El colectivo “La libertad es su derecho”, dedicado a la defensa de los derechos humanos en los campamentos saharauis de Tinduf (Argelia), ha denunciado en el marco de la 51ª Sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra la situación real de la vida de la población en estos campamentos, solicitando una intervención urgente de la ONU para que se proporcionen soluciones prácticas y definitivas, especialmente para los colectivos más vulnerables, como son las mujeres y los niños, que son utilizados como herramienta de propaganda política del Frente Polisario.

En una conferencia celebrada en el Club Suizo de la Prensa, las promotoras del colectivo, Elisa Pavón y Bienvenida Campillo, han denunciado -a través de sus respectivas vivencias, conocimientos y experiencias personales-, cómo, en su opinión, los campamentos saharauis en Argelia se han convertido "en la mayor cárcel a cielo abierto del mundo, bajo la opresión dictatorial del Frente Polisario", protegido por Argelia, de la que la población saharaui quiere "escapar para dejar de vivir en la miseria, sin libertad ni derechos y en condiciones climatológicas extremas, atenazados por un régimen de terror".

Bajo la premisa de que "las cosas no son como nos las cuentan, sino como nos demuestran que son", Pavón y Campillo abordaron en la conferencia, apoyadas por una proyección de fotografías que avalan sus afirmaciones, cómo son las condiciones de vida cotidiana en los campamentos de Tinduf, donde el Frente Polisario, a su juicio, "conculca los derechos de la población a un nombre y a una nacionalidad, a la salud, a la educación gratuita y de calidad, a la libre expresión y opinión y a la protección frente a la pobreza y sobre cualquier forma de violencia sobre ellos, individual y colectivamente".

Con imágenes del periodo 1983 a 2016, mostraron cómo las condiciones de vida en los campamentos saharauis no han cambiado en décadas de aislamiento. Pavón aseguró que “el Frente Polisario ejerce su poder sobre la población a través de una ley del silencio similar a la Omertá de la mafia siciliana, en la que testigos, víctimas e incriminados prefieren callar por miedo a represalias o para proteger a los culpables”.

Además, en su intervención, Pavón valoró que “se trata de una población en la que cada ciudadano se ha convertido en vigilante y vigilado por autoprotección, haciendo de la saharaui una sociedad desconfiada, amedrentada, interesada y llena de amargura, odio y sed de venganza”.

Los niños, los ancianos y las mujeres son los colectivos más vulnerables y Elisa Pavón y Bienvenida Campillo se adentraron en unas realidades de las que nadie habla porque, según ellas, “el miedo de la población es el mayor aliado del Frente Polisario”.

“El Frente Polisario ejerce su poder sobre la población a través de una ley del silencio similar a la Omertá de la mafia siciliana, en la que testigos, víctimas e incriminados prefieren callar por miedo a represalias o para proteger a los culpables”

Elisa Pavón - Portavoz del colectivo

Según Pavón, “ambas tenemos allí personas a las que queremos mucho, que nos han ayudado en nuestra lucha. Nos vemos impotentes ante la magnitud de la opresión y el poder del miedo impuesto, tanto que nos ha llevado a alcanzar un nivel de desilusión y decepción tan grande que consideramos imprescindible romper el silencio y contar una verdad que nadie se atreve a revelar, cuyo foco neurálgico es el programa Vacaciones en Paz, en el que los menores saharauis son utilizados como medio para obtener financiación de administraciones públicas, de las propias familias de acogida y para promover acciones de propaganda política con menores en España”.

Acto en el club de la prensa suizo vega

Doce años de colaboración

Para Campillo, tras 12 años de colaboración y participación en el movimiento solidario con el pueblo saharaui, “la peor experiencia de mi vida fue vivir el secuestro de mi hija de acogida en los campamentos, un delito amparado, defendido y protegido por el Frente Polisario en base a un código de honor aferrado a la tradición y cultura, que no es más que una práctica discriminatoria de violencia extrema contra la mujer que viola los Derechos Humanos y las Libertades Individuales y las obliga a vivir una vida impuesta”.

Campillo aseguró que “esas niñas acogidas en Vacaciones en Paz, cuando crecen y son adultas, son secuestradas con el único fin de casarlas y que sean madres de nuevas generaciones de niños que continúen alimentando el monstruo de una mafia de la que es muy difícil escapar, porque el Polisario ha hecho negocio hasta de la expedición de pasaportes, que cuestan 2.000 euros en los campamentos”.

Ambas, en su calidad de defensoras de los Derechos Humanos, han expuesto cómo “han sido víctimas de amenazas, insultos y distintas prácticas de amedrantamiento por parte del Frente Polisario y su entorno, porque -explican- hemos tenido el valor romper el silencio y luchar por los derechos de una población que vive en una sociedad carente de valores, adoctrinada en el odio y atenazada por el miedo, donde los tráficos ilícitos han convertido los campamentos en un polvorín de desigualdades sociales, inseguridad y desprotección," a pesar de tratarse de una población en la que el propio Frente Polisario defiende que está compuesta por un 45% de menores de edad.

Pavón y Campillo han pedido a la ONU “una intervención urgente para que se termine con la impunidad del Frente Polisario y su movimiento solidario, así como para que se promueva la aplicación de medidas excepcionales de control antifraude para la gestión de la ayuda humanitaria y los fondos de cooperación al desarrollo que se otorgan para los campamentos saharauis de Tinduf”. Por último, han hecho hincapié en “la imposibilidad de continuar llamando “refugiados” a la población de los campamentos, ya que no están adscritos al Estatuto del Refugiado y no disponen de documentación válida, causa de otra violación de Derechos Humanos por parte de Polisario hacia su propio pueblo, al que conculca el Derecho a una Identidad Jurídica Propia”.