Las entradas Mora y Cristiana no coincidirán con la exposición pública del Oriol

Así, la tarde antes de que los oriolanos puedan contemplar de nuevo el emblema de la ciudad discurrirá el desfile infantil (domingo 16 de julio), por lo que es poco probable que suceda lo mismo que en estas pasadas fiestas.

La semana grande de Orihuela concluyó este año con sabor amargo, sobre todo por la larga duración de la Entrada Mora, cuya embajada recayó en la comparsa de los Moros Musulmanes Escorpiones, protagonizando un boato descomunal, con cifras de récord, y también extralimitado en cuanto a su duración.

El adelanto de la cita a las 20.15 horas no fue suficiente para que el desfile no se acabara solapando con la exposición pública del Oriol. Tan solo el boato, con caballos, dromedarios, bailes, cinco carrozas, 13 escuadras y 10 bandas de música con hasta mil músicos, duró más de dos horas, cuando la asociación fijó 60 minutos como límite. 

En suma, el desfile terminó a la 1.20 horas, por lo que cuando a medianoche se expuso el emblema de la ciudad hubo quien aún estaba desfilando o presenciando el espectáculo, perdiéndose el reencuentro con un instante tan querido por los oriolanos después de tres años de espera.

Esto dejó malestar entre los festeros e incluso la junta central lo consideró "una falta grave".

No fue la única polémica que trajo consigo el desfile de la Entrada Mora. El momento clave fue cuando el embajador apareció sobre un escorpión, el símbolo de su comparsa, como en un trono a hombros de medio centenar de personas negras. Muchos calificaron este hecho de racista, xenófobo, clasista y excluyente, mientras que otros lo justificaron con el argumento de que es una recreación histórica.

En suma, un boato que generó grandes dosis de expectación y que levantó admiración pero también indignación.