Jóvenes Agricultores ASAJA Alicante manifiesta su preocupación por las "terribles consecuencias" que podría tener para la agricultura la llegada de un temporal de lluvias en la zona de la desembocadura del río Segura durante los próximos meses, y denuncia "la inmovilidad" del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) por "la absoluta dejadez y abandono del tramo viejo del río", donde el carrizo, las cañas y el lodo taponan la salida natural de todas las aguas de la Vega Baja a través de seis azarbes.

El principal escollo para que el Gobierno actúe son las figuras de protección ambiental que recaen en este espacio, como humedal dentro de la red natura y zona de especial protección para las aves (ZEPA), además de albergar especies vegetales y animales concretas protegidas. La administración que debería dar el visto bueno a la actuación no es ni la Confederación Hidrográfica del Segura (Miteco), ni la Generalitat: tiene que informar Costas, que también depende del Miteco, porque es competente en los quinientos últimos metros del río, que son los que están colmatados por lodos, y que, tras tres tres años de la DANA no se ha pronunciado.

Vehículos atravesando la carretera N-332 inundada por la DANA de 2019 y que ejerció de efecto barrera para la evacuación de los azarbes desbordados de la huerta Axel Alvarez

Asaja recuerda que la Agencia Estatal de Meteorología, no hay precedentes de un bimestre junio-julio tan cálido como el de 2022, que supera en tres décimas al mismo periodo del histórico verano de 2003. Con el mar Mediterráneo a más de 30 grados, la elevada posibilidad de gota fría acecha sobre una comarca, a juicio del colectivo agrario, "con todos los deberes por hacer. Han transcurrido tres años desde la DANA y no ha habido voluntad para subsanar los problemas de la desembocadura ni para plantear un protocolo de actuación que permita prevenir los importantes daños que sufrió nuestra huerta”.

Los responsables del Plan Vega Renhace del Consell han anunciado reuniones para concretar medidas sin avanzar durante estos tres años, entre otros motivos porque la Generalitat no tiene competencias para actuar en la zona del río colmatada por lodos.

En este sentido, el agricultor guardamarenco Francisco Mora, reclama la urgente limpieza, dragado y mantenimiento del cauce viejo del río Segura para que las aguas encuentren su salida natural, y pone sobre la mesa otras posibles soluciones que ayudarían a evitar inundaciones, como elevar la carretera N-332 entre Guardamar del Segura y San Fulgencio para suprimir el efecto barrera que mantuvo bajo las aguas a miles de hectáreas de cultivo y zonas urbanas durante la DANA del 2019, o la construcción de un cuarto ojo del puente Carlos III en Rojales. “Es una pena, pero ha habido tiempo y dinero y no hay ningún resultado visible… no hemos aprendido nada”, lamenta.

“Las consecuencias de la inacción de las autoridades la pagaríamos nuevamente los agricultores, que con nuestro trabajo en el campo mantenemos un espacio ambiental en nuestros pueblos de manera gratuita", señala.

Mora transmite la "gran preocupación" de los agricultores de la parte baja de la comarca ante un episodio de lluvias torrenciales, que verían peligrar la próxima campaña de hortalizas de invierno, como la alcachofa, la calabaza, el boniato y la ñora. A pesar de que ASAJA reclamara a la Confederación Hidrográfica del Segura la necesidad de invertir y mejorar la capacidad hidráulica de desagüe de la desembocadura para evitar otro desastre como el ocurrido en 2019, donde se tuvieron que lamentar pérdidas humanas e incalculables daños materiales y agrícolas, y que se publicara que la Conselleria de Agricultura autorizaba la limpieza del río, hasta la fecha no se ha llevado a cabo ninguna actuación al respecto en ese tramo en concreto.

Tras la DANA de 2019 se habilitaron dos compuertas para evacuar una parte de las aguas del cauce viejo al nuevo aunque el alcalde de Guardamar. También se ha avanzado en redactar en un proyecto para elevar el tramo de la N-332 que ejerce efecto barrera.

