La adquisición del Palacio del Marqués de Rafal en Orihuela por parte de la Generalitat, por 2,4 millones de euros -que incluye su archivo histórico-, es todo un símbolo. Porque supone el desembarco del presidente Ximo Puig en una comarca con un sentimiento de abandono histórico, y a pocos meses de las elecciones en un territorio donde el PSOE tiene poco peso, salvo en plazas como Guardamar, Rojales, Dolores y Rafal, en contraste con la mayoría absoluta del PP en Torrevieja y varios años de gobierno de los populares en Orihuela, aunque esto último ha cambiado a raíz de la moción de censura que en abril le dio el bastón de mando a la socialista Carolina Gracia.

No en vano, este espacio se ha convertido en una nueva sede de Presidencia de la Generalitat, la cuarta en la Comunidad. Hasta ahora solo se encontraba en las tres capitales de provincia, por lo que ahora se reconoce a Orihuela como sede histórica y capital de la Gobernación. Además, las instalaciones albergarán -probablemente en septiembre- la oficina del Plan Vega Renhace, que desde que se abrió -hace un año y medio- se encuentra en el PROP, el programa que el Consell presentó en septiembre de 2020, un año después de la terrible DANA que asoló la comarca, como una hoja de ruta para fortalecerla ante fenómenos adversos, al mismo tiempo que establecer una estrategia para acercarse al sur.

Prueba de ello es que cuando Puig fue hace unos días a la capital de la Vega Baja para anunciar la compra del palacio aprovechó para avanzar una inversión para la ampliación en un 40% del Hospital Vega Baja de 70 millones, la mayor en ejecución en la provincia, por delante de la del hospital de la Marina Baixa, de 60 millones.

Pero también es un símbolo porque se centra en dos ejes clave: patrimonio y cambio climático. Es decir, por un lado, recupera un edificio histórico en una ciudad que precisa inversión urgente en la mejora y mantenimiento en su gran volumen de patrimonio; por otro lado, será la sede de un centro de investigación y gestión de los riesgos y eventos extremos derivados del agua con el objetivo de ofrecer medidas mitigadoras para adaptar el territorio a los nuevos escenarios de cambio climático, con especial énfasis en el sector agrícola.

Cabe destacar, como si se tratara de una reminiscencia, que el último marqués de Rafal, Santiago Pardo Manuel de Villena, una de las personalidades más influyentes de la primera mitad del siglo XX, fue el primer comisario de aguas del río Segura, por nombramiento real, antes de que se creara la Confederación Hidrográfica del Segura. 

Además, en un contexto de una comarca que demanda fortalecer su tejido económico y productivo, no es baladí que el palacio se estrene solo una semana de su compra con la visita de la consellera de de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital, Josefina Bueno, en una primera visita institucional que supone la puesta en marcha de una nueva línea de investigación que abarcará a los 27 municipios de la Vega Baja para continuar incidiendo en su regeneración.

Antonio Alonso, director de la oficina Vega Renhace, y Josefina Bueno, consellera de Innovación

En la línea de las actuaciones del Plan Vega Renhace, se ha referido a que esta sede será un referente en la gestión inteligente del patrimonio cultural, además de destacar la creación del Distrito Digital en Orihuela, que supone tener un espacio físico y virtual dedicado a investigar las implicaciones culturales, sociales y económicas del uso de la tecnología digital y su divulgación en el público en general, así como la apertura del Centro de Investigación Agroalimentaria en el Campus de Desamparados de la UMH.

Antonio Alonso, director de la oficina del Plan Vega Renhace, tras su encuentro con Bueno, ha enfatizado la necesidad de que este proyecto vaya más allá de la atención de la emergencia de septiembre de 2019 y sea "una herramienta que, a través de la investigación, haga progresar y avanzar a la comarca en diferentes ámbitos, y de este modo se convierta en un centro de referencia.

Puertas abiertas

Este histórico inmueble ya es público después de su compra a los herederos, los tres hijos y la viuda del último marqués de Rafal, así que abre sus puertas a la ciudadanía. Desde el Plan Vega Renhace se está trabajando en una agenda y calendario de actividades para poner en valor y hacer visitable la parte del edificio con mayor valor patrimonial, así como la creación de un espacio museístico y cultural.

Para conocer los entresijos de los Rocamora y sus descendientes, la familia más rica y poderosa de todo el Bajo Segura a lo largo de la historia moderna. De hecho, la ciudad nombró Caballero Cubierto a muchos de sus miembros. Y curiosidades como la cadena que hay en la entrada principal del palacio como símbolo de que fue estancia de un futuro rey -Don Juan Carlos durmió en una de sus estancias en 1958-.

En suma, se rescata un inmueble que entronca con la historia de la comarca y capitalidad histórica del antiguo Reino de Valencia en una ciudad marcada por haber dejado escapar -y perder- el legado de Miguel Hernández.

Porque contra los ataques de amnesia, todo comenzó en 2020 con el empeño de que la historia no se desmembrara por parte de Javier Sánchez Portas, historiador y exdirector de la Biblioteca Pública Fernando de Loazes.

En sus salones se ubicará el archivo histórico del marquesado, que cuenta con 89 registros notariales, herencias, particiones de bienes y más de 9.000 documentos del siglo XVI al XXI de un marquesado que tenía en propiedad municipios como Benferri o Granja de Rocamora, incluyendo particiones en Rafal, Dolores y otros territorios, que dan cuenta de la conformación de la comarca. Unos 30 metros lineales de documentación que, tras un inventario, están a la espera de catalogarse para contribuir a la investigación histórica de la Vega Baja.

Características del palacio

A comienzos del siglo XX, Isabel Manuel de Villena, que entre otros títulos nobiliarios era marquesa de Rafal, cede a su hijo Alfonso Pardo Manuel de Villena el título, y este adquiere en 1901 un edificio en la actual plaza de Ramón Sijé y lo transforma en su residencia en Orihuela, realizando diversas reformas y ampliaciones del edificio. Procedente de su casa en Benferri, traslada la portada, una obra de cantería del siglo XVIII con un escudo nobiliario, que está colocada en el acceso a la planta noble. También se conservan suelos de cerámica valenciana de mediados del siglo XIX y puertas con hasta cuatro siglos de historia.

En pleno centro histórico, tiene más de 2.000 metros cuadrados repartidos en un bajo y dos plantas, con 16 balcones en la primera y 11 ventanas en la segunda. Destacan también su escudo esquinero y sus grandes escudos en las portadas de acceso a la escalera principal y su jardín de más de 200 metros.