El pequeño consultorio médico auxiliar del Campo de Guardamar, que atiende a la pedanía y a la población de la urbanización del Raso, no tiene aire acondicionado. Parte de los pacientes esperan en un patio exterior al sol. El ordenador está bloqueado. La facultativa de atiende el consultorio hace las recetas a mano. Y se limita a escuchar a los pacientes porque tampoco puede realizar interconsultas, ni pedir pruebas, ni recibirlas.

Consulta auxiliar del Campico de Guardamar del Segura

Este es el panorama de la asistencia médica de proximidad en este punto del término municipal: según la médico el departamento de salud dice que el local del consultorio, con un destartalado cartel de señalización en el acceso, es cosa del Ayuntamiento de Guardamar. Y el Ayuntamiento, cómo no, asegura que los medios con los que tiene que contar el consultorio auxiliar son responsabilidad y competencia de la Generalitat. Eso sí, a excepción de la avería del ordenador la mayor parte de estas deficiencias y falta de medios han sido denunciadas por los usuarios desde 2015. La misma fuente sindical advierte que llevará esta situación ante la Inspección de Trabajo si no se adoptan medidas inmediatas.

Las quejas por las instalaciones se remontan a 2015 pero se han agravado en los últimos meses. El Ayuntamiento, que aporta el local, responsabiliza al departamento de salud y el área sanitaria a su vez al Consistorio

Desde el Sindicato Médico de la Comunidad Valenciana CESM-CV, se han visto "obligados" a poner en su conocimiento las "graves deficiencias estructurales" de este consultorio auxiliar, que, a su juicio, "interfieren negativamente en el trabajo del facultativo que desempeña su actividad en dicho centro, así como en el servicio prestado y la atención a los pacientes". El objetivo de la denuncia pública es que se proceda "a subsanarlas a la mayor brevedad posible". El sindicato señala que estas condiciones vulneran "las más básicas normas de seguridad laboral".

Sillas habilitadas como sala de espera en el exterior del consultorio

La sala de espera, de reducidas dimensiones, no dispone de equipo de aire acondicionado, lo que hace muy difícil soportar a los pacientes el tiempo de espera que a veces supera inevitablemente la hora. Los pacientes han de esperar en una sala de reducidas dimensiones que mide unos 2 metros de ancho y 3 de largo, permaneciendo en ella sin poder usar las mascarillas por dificultad de soportar el calor, lo que aumenta el riesgo de contagio al no disponer ni siquiera de un purificador de aire, ya que "el que había con anterioridad ha desaparecido", según el sindicato.

Entrada al consultorio del campico

El único remedio del que se dispone para combatir el calor es el de un ventilador que apenas disminuye la temperatura y que además sirve para remover el aire entre los pacientes. Las quejas de los pacientes son continuas desde hace varias semanas coincidiendo con el aumento de las temperaturas y las "dirigen, cómo no, al personal que estamos trabajando en el consultorio". Disponemos de un patio, en el que se han colocado 6 sillas que están bajo el techo, pero evidentemente sigue haciendo prácticamente el mismo calor que en la sala de espera para la consulta médica y además se utiliza como sala de espera para la consulta de enfermería. Hay un toldo vertical que no protege del sol y está inservible. El resto del patio está al aire libre y es inutilizable.

Acceso exterior a la consulta, que tampoco está señalizada

El sindicato indica que "dijeron que iban a abrir la biblioteca para habilitarla como sala de espera, pero continúa cerrada". Mientras que en la consulta, la falta de material para ejercer la medicina "con garantías es la tónica, se ha denunciado verbalmente y se ha hecho caso omiso". Así falta biombo para garantizar la intimidad durante la exploración a los pacientes, faltan muebles, "ni siquiera tenemos espacio para colocar las herramientas de trabajo". Tampoco hay trituradora de papel, los documentos que "se desechan se acumulan en una caja de cartón sin garantías de mantener la confidencialidad de la información de dichos documentos". El ordenador "falla a diario y está obsoleto funcionando, cuando funciona, muy lento". Y el hecho de tener que trabajar con dos programas a la vez y con estos equipos obsoletos está demorando el tiempo de atención a cada paciente con los retrasos y "enfados por el usuario consiguientes". Las llamadas al CATS (servicio de atención informática) son casi diarias.

La facultativa ha echado mano del recetario ante la avería del ordenador

La luz, salta con frecuencia, especialmente cuando se conecta algún aparato de más, lo que obliga a reiniciar los ordenadores frecuentemente con lo que de demora de tiempo conlleva. El local, en su conjunto, está obsoleto, deteriorado y no reúne las características más básicas para la atención a los pacientes ni para el trabajo con los mínimos de confort y seguridad exigibles.

Presión asistencial

Capítulo al margen es la presión asistencial que asume la facultativa del centro, Elena Bondareva, delegada del sindicato médico en la junta de personal, y que realiza la consulta dos veces por semana y refuerza las urgencias del centro de salud de Guardamar, con más de 2.000 tarjetas sanitarias entre todos los cupos que cubre y un consultorio que debe atender a la población de una de las urbanizaciones más grandes de la zona, El Raso, en pleno verano.

La médica señala además que intentó registrar por sede electrónica y como persona física estas quejas sobre el consultorio ante el Ayuntamiento de Guardamar sin lograrlo, además de las firmas con las quejas de los propios vecinos de la zona. Y ha remitido distintas imágenes y vídeos en los que prueba sus intentos por resolver tanto el registro en el Ayuntamiento como las llamadas al servicio de mantenimiento de la Generalitat para resolver el problema del ordenador -en los que se refleja claramente la precariedad tanto del terminal como de la instalación- sin obtener respuesta.