Callosa de Segura ha vuelto a demostrar que es la ciudad del cáñamo. Tras dos años de suspensión por la pandemia, con motivo de las fiestas patronales y de Moros y Cristianos en honor a San Roque, este domingo se ha celebrado la 34 edición de la demostración nacional de los trabajos artesanales del cáñamo. Así, manos expertas han recreado las labores de agramado, espadado, rastrillado, trenzado de soga, cabos, cuerdas y redes, así como confección de suelas, botas y zapatillas, rememorando que Callosa ocupó el primer puesto de la producción nacional cañamera hasta más de la mitad del siglo XX.

Antiguos trabajadores en cada oficio han participado en esta jornada que han coordinado la Escuela de los Trabajos Artesanales del Cáñamo y el Museo del Cáñamo, además de las concejalías de Fiestas y Patrimonio. También se ha guardado un minuto de silencio en homenaje a Joaquín Parra Ruiz, profesor emérito de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela (EPSO-UMH), que promovió los cultivos para la recuperación del cáñamo; a Fina Illán Cuadrado, maestra zapatillera; a Manuel Torá Ruiz, maestro espadador, y al agricultor Higinio Manchón.

Después, se ha realizado la cuarta feria de muestras de productos de los nuevos usos del cáñamo.

Por parte de la escuela y del museo, Roque Albert ha recordado que continúa la mesa del cáñamo, que conforman ambas entidades junto con el Ayuntamiento, la EPSO, empresarios, sindicatos agrícolas y técnicos con el objetivo de realizar un borrador de un Plan Estratégico del Cáñamo que abarque diferentes áreas. Este primer documento, que estará listo en octubre, será un estudio completo en la materia que facilitará el acceso a fondos europeos y nacionales para recuperar estos trabajos en un cultivo característico de la Vega Baja que tiene futuro, por ser sostenible y regenerar el suelo.