Sin ánimo de celebración sino de lucha contra la violencia machista y sus consecuencias, ha comenzado la marcha del 25N, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, en la puerta del Ayuntamiento de Orihuela con proclamas para terminar con el silencio, la indiferencia y la aceptación que la justifican, y en aras de una sociedad justa y libre de machismo para mujeres y hombres. 

Así, durante todo el recorrido se han alzado voces contra la desigualdad y el sometimiento hasta la llegada a la glorieta Gabriel Miró, donde ha intervenido la concejala de Igualdad-LGTBI, Patricia Menárguez, para dar paso a la lectura de los nombres de las 38 mujeres asesinadas este año: «¡Ni una menos!». Después, se ha pronunciado el manifiesto de la Mesa de Igualdad, que en esta ocasión le ha correspondido a Vega Bajas Acoge, poniendo especial énfasis en la escalada de chicas cada vez más jóvenes -muchas de ellas a partir de los 14 años- que son víctimas de violencia machista. 

Una violencia que a menudo usa las nuevas tecnologías como forma de control extremo, pero de forma sibilina hasta el punto de que se está normalizando que les vigilen el móvil, que se les recomiende qué ponerse o con quién quedar, cuándo hablar o qué foto subir a redes. Situaciones que se convierten en costumbres que dificultan el reconocerse como víctima y, por tanto, pedir ayuda y salir de esa relación peligrosa.

«Los golpes, los insultos o los asesinatos dependen de la voluntad de cada cual; la violencia que algunos hombres ejercen sobre las mujeres no viene dada por la naturaleza masculina, como tampoco existe una condición femenina que nos lleve a ser sumisas», ha recalcado el manifiesto, que ha terminado con varias reivindicaciones que se leyeron en español, árabe y ucraniano para pedirles a ellas que no callen ni acepten ningún tipo de control en nombre del amor, y a ellos que no ejerzan ni toleren ninguna forma de machismo en sus vidas ni entorno. Y en suma, a toda la sociedad: que nadie mire a otro lado. Rechazo y denuncia sin excusas.

La atención en el servicio municipal aumenta un 48%

El Servicio de Municipal de Atención a Víctimas de Violencia de Género (Semavig) ha atendido a un total de 131 mujeres a lo largo de 2022, lo que supone un incremento del 48 por ciento con respecto al año anterior. Del total de usuarias, 98 accedieron al servicio de atención psicosocial integral y, de estas, 87 presentaron denuncia (68 de ellas obtuvieron órdenes de protección). Otras 33 mujeres acudieron al Semavig para solicitar información y orientación respecto a los servicios disponibles.

Por grupos de edad, las mayores tasas de incidencia se concentran en los segmentos de entre 38 y 47 años y de 28 a 37 años. También acudieron al servicio municipal tres menores de edad.

En cuanto al vínculo o relación que las víctimas de violencia de género tienen con el agresor, 39 de ellas mantenían relaciones de pareja con convivencia y 28 han sido agredidas dentro del matrimonio. El 57,14 por ciento de las usuarias mantenía relaciones de entre unos meses y seis años, aunque todavía existe un un porcentaje alto de víctimas que llevan más de 13 años de relación con ellos.

"Uno de los aspectos en los que hemos de incidir es que 72 usuarias tienen hijas e hijos", ha manifestado la concejala de Igualdad-LGTBI, Patricia Menárguez, que ha insistido en que la violencia machista también de forma directa a los niños, sin olvidar que pueden pasar a convertirse en un objeto de agresión hacia sus madres, por parte del agresor, en los casos en que se produce violencia vicaria.

En relación al lugar de residencia de las víctimas atendidas, 61 mujeres residían en el casco urbano de Orihuela, 24 en Orihuela Costa y 13 en pedanías del municipio. Asimismo, 53 del total de usuarias son de nacionalidad española, seguidas por las europeas. "Este dato coincide con los aportados por distintos organismos y estudios nacionales que nos dicen que las víctimas de violencia de género son mayoritariamente españolas, frente a aquellas creencias erróneas que vinculan la violencia de género a un problema propio y exclusivo de la inmigración y de otras culturas", ha añadido Menárguez.