Unas doscientas personas han acudido este domingo por la tarde a la convocatoria de PSOE, Los Verdes y Sueña Torrevieja y dos concejales no adscritos, para pedir al Ayuntamiento de Torrevieja que el proyecto de los dos rascacielos del Grupo Baraka de 26 alturas respete uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad desde principios del siglo XX, junto a la playa del Acequión. La protesta ha estado precedida por una recogida de firmas que ha reunido unas 2.000 rúbricas en las últimas semanas.

Concentración en el parque de Doña Sinforosa en el que se ha pedido que el proyecto de rascacielos respete la zona verde JOAQUIN CARRION

Los convocantes, que han contado con la asistencia de vecinos de la zona que van a perder sus vistas al mar han anticipado, entre duras críticas a la gestión de la mayoría absoluta del PP en el Ayuntamiento, han asegurado que se van a plantear nuevas movilizaciones. La concentración ha dado voz a muchos de los presentes al margen de los representantes políticos para que expresaran su rechazo al proyecto. A la protesta también han acudido algunos de los torrevejenses que lograron con su movilización tumbar un proyecto urbanístico que se planteó hace 30 años sobre la propia parcela de la zona verde.

Andrés Navarro, Israel Muñoz y Pablo Samper -portavoces de los partidos convocantes- han remarcado, sobre todo, que el proyecto de urbanización se apropia, en su opinión, del espacio público sobre unos diez mil metros cuadrados para garantizar las vistas a los propietarios de los futuros apartamentos, retirando el arbolado de gran porte.

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Imágenes del parque de Doña Sinforosa y los planos en los que se contempla eliminar los eucaliptos TONY SEVILLA/INFORMACIÓN

El alcalde Eduardo Dolón (PP) ha preferido eludir la polémica en plena temporada alta turística. Reitera desde hace meses que el proyecto del Grupo Baraka respeta y mejora este espacio público. Aunque el estudio de detalle aprobado por el pleno del Partido Popular en el último pleno de 2021 no aporta detalles de cómo se va actuar sobre la zona verde, más allá de las recreaciones virtuales del parque.

La oposición cree que los rascacielos y la urbanización de la manzana que los albergará se apropia del espacio público para uso de los propietarios de los futuros pisos de lujo. El alcalde asegura que se mantendrán los árboles y se mejorará la zona verde.

La oposición considera que esa dotación de servicios a toda la parcela -aceras, colectores, alumbrado, pluviales o saneamiento- es el argumento de la mercantil para "apropiarse" en el proyecto del parque como un pasaje directo de los propietarios de los futuros pisos de lujo a la playa portuaria -no autorizada para el baño-, eliminando vegetación de eucaliptos y pinos, que en algunos casos es centenaria.

El visto bueno a las dos torres implica la urbanización de la manzana en la que estarán integradas en el suelo situado entre el canal del Acequión salinero, la avenida Gregorio Marañón la playa y la calle Doña Sinforosa. Es decir, la empresa está "obligada" a reurbanizar el parque -también parte de la avenida como semipeatonal, en sus dos márgenes, y la calle adyacente que da a la playa como peatonal- . Esta última además también queda "integrada" en el espacio de las torres.

A juicio de los convocantes sobre el terreno quedará una explanada de servicio a los nuevos residentes porque se retira el muro perimetral del parque. Los técnicos de la empresa insisten en que los edificios deben tener "visual" sobre playa: que los árboles, algunos de los de mayor porte de Torrevieja con una altura equivalente a seis pisos, no pueden tapar las vistas a la bahía. La oposición también ha recordado que la planta baja y el entresuelo de los dos edificios estarán consagrados al uso terciario y creen que puede convertirse en una oferta comercial y hostelera de la entidad de una gran superficie en el centro de Torrevieja, cuando la oferta comercial y de ocio abierta en los últimos años y la prevista a corto plazo ya ha tenido un gran impacto sobre el pequeño comercio y la hostelería local.

