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Los antivirales y medir la calidad del aire, claves para frenar la pandemia

La viróloga Margarita del Val señala las próximas medidas que se deben tomar frente al covid y anima a los que aún no se han vacunado a hacerlo, porque "no hay evidencia de que esté bajando la eficacia de la vacuna"

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La viróloga Margarita del Val imparte una charla en el campus de Desamparados de la UMH TONY SEVILLA

Para algunos ha sido la advertencia durante la pandemia; para otros el consejo. Para muchos, "la voz de la cordura", ha definido Ricardo Abadía, director de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela, donde Margarita del Val, química, viróloga e inmunóloga ha impartido la conferencia "El sistema inmunitario, los virus, sus variantes y las vacunas", en el marco de las "charlas de verano" del Museo Didáctico e Interactivo de Ciencias de la Vega Baja del Segura. En una entrevista posterior con este periódico, la científica ha trasladado dos palabras clave en este momento: los antivirales y la transmisión por aerosoles.

Así, en cuanto al escenario actual de la pandemia por coronavirus, ha manifestado que "no tenemos unos datos claros de cuál es la incidencia real porque mucha gente se autodiagnostica con el test de antígenos". Además, ha añadido que "la variedad ómicron generó tal colapso en la atención primaria que solo se diagnosticaron los casos al principio". Con todo, "percibimos que hay muchas infecciones, más casos en esta oleada que en todas las anteriores juntas", ha agregado, al mismo tiempo que ha señalado que "este invierno hubo 15.000 fallecidos, la mitad que en la primera oleada; sin embargo, existe la percepción de que ya ha pasado".

No obstante, ha sostenido que "la mayoría de casos son leves, porque estamos vacunados, y la vacuna es la gran diferencia". De hecho, ha agregado que "no hay evidencias de que esté bajando la eficacia; es decir, la protección sigue siendo la misma". Tampoco hay evidencia de que haga falta una cuarta dosis, ha indicado.

A su juicio, como un complemento, "habría que empezar a usar ya los antivirales en cuanto comienzan los primeros síntomas en personas de alto riesgo". En este sentido, ha apuntado que "para ganarle la carrera al virus, hay que reaccionar inmediatamente". Estos antivirales, ha insistido, están aprobados desde hace seis meses. Hay uno que es una pastilla que hay que tomar durante una semana y otro que es una sola inyección. Se trata, en su opinión, de "la medida más importante" ahora. "El uso es un poco complejo, pero cosas más difíciles se han hecho durante la pandemia", ha advertido.

Del Val también hizo hincapié en la calidad del aire: "La transmisión por aerosoles se debe medir en cada sitio", porque "respirar el aire de otro se debe evitar, al igual que no bebemos del vaso del que beben otras personas". La tendencia debe ser "renovar y separar el aire limpio", de la misma forma que "aprendimos a separar las aguas residuales de las potables a raíz de las enfermedades infecciosas". "En el siglo XX, con la tuberculosis, nos dimos cuenta de que las estancias con techos altos son más saludables; tenemos que volver a eso", ha recordado.

Por último, ha lanzado un mensaje a los que aún no se han decidido a vacunarse, aconsejándoles que "consideren la quinta vacuna, que se basa solo en proteínas, del estilo de las clásicas, que existen desde hace muchas décadas", y se administra en determinados centros de vacunación. "Nunca es tarde para vacunarse, porque nos vamos a infectar todos, y el riesgo para los no vacunados es entre 10 y 30 veces superior", ha enfatizado.

Porque "lo que hemos aprendido no lo podemos olvidar", algo que ha servido para reaccionar mejor ante la viruela del mono, que no le preocupa tanto a esta experta en virus. "Tenemos muchas cosas a favor: se está transmitiendo de una forma sostenida, lo conocemos, no parece que está causando mortalidad y tenemos vacuna y antiviral. Estamos tranquilos", ha concluido.

El auditorio ha transmitido sus inquietudes a Del Val, que, tras su exposición, ha recibido numerosas felicitaciones y peticiones para hacerse una foto con la científica que conoció -"solo de vista"- a Severo Ochoa y un poco más a Margarita Salas. Ha recibido, además, varios regalos, desde cuentos hasta dátiles del Palmeral de Elche y la réplica de la higuera de la casa de Miguel Hernández.

El ciclo de conferencias, que se celebran en el campus de Desamparados de la Universidad Miguel Hernández, se cierra con la intervención este viernes del director del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas del CSIC, Enrique de la Rosa, sobre "Lo que es ciencia y lo que no lo es".

Relato de una pandemia

Después de un amplio abanico de variedades de covid, de alfa a ómicron en el alfabeto griego, esta última, totalmente distinta, se ha impuesto porque ha aprendido a multiplicarse en una humanidad con inmunidad, ha relatado Margarita del Val. Quizá por mimetización con los virus que estudia, ha dado a sus oyentes una lección de vida apelando a los cambios para sobrevivir. "No enrocarse y ser flexibles; no bloquearse ni resignarse ante las malas rachas", ha aconsejado, es fundamental para quien cree que muchas veces "la vida decide por ti, y en cada etapa he aprendido".

Su curiosidad la llevó a estudiar la química de la vida. Le gustaron tanto los virus que se decantó por la Inmunología y de ahí dio el salto a las vacunas, a las que ha definido como "uno de los mayores logros de salud pública", que entrenan la memoria del sistema inmunitario. Necesarias, porque "estamos rodeados de agentes infecciosos que nos llegan por muchas vías".

Después de dos años desde la irrupción del virus, Del Val desmiente "uno de los espejismos que nos gustaba escuchar al principio", como el de la inmunidad de rebaño, que "no se puede conseguir porque la vacuna protege de la enfermedad, pero no evita la transmisión".

Su mayor reto en todo este tiempo ha sido que no se perdiera la confianza en la vacunación que había en España, algo que no se da en Francia o en Italia. De esa labor, ha destacado la importancia de "dar datos y ser transparentes para no generar sospechas".

Sobre todo vivió la pandemia "estudiando más que nunca". En enero de 2020 ya estaba con la mosca detrás de la oreja, nerviosa ante lo que iba a llegar: "No preví el colapso de la economía, pero sí el del sistema sanitario". Digiriendo "las decisiones equivocadas de los gobiernos" que aseguraban que no era más que una gripe. Hasta que "por fin se tomaron medidas: sin el confinamiento, se hubiera desmontado la sociedad; habríamos vuelto a la Edad Media", ha aseverado.

Una etapa de mucho trabajo, dedicación, adrenalina y agotamiento, ha rememorado la investigadora a quien el VIH le parece el más difícil de todos. Los científicos han tenido que hacer camino al andar, y entretanto enfrentar los mensajes virales en forma de bulos. Por ejemplo, ha sostenido que "no hay ninguna indicación de que el coronavirus escapara de un laboratorio y que lo haya creado un científico es imposible".

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