¿Pingüinos en Alicante? Las alcas tordas pasan el invierno en la provincia

Cientos de ejemplares de esta singular ave marina desviados por las borrascas del atlántico norte llegan a las costas alicantinas anticipando su invernada/ Ambientalistas y biólogos subrayan que la especie protegida no es de la familia de los pingüinos y detectan una elevada mortandad de ejemplares porque han llegado muy desnutridas

Alca común desplegando sus alas en el litoral de Santa Pola

Alca común desplegando sus alas en el litoral de Santa Pola / SERGIO ARROYO (AMIGOS DE LOS HUMEDALES DEL SUR DE ALICANTE)

D. Pamies

D. Pamies

En las últimas semanas las costas de Alicante han acogido la llegada de alcas comunes, una singular ave marina aclimatada a latitudes mucho más frías que el Mediterráneo. Normalmente no arriban en gran número, ni siquiera todos los inviernos, pero no es tan rara su observación en algunas zonas de la costa alicantina en especial entre el Cabo de Santa Pola y la desembocadura del Segura. También en Torrevieja y Orihuela Costa sobre todo entre los meses de enero y febrero, según se explica desde Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA), un veterano colectivo conservacionista que ha realizado seguimientos y estudios sobre la presencia de esta curiosa especie del hemisferio norte en el litoral alicantino

Cientos de ejemplares desplazados por los temporales

Pero este año, desde finales de noviembre y principios de diciembre, se ha adelantado además con la presencia de cientos de ejemplares que, por otra parte, están muy desnutridos. Docenas de estas aves se están recogiendo muertas orilladas en las playas y otras han sido rescatadas para intentar que se recuperen, como ha ocurrido este fin de semana en que un practicante de paddel-surf ha recogido a un ejemplar en la playa de la Glea -se subió a la tabla, según recoge el blog Crónicas Naturales, del biólogo torrevejense Juan Antonio Pujol-. También están siendo avistados numerosos ejemplares en aguas más tranquilas dentro de la bahía torrevejense, junto al Club Náutico.

Pujol explica los motivos de esta inusual entrada de miles de ejemplares de alcas comunes al Mediterráneo: han sido empujadas por la severidad de las borrascas del Atlántico norte. "Es inevitable que muchos ejemplares -entre ellos muchos jóvenes- lleguen muy debilitados a nuestras costas y traten de conseguir alimento, y si es de una forma fácil, es decir, no gastando demasiada energía, mejor. Por ello muchas alcas quedan enganchadas en anzuelos de pescadores recreativos con caña, o en los tresmallos de los pescadores profesionales", señala Pujol que recuerda, por otra parte, que el alca común es una especie protegida y que en el caso de capturar accidentalmente algún ejemplar, o encontrar alguno herido en la costa, "se debe llamar al Centro de Recuperación de Alicante para que lo lleven a sus instalaciones y lo rehabiliten".

Un ejemplar de alca común en aguas de Santa Pola

Un ejemplar de alca común en aguas de Santa Pola / SERGIO ARROYO (AMIGOS DE LOS HUMEDALES DEL SUR DE ALICANTE)

Origen de la confusión

La alca común pertenece a la familia Alcidae . Pero hubo otra especie, la llamada alca gigante, extinta a finales del siglo XIX y de la misma familia que la común, a la que se denominaba como pingüino. Fue cuando los británicos llegaron en sus exploraciones al hemisferio sur que emplearon esa misma denominación, la de pingüino, para referirse a lo que se conocía como "pájaros bobos", que no volaban y además estaban encuadrados en una familia totalmente distinta la de los Spheniscidae, quedando así como los "actuales" pingüinos.

De ahí la confusión que hace que los ambientalistas y biólogos se echen las manos a la cabeza cada vez que tienen constancia de que identifican un alca común directamente como un "pingüino". Su único vínculo con ellos es haberse adaptado "de forma similar a condiciones ecológicas parecidas, en un claro ejemplo de la denominada convergencia evolutiva", según explica Sergio Arroyo, presidente de AHSA, en uno de sus artículos sobre la presencia del ave en Alicante.

De esa confusión lingüística, y por qué no decirlo, del cierto parecido que los no entendidos encuentran en el plumaje, en sus alas pequeñas -aunque por supuesto, las alcas vuelan-, y en un cuerpo adaptado a los hábitos marinos, se explica que en redes sociales e incluso en un diario digital se asegurara que un pescador de Alicante había capturado un pingüino con una caña de pescar, aunque del parecido a la realidad va un trecho.