El PP mantiene que tras la primera polémica sobre la propuesta urbanística presentada a finales de 2020, se exigió a la empresa la conservación de los árboles monumentales con un nuevo estudio de detalle -el Ayuntamiento no ha aprobado en pleno ese catálogo de árboles realizado en el anterior mandato municipal-, mientras algunos asesores del alcalde han realizado campaña en redes sociales recordando la inversión multimillonaria que realizará la empresa para levantar la promoción. Ese nuevo estudio sí hace mención a los árboles pero no especifica cuáles va a conservar o no.

Dolón incide en que ha sido la Generalitat ha validado el procedimiento de evaluación ambiental estratégica municipal en sus informes sectoriales. Las torres deben contemplar un 30% de su volumen residencial a un hotel -condición que permitió validar la libertad tipológica en altura en 2010-. La promotora no hace mención a esta oferta que vende casi exclusivamente como una oportunidad de inversión en Torrevieja, aunque el primer edil aseguró que si la empresa no cumple con ese porcentaje las torres no se levantarán.

Contra la aprobación del estudio de detalle se presentaron alegaciones -todas rechazadas- del PSOE, Los Verdes, y sobre todo, de Amigos de los Humedales del Sur de Alicante, que también respaldaba la convocatoria de este domingo, en la que también han estado presentes miembros de IU.

La protesta se ha enfocado en defensa del jardín romántico y no tanto contra los rascacielos, para los que el grupo promotor pidió licencia poco después del pleno de aprobación y que no ha obtenido todavía. Los rascacielos están amparados en una modificación puntual del PGOU de la libertad tipológica en altura y el uso hotelero aprobada en 2010 por el PP con el visto bueno de la Generalitat, y la tramitación del propio plan comenzó a impulsarse, como un procedimiento reglado, durante el anterior gobierno de izquierdas en minoría -en el que estaban presentes los tres partidos convocantes de la protesta de este domingo-. El Ministerio de Transición Ecológica, para este proyecto y el resto de torres previstas en la ciudad junto al mar avaladas en la libertad tipológica, ha informado en contra. Y en este caso y en el vecino proyecto de Metrovacesa ya ha presentado una demanda contencioso administrativa -no una denuncia-. Una acción judicial que tendrá que no impedirá la puesta en marcha del proyecto si el Ayuntamiento otorga la licencia. impacto si el Ministerio no pide y obtiene medidas cautelares del juzgado.

Lo que sí ha hecho la empresa es transformar la parcela donde se ubicará en un espectacular espacio de promoción de los propios rascacielos con un enorme stand desmontable, estanques y jardinería, entre otros elementos. Y ha contratado seguridad privada. El equipo de gobierno -Dolón es el concejal de Urbanismo- , sigue sin aclarar a INFORMACIÓN si la empresa ha solicitado declaración responsable y licencia de apertura para esta actividad de promoción. La oposición ha evitado centrar la concentración en el rechazo a las torres y focalizar su discurso en la conservación del espacio verde tal y como lo han conocido generaciones de torrevejenses, junto al canal del Acequión.

Historia y memoria colectiva de Torrevieja

El actual parque de Doña Sinforosa tiene su origen en una vivienda construida con amplios jardines junto a la playa del Acequión a principios del siglo XX. En aquel momento "la casa de los portales" formaba parte del incipiente interés que familias acomodadas murcianas y del interior de la Vega Baja tenían por Torrevieja como lugar de veraneo.

Según los datos recopilados por Francisco Sala Aniorte, cronista oficial de Torrevieja, fue la familia Ayuso la que levantó inicialmente el chalé y los jardines. Después la vivienda se iría ampliando con varios pabellones y una altura, además de una especie de grada con siete portales que se adentraban en la misma playa del Acequión dejando la residencia literalmente a orillas del mar. A finales de la década de los veinte fue vendida a Antonio Gómez, exportador de frutas de Abarán (Murcia), que llegó a la ciudad junto con su esposa doña Sinforosa Moreno Covos, natural de Madrid. Matrimonio que quedaría desde entonces ligado a la historia de la ciudad y de sus gentes.

