No es lo habitual en Guardamar. Pero el pleno ordinario del Ayuntamiento estuvo marcado el viernes por la bronca, la expulsión del concejal de PP -45 minutos después de que el alcalde lo ordenara-, además de los pitos, pancartas y la identificación de la Policía Local de un grupo de vecinos de la playa de Babilonia que protestaban en la sesión, y que también terminaron en la calle.

El ambiente ya comenzó a caldearse cuando menos parecía que podría ocurrir. Con la votación de un Plan de Juventud, el típico punto en el que los grupos defienden sus posiciones sin más trascendencia. El alcalde José Luis Sáez (PSOE), cuestionó en su intervención final del debate previo a la votación que algunos grupos de la oposición se dedicaran -anticipó que iba a usar un término coloquial- a "putear" a la juventud de Guardamar al haber pedido en la sesión que el asunto se quedara sobre la mesa.

El concejal del PP, Jesús Huertas, que había defendido en su intervención la posición de dejar el asunto sobre la mesa se dio por aludido, y exigió que el primer edil retirara esa acusación. Pero lo que hizo Sáez fue retirarle la palabra. Huertas se puso pie y volvió a reclamar, visiblemente enfadado, recordando que tiene hijas jóvenes y señalando a Sáez para que retirara esa alusión. No lo logró y Sáez y Huertas se enzarzaron en una discusión que terminó con alcalde ordenando su salida del pleno, tras dos avisos. Huertas anticipó que no se iba si no lo echaba la Policía Local. No había agentes y se quedó.

Expulsión en diferido

Unos tres cuartos de hora más tarde un nutrido grupo de propietarios de viviendas de Babilonia, amenazados por el Ministerio de Transición Ecológica con perder sus concesiones en primera línea del litoral y que reclaman una actuación urgente del Gobierno que paralice la regresión de la playa, llegaron al salón de plenos para intervenir supuestamente en ruegos y preguntas. Pero su entrada fue bastante ruidosa, con una pancartas y pitos. El alcalde, que dejó rápidamente la sesión junto a sus ediles, ordenó a la Policía que interviniera para el desalojo. Y aprovechando que la Policía Local ya había llegado -que el Pisuerga pasa por Valladolid- hizo efectiva en ese momento, la del concejal del PP, Jesús Huertas. Vicente Zaragoza, portavoz popular dejó también el salón de plenos.

Por cierto, esa secuencia de la expulsión, que interrumpió momentáneamente la sesión ha sido editada y cortada en el vídeo en directo de la emisión del pleno que el Ayuntamiento suele colgar en you tube -aunque forma parte de la propia sesión y el secretario debería dejar constancia en el acta-. Sí aparece, en torno al minuto treinta la bronca entre Sáez y Huertas, porque no interrumpió el pleno. El secretario, sin que el primer edil se lo pidiera, advirtió que como responsable del asesoramiento legal del pleno lo que acababan de hacer los vecinos está prohibido por la ley. Los vecinos le dieron las gracias y le recordaron que había más representantes legales -también entre quienes protestaban-.

Prosiguió el pleno y llegó el punto del orden del día de la aprobación de la ordenanza de uso de la vía pública que el PP y una parte de la hostelería rechaza por imponer restricciones al uso del espacio público con sillas y mesas. Fue respaldada por los socialistas, que cuentan con una amplísima mayoría absoluta de 11 concejales frente a los seis que suma toda la oposición: La ordenanza fue rechazada por el PP -con un voto en contra, el del portavoz Vicente Zaragoza -el otro edil presente estaba expulsado y otros dos concejales populares no aparecen por los plenos desde hace meses- y obtuvo la abstención de IU y Cs, un edil cada uno. 

La situación del PP

El pleno del viernes dejó entrever la más que extraña situación del grupo municipal del Partido Popular en Guardamar. El PP cuenta con cuatro ediles en la Corporación pero dos de ellos hace meses que no dan señales de vida en las sesiones plenarias. Isabel Arenas tomó posesión en febrero de 2020 de su cargo público en sustitución de otro edil. No ha vuelto por el Ayuntamiento. Tampoco aparece desde hace 18 meses el edil Gonzalo Herranz Martín.

UNA REIVINDICACIÓN COORDINADA DE 33 ASOCIACIONES EN CINCO PROVINCIAS POR LA REGENERACIÓN DE LAS PLAYAS

La protesta de vecinos de Babilonia fue una previa de la ruidosa protesta que han protagonizado el paseo marítimo para que Costas trabaje en la regeneración de los tramos de literal en regresión. Estos vecinos se han sumado a la convocatoria de 33 asociaciones en cinco provincias -el denominado Movimiento Mediterránea - que exige actuaciones urgentes de la administración para regenerar las playas, aunque su pelea tiene como principal motivo en Guardamar la decisión del Ministerio de Transición Ecológica de no renovar desde 2018 las concesiones de más de sesenta viviendas que están en dominio público a pie de playa. Los vecinos mantienen una recurso en la Audiencia Nacional contra esa decisión que debería haberse resuelto hace meses. Mientras no lo haga las concesiones siguen en pie. Sí han decaído para las viviendas en estado de ruina y que de forma inmediata Costas ha ordenado derribar en los últimos años. Los vecinos han ganado un par de batallas judiciales a la administración: un juzgado permitió que protegieran sus casas del oleaje. El Ministerio entiende que el límite superior que han alcanzado los temporales en los últimos años hacen inviable la presencia de la pintoresca hilera de viviendas, algunas centenarias, al norte del casco urbano, nacida hace casi un siglo, junto a las dunas. Los vecinos alegan por su parte que la regresión tiene causas muy concretas, más allá del cambio climático. En concreto las obras de encauzamiento del río Segura y su desembocadura que con su mota central, aseguran, impiden que los sedimentos arrastrados por el río regeneren la playa. Antes de esas obras, aseguran esgrimiendo algunos informes científicos que llegaron a exponer en una comisión en las Cortes Valencianas, la arena arrastrada por las avenidas era conducida al litoral norte de Guardamar de las corrientes de norte a sur y los temporales de levante. Ahora son desviados al norte. La aportación de sedimentos también ha disminuido con la hiperregulación del río Segura, que cuenta con numerosos embalses a lo largo de su cuenca y por la construcción del puerto Marina de las Dunas en la desembocadura. Otros informes descartan esta causa y consideran que una dinámica de regresión las propias casas forman parte del problema, además de entrañar un peligro para sus ocupantes cada vez que hay temporal. Las viviendas cuentan además con valor patrimonial -algo que está avalado también desde punto de vista de la investigación histórica-, dado que en el paisaje forman parte de una singularidad arquitectónica de viviendas de veraneo de hace un siglo entre la playa y el sistema dunar. Antes incluso de que se realizara la repoblación de pinar que evitó que el casco urbano de Guardamar fuera sepultado por la arena. El Ministerio mantiene que se ha demostrado en las zonas donde se han derribado viviendas, al no reclamarse la prórroga de la concesión o por estado de ruina, la playa ha ganado en anchura en conexión con la pinada.