos 30 años derivadas de la falta de mantenimiento, y sobre todo, del tipo de suelo sobre el que están asentadas estas grandes conducciones, yesos muy permeables que propician galerías subterráneas e inestabilidad del terreno. A margen de su origen este caudal constante y superficial, estimado en 50 litros por segundo, ha provocado constantes conflictos entre los agricultores desde hace casi una década. Algunos propietarios han transformado el terreno para evitar que la entrada de esta agua -muy salina- afecte a sus explotaciones.
Uno de ellos construyó un muro en el tramo de la rambla a la altura de La Clevilla, terreno que además habría ocupado provocando supuestamente la derivación del agua a zonas que nunca antes se inundaban al ocuparse el lecho natural del barranco. El muro cuenta con licencia del anterior equipo de gobierno del Ayuntamiento de San Miguel de Salinas, la Audiencia Provincial ha resuelto su demolición en una resolución que puede ser recurrida. Con estas transformaciones el agua termina discurriendo por un camino vecinal público en vez de por su cauce natural. Como es habitual para estos casos, la CHS no ha querido deslindar la rambla para determinar con exactitud cuál es la zona afectada por el dominio público hidráulico.
El equipo de gobierno (PSOE-IU) no se pronuncia sobre la inundación del camino público, la autorización de estas obras a particulares o el proyecto que ha planteado para resolver parte de estos problemas de inundaciones de fincas con un plan de drenaje urbano sostenible con un partida presupuestaria de la Generalitat que alcanza los 400.000 y que no aparece en la información pública de la gestión municipal.
La Fayona
A este problema de aportación de aguas se suma otro en la rambla de la Fayona, más al sur, donde la CHS ha autorizado supuestamente el efluente de las aguas tratadas de la depuradora de la urbanización La Balsa a petición del Ayuntamiento de San Miguel de Salinas. Los agricultores solicitaron, sin éxito, reutilizarla para riego. En una decisión «incomprensible» para los regantes, la CHS no lo permitió y el agua tratada -bajo unos criterios de calidad con un control bastante limitado- termina desembocando por su cauce natural en la laguna.
Por otra parte, toda la orilla del humedal cuenta con un colector que discurre paralelo a su orilla sur, y que debería recoger todas las aguas de drenaje de los regadíos del Campo de Salinas. El tubo subterráneo se construyó en los años 80, pero no para salvaguardar a la laguna salinera sino para evitar que los cultivos más cercanos al humedal se vieran afectados por la filtración subterránea de los propios drenajes agrícolas situados en bancales a cotas más altas. Este colector debe trasladar las aguas hasta un emisario submarino frente a las costas de Torrevieja, entre La Veleta y cala Lo Ferrís, lejos de la costa. Pero no hay certeza de que esté cumpliendo esa función. Cuando intentó emplearse para desalojar aguas de las salinas tras la DANA de finales de 2016 que afectó a Torrevieja, estaba cegado. Todo apunta como principal «sospechosa» de recepción de los drenajes a la zona entre el Hospital de Torrevieja y la depuradora, a la que llegaría por gravedad, filtración o vertido. Área donde crece un espeso carrizal que difícilmente podría sobrevivir en el ambiente hipersalino.
Otra variable importante del problema es el contenido de las aguas. Casi todo los agricultores consultados indican que los análisis de las que llegan a La Marquesa solo cuentan con una aportación mínima de nitratos y productos derivados de la producción agrícola y sobre todo reflejan una elevada conductividad.
ENORME MALESTAR EN EL SECTOR AGRÍCOLA DEL CAMPO DE SALINAS
En el sector agrícola del Campo de Salinas existe un enorme malestar por las informaciones que inciden en la existencia de aportaciones de drenajes agrícolas a la laguna de Torrevieja. Consideran que se equipara esta situación ambiental con las del Campo de Cartagena y el Mar Menor, cuando son contextos situados "a años luz". Informaciones, recuerdan que se producen en un momento en el que el sector está produciendo a perdidas por el aumento de los precios de la energía, combustible e insumo, mientras el mercado se ve invadido por productos cítricos sudafricanos con costes de producción y precios finales mucho más reducidos. Las mismas fuentes señalan que las aguas de drenaje no tienen carga de nitratos. Los datos oficiales de aforos y mediciones de la CHS del acuífero indican que está sobreexplotado y reflejan una presencia muy destacada de nitratos.