La misma fuente asegura que el riesgo de inundación puede "ser crítico" en municipios como Guardamar, San Fulgencio o Dolores, al recibir el agua de drenaje de las zonas altas más rápidamente a raíz de la mejora de la capacidad hidráulica de las acequias y azarbes de la Vega Baja que la Conselleria de Agricultura ha acometido en la Fase I del Plan Vega Renhace, donde ha realizado una inversión de casi 35 millones de euros en la mejora de acequias de Almoradí, Orihuela, Catral y Callosa del Segura. Estas actuaciones no solo promueven un riego más eficiente, sino que también aminoran el riesgo de inundación por el mejor funcionamiento de los azarbes en dichos municipios, pero, "por contra, al no disponer de una parte baja del río limpia con buena capacidad de evacuar el exceso de agua, la zona de la desembocadura se vería gravemente afectada en caso de temporal". En este sentido, el presidente de la asociación agraria alicantina, José Vicente Andreu solicita una actuación urgente a MITECO, máximo responsable del mantenimiento del río y ramblas, y señala que “este departamento solo se preocupa de amenazar a los agricultores con que les va a cortar el agua, el agua buena, el agua que da vida, la que crea riqueza. Sin embargo, no se acuerda de proteger al campo del agua que destruye, la que arruina a los campos y en este caso en concreto, a la Vega Baja”. 

Obras de urgencia en septiembre de 2019 en las que se comunicó el cauce viejo, a la derecha, con el nuevo del Segura para desalojar el agua que inundaba la huerta, San Fulgencio y las Dayas Axel Alvarez

El dragado es cosa de Costas

Por su parte, el alcalde de Guardamar del Segura, José Luis Sáez señala que la actuación necesaria de dragado en los últimos quinientos metros del río antes de la desembocadura es competencia de Costas, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), porque forma parte del dominio público marítimo terrestre. Añade que desde la DANA de 2019 se están planteando soluciones que pasan sobre todo por el dragado de este tramo. El problema es que la cota del lecho del río ya está elevada con los lodos de sedimentos sobre la zona en la que desembocan los azarbes. El agua se tapona en ese punto, a lo que ayuda en situaciones de DANA los temporales de levante, que hacen que se eleve la presión del agua del mar sobre la salida de agua del río.

El primer edil, que es además juez de aguas de Guardamar, señaló que tras la DANA se realizaron dos compuertas que permitirán evacuar aguas del cauce viejo al nuevo y además de que se tienen que poner a prueba "solo desalojarían una parte del caudal que vaya a llegar desde los azarbes" por lo que el dragado es necesario. Sáez dice que es consciente de las figuras de protección que amparan este tramo del río pero habría que considerar si en el caso puntual y urgente de una DANA hay que dar prioridad a las vidas humanas que se pueden salvar con un dragado que tenga en cuenta todos los condicionantes ambientales, sin tocar la vegetación de ribera de los márgenes.

Sobre la petición reiterada de Asaja señala que este año ya no hay margen para hacer una obra con proyecto y licitación pública. "Lo único que podemos hacer ahora es pensar en tener un dispositivo de maquinaria pesada previsto en caso de que se taponara el cauce como ocurrió en la DANA y poder actuar de urgencia en ese momento".

En los sucesivos anuncios del Plan Vega Renhace se ha indicado que es necesario "actuar". Sin embargo, además de las reuniones con las partes implicadas los responsables del plan no han podido concretar más actuaciones, precisamente porque la Generalitat -que es la que vela por el cumplimiento de la protección ambiental- no tiene competencias para dragar el cauce, ni tampoco la CHS, que ha descartado cualquier actuación de dragado. El único proyecto negro sobre blanco con estudios avanzados es el que pretende elevar la carretera N-332 para evitar que siga ejerciendo barrara para el paso de las aguas desbordadas de varios azarbes que desembocan en el cauce viejo, que es lo que ocurrió en septiembre de 2019. El tramo se mantuvo abierto a los vehículos con un palmo de agua porque no había otras vías de comunicación abiertas durante esos días tras la gota fría.