Chalé y jardines de Doña Sinforosa a principios del siglo XX Darblade/ Colección Francisco Sala Aniorte

El carácter generoso de Sinforosa, que abrió las puertas de la vivienda y los jardines a la chiquillería de Torrevieja, dejó su impronta en la población torrevejense porque dio nombre desde entonces a un paraje que forma parte de la memoria colectiva de varias generaciones, y ya a finales de siglo XX, desaparecida la casa, quedaría su nombre en la actual zona verde.

A la izquierda del canal del Acequión ya se observan en 1929 los jardines de Doña Sinforosa. Vuelo de Ruiz de Alda David Pamies

Ya en 1929 la mancha de vegetación con grandes eucaliptos y pinos rodeaba la residencia de Doña Sinforosa y don Antonio, que destacaba como la única edificación al sur del acequión salinero en los trabajos fotogramétricos aéreos de Ruiz de Alda junto a sus cuidados jardines de diseño formal francés. Excepcional oasis de setos y parterres en el duro secano de la zona. Durante la Guerra Civil, la finca fue convertida en Hospital de Sangre del Socorro Rojo Internacional, que con doscientas camas recogió heridos de los frentes pasando en el chalé el periodo de convalecencia y recuperación. Sufrió algunos daños por los bombardeos de la aviación fascista italiana que apoyaba al bando franquista.

Pintura que capta la imagen de los jardines a principios del siglo XX/ Colección Francisco Sala Aniorte Colección Francisco Sala Aniorte

Doña Sinforosa murió en 1950 poco después de recibir la visita del doctor Gregorio Marañón. Su marido, Antonio Gómez, arruinado, falleció en la misma casa en 1964, y la titularidad de la vivienda y sus jardines pasó a manos de un banco. El Plan General de 1986, con la ciudad ya sumergida en la vorágine de la caótica explotación urbanística que se inició en los setenta y que no abandona, dispuso someter al espacio a un plan de reforma interior con suelo urbano y en 1991 llegó la propuesta para llevar a cabo un residencial con varias edificaciones en horizontal en primera línea. Pero fue descartado por una importante rechazo vecinal y manifestaciones y el gobierno local, liderado en ese momento por Pedro Hernández, tuvo que recular entonces e indemnizó a la empresa propietaria del suelo con tres millones de euros de la época para que se olvidara del proyecto.

El parque, con unos diez mil metros cuadrados de superficie, quedaba libre de edificación -y de hecho se convirtió en zona verde formalmente en ese momento-, pero no la parcela posterior, situada entre la zona verde y la avenida de Gregorio Marañón. En 1993 fue remodelado y se le dotó de su actual muro perimetral, incorporando el templete del Paseo Vista Alegre, convertido en aquella época en un solar para dar cobijo a un aparcamiento subterráneo. El entonces arquitecto técnico municipal, Emilio Gómez Jover, respetó en este caso en el proyecto la fisonomía de jardín romántico original.

Pero el mismo alcalde que tuvo que echarse atrás por la presión vecinal quince años antes, sacó adelante en 2010, con el visto bueno de la Generalitat y sin informe alguno de Costas la libertad tipológica que permite ahora la construcción de los dos rascacielos de 26 alturas y que "integra" la zona verde en el proyecto de urbanización, y otros quince en parcelas en primera línea del litoral local.

Un parque que para el Grupo Baraka, con sede en Murcia y dirigido por el polémico promotor oriolano Trinitario Casanova, ha perdido en su espectacular despliegue publicitario el Doña -quizá demasiado pueblerino para las tendencias del marketing inmobiliario- por el más instagrameable de "Sinforosa".