Ante la época de sequía que se prevé, la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) ha adoptado medidas cautelares para mantener la cantidad de aguas subterráneas, declaradas formalmente "en riesgo de no alcanzar el buen estado cuantitativo dentro del Dominio Público Hidráulico de la cuenca del Segura". Esto es, se extrae más agua de la que es capaz de reponer el ciclo natural.

Esta decisión, según ha publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el pasado sábado, afecta a los recursos hidráulicos que se encuentran en el subsuelo de los acuíferos. Así, no se permitirán concesiones o autorizaciones que supongan la asignación de nuevos volúmenes, salvo las excepciones que contempla el Plan Hidrológico de la Demarcación Hidrográfica del Segura, entre los que se encuentran las concesiones para atender las demandas ya existentes y consolidadas de abastecimiento de población que no puedan ser satisfechas con recursos alternativos.

Tampoco se permitirán modificaciones de los aprovechamientos, ya inscritos en el Registro de Aguas, que impliquen un aumento de su demanda real, a no ser que en una explotación se produzcan cambios en los tipos de cultivo implantados por otros que precisen de una mayor dotación hídrica que los que existían cuando se produjo la concesión.

Es decir, la modificación de superficies de riego que posibilite la rotación de cultivos, la aplicación de las aguas en zonas más productivas o un mejor aprovechamiento del recurso tendrá la consideración de mantenimiento de la explotación.

No obstante, para evitar deterioros adicionales sobre las masas de agua declaradas en riesgo, la CHS revisará el volumen máximo concedido de aquellos aprovechamientos en los que se detecte una variación en los tipos de cultivos para adecuarlo a las necesidades reales y asegurar la atención de la explotación con la menor dotación posible.

Estas medidas, en el caso de la Vega Baja, afectan al acuífero de Cabo Roig y al Terciario de Torrevieja. Con todo, según fuentes consultadas, su repercusión en la comarca es escasa, ya que el uso de las aguas subterráneas en la zona es muy limitado debido a su baja calidad por salinidad.

La junta de gobierno de la CHS adoptó las medidas cautelares en su última reunión

Las otras masas de agua subterráneas de la cuenca del Segura son las de Tobarra-Tedera-Pinilla, Pino, El Molar, Jumilla-Yecla, Ascoy-Sopalmo, Serral-Salinas, Quibas, Santa-Yéchar, Aledo, Bajo Guadalentín, Cresta del Gallo, Triásico de las Victorias, Triásico de Carrascoy, Alto Guadalentín, Mazarrón y Águilas, así como los de Bullas, Conejeros-Albatana, Ontur, Cingla y Sierra Espuña.

En todas ellas se aplicarán las medidas cautelares decretadas para impedir nuevas concesiones o autorizaciones que impliquen la asignación de nuevos volúmenes.

Escasez y mal estado de las aguas

Un reciente informe de Greenpeace -SOS Acuíferos- advierte de que en la cuenca del Segura un 60% de las masas presenta mal estado cuantitativo -escasez- debido a extracciones masivas para obtener agua para riego, mientras que un 30% está en mal estado cualitativo -contaminación- por la filtración de abonos nitrogenados y otros compuestos químicos como fitosanitarios y plaguicidas.

En la demarcación, con una demanda actual de 1.695 hectómetros cúbicos al año, tanto de agua superficial como subterránea, el principal consumo es para el regadío (un 85%), seguido por las redes de abastecimiento urbano (11,5%). Hay cerca de 450.000 hectáreas destinadas a la agricultura, de las que algo más de 260.000 son de regadío.

En España 353 masas de agua subterránea -sobre un total de 804- se encuentran en mal estado, lo que supone un 44%, lo que da cuenta del problema creciente de las reservas de agua, según recoge la radiografía de la organización ecologista.