Tipo torpedo y hábitos marinos

Aclara Arroyo en el mismo artículo de la revista La Matruca, que es un ave de mediano a pequeño tamaño, con un cuerpo compacto, tipo torpedo y cola corta. Sus pequeñas alas y la ubicación de sus cortas patas en la parte más baja del cuerpo, complementan las características morfológicas adaptadas a sus estrictos hábitos marinos, que "solamente abandonan para reproducirse". Su plumaje blanco en las partes inferiores y negro en las superiores, "forma parte también de su adaptación a los ambientes acuáticos, dificultando su localización por los depredadores, tanto marinos como aéreos".

Reproducción y migración

Su área de reproducción se extiende desde Terranova y península del Labrador, la costa oeste de Groelandia, Islandia, Fenoescandia, islas Británicas y Bretaña francesa. Las poblaciones del norte son principalmente migradoras y en las más sureñas los jóvenes, especialmente de primer año, realizan también "largos desplazamientos de carácter migratorio". En esos desplazamientos los más jóvenes se dirigen a aguas costeras más cálidas en invierno, llegando por el oeste a las costas de Nueva Inglaterra y por el Atlántico este a Marruecos y el Mediterráneo occidental. Y esos son los que terminan recalando en Alicante.

Se alimenta principalmente de pescado, que complementa con invertebrados marinos. Captura sus presas en aguas poco profundas, entre los 2 y los 5 metros, sumerge la cabeza para localizarlas y bucea aleteando enérgicamente bajo el agua. A veces también aprovecha para robar presas a otras especies de aves marinas, como las gaviotas.

Alca común hallada en la playa de La Mata el pasado viernes

Alca común hallada en la playa de La Mata el pasado viernes / CRÓNICAS NATURALES

Santa Pola, Guardamar, Torrevieja...

La alca común cuando llega a Alicante se queda todo el invierno. La zona donde habitualmente se realizan las mayores concentraciones es el tramo de costa comprendido entre la desembocadura del río Segura al sur y las salinas de Santa Pola al norte. Zonas de aguas poco profundas y fondos arenosos, señala Arroyo. Aunque también se están observando estos días, normalmente se trata de ejemplares exhaustos, en Torrevieja y otros puntos de la costa alicantina.

La mayor cita registrada para la especie en este enclave se trata de un censo de 711 ejemplares, realizado el 5 de enero de 2000. Con condiciones meteorológicas adecuadas, se pueden observar siempre cerca de la costa cómo van en busca de los peces que componen su dieta o cómo descansan en la superficie arreglándose el plumaje. 

A la hora de zambullirse y bucear también se pueden comparar con los cormoranes -otra de las especies para el catálogo de los "pingüineros" sin tener nada que ver con ellos-. A finales del mes de febrero, las alcas emprenden el viaje de regreso a sus zonas de reproducción. En Alicante la mortandad de estas aves se produce por su enganche con trasmallos de pesca y anzuelos de pesca deportiva, es lo que le ocurrió al pescador aficionado al que se le quedó enganchado "el pingüino".

Causas

Sobre el hecho de la llegada abrupta a aguas de Alicante este año y su elevada mortandad Arroyo, que es ornitólogo, se muestra prudente: "Son invernantes comunes en el Mediterráneo. Hasta hace unos años eran muy abundantes en La Marina y Guardamar. Llegaban independientemente de la climatología. Con mucha diferencia interanual. Había años con muchisimas y otros sin apenas avistamientos. Es muy difícil saber las causas que les han llevado a hacer este movimiento pero por el estado de desnutrición que parece que han llegado algunas de ellas podría deberse a falta de alimento en otras zonas de invernada del Atlántico. De todas formas es difícil saber las causas". Y solo como ejemplo explica que el año pasado se censaron 15.000 alcas en el Estrecho mientras entraban al Mediterráneo.

Hasta ahora, ninguno de los cadáveres recogidos y analizados en la provincia de Alicante por la Conselleria de Transición Ecológica han dado positivo en gripe aviar, enfermedad que sí ha diezmado poblaciones de otras aves marinas en el Atlántico norte, como es el caso de los alcatraces, según añade Pujol.

Zepa

El también ornitólogo y miembro de AHSA, Miguel Ángel Pavón, observó cuatro ejemplares en la zona marina de la desembocadura del Segura el pasado 27 de noviembre. En este sentido Pavón recordó que esta zona es la única del litoral entre Santa Pola y Orihuela Costa que sigue sin estar protegida como Zona de Especial Protección de las Aves (ZEPA).