La laguna de Torrevieja se ha convertido este año en uno de los principales espacios naturales de España con mayor éxito de reproducción de flamenco común. Algunas fuentes aseguran que con más de cuatro mil quinientas parejas reproductoras el número de pollos nacidos en Torrevieja podría superar a las que se han censado en la laguna salada malagueña de Fuente de Piedra, referente en la península en el éxito reproductor de esta especie.

Por eso tampoco es de extrañar que ochenta días después de eclosionar los primeros huevos se hayan producido algunos encuentros llamativos entre flamencos extraviados de su guardería y salineros e incluso vecinos de las urbanizaciones que rodean el humedal, situadas relativamente cerca de la zona de cría.

En los últimos días se han producido tres de estos hallazgos de aves jóvenes despistadas. De momento, ha ocurrido en las inmediaciones de las instalaciones de la salinera y los animales se han podido recuperar, pese a que alguno había terminado cuajado en sal y deshidratado. Pero no se descarta que en las próximas semanas los flamencos den el salto y aparezcan por carreteras o playas de la comarca, como ya ocurrió tras la primera nidificación de 2020.

Federico Kenzelmann Area, salinero, fotógrafo y apasionado de estos animales, señala que lo principal es, además de avisar a Policía Local o Guardia Civil, llamar inmediatamente al centro de recuperación de fauna de Santa Faz en Alicante (96 593 80 85). E intentar que el ave esté tranquila, mejor en una caja de cartón, y como mucho, darle de beber. Normalmente, si el centro tiene medios suficientes se encarga de recoger directamente al animal. También puede colaborar el personal del parque natural de la las lagunas de Torrevieja y La Mata, que de hecho ha rescatado a alguno de estos ejemplares en los tres años consecutivos en los que los flamencos han decidido repetir nidificación en Torrevieja. «No hay que intentar alimentarlas. Filtran microorganismos del agua de la laguna.

Los únicos flamencos que comen peces son los de cartón piedra que colocaron en la rotonda», sonríe Kenzelmann mientras recuerda lo poco fieles a la realidad que son las figuras de flamencos ubicadas en una de la principales glorietas de tráfico de la ciudad. En la mayoría de los casos estos ejemplares jóvenes se recuperan pronto con suero para rehidratarlos y han terminado regresando a la guardería con el resto de la colonia, en una localización que les va a permitir mantener la tranquilidad hasta que echen a volar definitivamente.