Jaime Javaloy: "El mundo de hoy es mejor que el de ayer, pero la felicidad y el bienestar son aburridos titulares"

El director médico de la Clínica Baviera, que trabaja como cirujano oftalmólogo, ha publicado «Así lo veo yo» (Ediciones Vitruvio), superando el pudor que provoca dar a conocer los rincones de su vida interior con la idea de ofrecer enseñanzas y herramientas vitales que puedan ayudar a otros. Siempre manteniendo a raya a su peor enemigo -el ego-, en el libro Jaime Javaloy trata más de 80 temas y reflexiones relacionadas con el crecimiento personal con un enfoque práctico.

¿Por qué escribe un oftalmólogo un libro sobre desarrollo personal? 

Para ser sincero nunca pensé en publicar mis notas. Durante el primer año de la pandemia fui realizando anotaciones en mi teléfono móvil, reflexiones que me venían a la mente en el que considero que es el momento más lúcido y creativo del día: el que sigue al rato que dedico a meditar por la mañana temprano. De ahí el título del libro. Las di a leer un día a un amigo, que además es mi jefe en el trabajo, y me insistió en que debía compartirlas. De hecho, la Fundación Baviera se ha encargado de todas las gestiones necesarias con la editorial para que el libro vea la luz.

¿De qué va «Así lo veo yo»?

Pues trata de cómo percibo yo los principales aspectos de la vida. En principio no eran más que unas notas inconexas. Cuando decidí publicarlas, intenté darles algún hilo conductor con el objeto de presentarlas con cierto orden y sentido. De esta forma, en primer lugar, expongo mi visión acerca de nuestras principales fortalezas y debilidades para enlazarlas después con otros temas como el de la propia vida o las relaciones con los demás. En definitiva, expresa mi filosofía de vida, una instantánea de mi alma en un momento determinado de mi periplo vital.

En la presentación del libro subrayó algunas experiencias vitales que le condujeron a ver la vida de esta forma desde el punto de vista del fracaso. ¿Es mejor fracasar que triunfar?

En cierta medida, sí, porque aprendemos muy poco de nuestros éxitos y mucho de nuestras derrotas. Por otra parte, muchas de las circunstancias que en un momento consideré desafortunadas se convirtieron con el tiempo en bendiciones, con lo que considero poco acertada nuestra irresistible propensión a juzgar inmediatamente lo que nos sucede como bueno o malo. La realidad no es buena ni mala, simplemente es. Somos nosotros quienes le damos un tinte positivo o negativo en función de lo que en determinado momento consideramos ventajoso o inconveniente.

Entonces, ¿en qué consiste el éxito? 

El éxito es llevar una vida que esté en armonía con tus objetivos vitales. El famoso neuropsiquiatra Viktor Frankl consiguió sobrevivir al horror del campo de exterminio de Auschwitz. Observó allí que las posibilidades de salir con vida eran mayores para aquellos presos que tenían una razón por la que seguir adelante. El ritmo de vida actual invita a correr de forma desenfrenada sin considerar siquiera dónde está la meta. Una vida con sentido es una vida de éxito.

Algunas de las actividades a las que ha dedicado su vida como el deporte de competición o la cooperación en África sin duda tendrán algo que ver con lo que refleja en el texto.

Somos el resultado de la combinación de la carga genética que recibimos y las experiencias que vivimos. El deporte me ha aportado fuerza de voluntad, disciplina, capacidad de superación, comprensión de la importancia de trabajar en equipo y resiliencia. La cooperación fue, durante una parte importante de mi vida, una fuente de aventuras, así como de intensas experiencias humanas y profesionales. A día de hoy, sobre todo contribuye a sostener uno de mis objetivos vitales más importantes: el de hacer cosas útiles. 

Dedica muchas páginas a hablar sobre el ego. ¿Es realmente el ego el enemigo?

Sin duda alguna, el ego causa la mayor parte del sufrimiento en el hombre. Nos hace caer en la ilusión de que somos diferente a todos y a todo. Es el origen del miedo (tememos por nosotros y amamos para los demás), la avidez y la aversión. En su dimensión colectiva, la estupidez de considerar que un grupo humano es diferente y por tanto superior a otro ha originado millones de muertes a lo largo de la Historia.

Guerras, crisis económicas, injusticias… ¿Cree que se puede mirar el mundo con optimismo a día de hoy?

Si se considera el nivel de riqueza alcanzado gracias al desarrollo tecnológico, nunca el mundo fue mejor que en la actualidad. Una persona de renta baja en un país como el nuestro tiene una vida que es objetivamente mejor que la de un burgués acomodado que vivió hace un par de siglos. Es bastante posible que mi generación sea la primera en la Historia de España que no haya tenido que vivir una guerra. La injusticia y la desigualdad están enraizadas en la naturaleza de las relaciones humanas, pero es innegable que el mundo de hoy es mejor que el de ayer. Lo que sucede es que la felicidad y el bienestar son aburridos titulares para las portadas de los periódicos.

Ya está el libro en la calle. ¿Y ahora, qué? 

Ahora, a vivir.